Un par de famosas conjeturas de Julius Wellhausen sobre los textos de Mateo y Lucas (y III) (84-03)

Hoy escribe Antonio Piñero

Concluimos hoy este especie de miniserie sobre un aspecto de la llamada “crítica textual de los Evangelios”, es decir, la ciencia que se esfuerza por editar el mejor texto posible de los Evangelios (y del resto del Nuevo Testamento, por supuesto), el texto más cercano al original perdido, a través del estudio sistemático de las copias manuscritas que han llegado hasta nosotros.

Como decíamos en la postal del día anterior, hay una parte de reconstrucción que se basa en una labor detectivesca: adivinar qué texto arameo subyacente hay detrás de la tradición transmitida en griego (obviamente, en casos de los dichos auténticos de Jesús, se trata de una traducción; por tanto, los "dichos" conservados en greigo son siempre material de segunda mano) de las palabras de Jesús, e intentar así acercarse aún más al original.

Esta tarea está muy relacionada con el estudio científico de los “semitismos” (frases griegas pero con sabor a una lengua semítica, hebreo o arameo). A este propósito quiero tomar un párrafo de mi obra El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos, El Almendro, Córdoba, de 1995, p. 181, escrita en colaboración con Jesús Peláez, que parafraseo un poco:

El estudio científico de los semitismos comenzó a expandirse entre el público científico sobre todo a partir de las obras de Julius Wellhausen. Era éste muy famoso por sus estudios de Antiguo Testamento –él fue el que extendió la teoría de que el Pentateuco, los cinco primero libros de la Biblia, habían sido compuestos por medio de una compilación de material procedente de varias manos: yahvista, elohísta, sacerdotal, deuteronomista, etc.- cuando publicó su “Introducción a los tres primeros Evangelios (Berlín 2ª ed. 1911; y en el mismo año, otra introducción al Evangelio de Juan).


Hay listas de semitismos de los Evangelios en muy diversos libros. Quizá la más accesible sea la que se halla (especialmente semitisimos sintácticos) en la obra de Maximilian Zerwick, El griego del Nuevo Testamento, vers. Española de Editorial Verbo Divino, Estella, 2007.

Wellhausen es también el autor del famoso dicho “Jesús fue un judío, no un cristiano”. Como esta frase ha sido siempre un tanto problemática para algunos, ofrezco -para los interesados- una suerte de comentario: el artículo de Hans Dieter Betz, “Wellhausens’s Dictum ‘Jesus was not a Christian, but a Jew’ in Light of Present Scholarship“, Studia Theologica 45 (1991) 83-110. Reimpreso en Antike und Christentum, Gesammelte Aufsätze IV, Mohr, Tübingen, 1998, 3ss. Betz argumenta que en la situación presente de la investigación este dicho tiene aún plena y absoluta validez.

Para reconstruir el tenor original de las sentencias de Jesús defendía Wellhausen, contra Gustav Dalman (autor también famoso por una obra sobre las “Palabras de Jesús” y su reconstrucción en arameo “Die Worte Jesu”, Leipzig 1898) un acercamiento metodológico al arameo popular, cristiano palestinense e incluso siríaco, alejándose de comparaciones con el arameo de los rabinos posteriores (siglos III en adelante) que podría ser engañoso.

Posiblemente las dos conjeturas más famosas de J. Wellhausen quizá sean las siguientes:

Primera: Comparación de Mt 10,12 con Lc 10,5:

Mt: “Al entrar en la casa, saludadla” (griego: aspásasthe autén)

Lc: “En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’” (griego: légete eiréne)


Ambas lecturas apuntan a que el texto subyacente es arameo: el vocablo shlm era el término subyacente, que puede traducirse de los dos modos. La tradición de la frase es única, pero la traducción al griego, doble. Jesús no dijo las dos cosas, sino una que aparece en versiones distintas en la tradición recogida por cada evangelista. Y también, aunque sea doble estamos, pues, posiblemente -con estas dos frases griegas- ante una tradición que se retrotrae, por lo menos, a la transmisión de los primeros creyentes galileos en Jesús.

La segunda: comparación de Mt 23,26 y su paralelo en Lc 11,41:

Mt: “¡Fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!”.

Lc: “Dad más bien limosna de lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros”

Esta diversidad se explica por una confusión a la hora de traducir al griego un imperativo arameo dakku, “limpia/limpiad”, que fue leído mal, o confundido con zakku, “dad limosna”.

Aquí quizá podamos quedarnos con la duda de qué fue exactamente lo que dijo Jesús, pero sabemos que estamos tocando también con los dedos una tradición muy antigua.

El “criterio de reconversión al arameo” para determinar la historicidad de las palabras de Jesús no es contado por la mayoría e los autores entre los criterios primarios, pero sí entre los más importantes de los secundarios para afirmar esa historicidad. Véase Gonzalo del Cerro,“Criterios de historicidad para la reconstrucción de la figura del Jesús histórico. Algunas reflexiones sobre su valor”, cap. 8 del libro ¿Existió Jesús realmente?, Raíces, Madrid 2008, pp. 201-228.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com


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Noticia para los interesados:

En el otro blog que mantengo “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“Dios como padre en los escritos de rabinos cercanos a Jesús”

Manera de llegar a este blog:

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