El Jesús de David Flusser (85-01)

Hoy escribe Antonio Piñero

Si viaja alguno a Israel y tiene la ocasión de hablar con estudiosos judíos de hoy día, y saca el tema de los estudios judíos sobre la figura y significado de Jesús de Nazaret, casi invariablemente sale a la luz el nombre de David Flusser. Para muchos fue -al menos a finales del siglo XX- como la bandera, el mejor exponente de los eruditos que desde el punto de vista hebreo moderno se acercan a Jesús.

La mayoría de ellos conocen la obra de Joseph Klausner, pero citan invariablemente a Flusser con un cierto entusiasmo. Hace poco tiempo hablé con Schlomo ben Amí y coincidió en la cita del personaje, con lo que me ha venido a la memoria lecturas quizá ya añejas…, pero totalmente válidas. Quiero recordar en esta postal –y probablemente en alguna más- la aportación señera de Flusser a la imagen que hoy tenemos de Jesús de Nazaret.

En castellano, que yo sepa, se ha traducido hace años la breve obra siguiente: Jesús en sus palabras y su tiempo, Cristiandad, Madrid, 1975. Algunos de los lectores de este blog han advertido del "peligro" que tienen las obras de los autores judíos a saber, de recalcar tanto la judeidad de Jesús, que se puede correr el riesgo de olvidarse de “lo nuevo, lo específico, para nosotros cristianos lo decisivo de la personalidad de Jesús”, como comenta Joaquín Losada, el encargado por el editor de hacer un prólogo específico a la obra de Flusser. En 1975 se necesitaba tal aditamento porque en el panorama español era poco usual tal tipo de publicaciones. Y es éste el mismo peligro que corremos Fernando Bermejo y yo mismo, puesto que escribimos en el mismo sentido

Joaquín Losada ha escrito también en ese prólogo que Flusser reduce la figura de Jesús a la de

“un rabino, algo singular, dentro de la venerable familia de los maestros de Israel. ¿Fueron las cosas así, o tenemos que enfrentarnos a una deformación producida por el método que no deja hueco a la percepción de los rasgos específicos?” (p. 17).

Entre esas deformaciones señala Losada que Flusser no presta la debida atención a la "singularísima conciencia profética de Jesús” entendida dentro de la escatología del ambiente. “Lo profético y lo escatológico tienen una importancia en Jesús no suficientemente reflejada en este libro de Flusser”.

Vayamos, pues, a esta queja: soy consciente de que se puede correr el riesgo de no percibir la originalidad de Jesús. Y Fernando Bermejo también lo es. Pero, quien así argumenta no ve que también existe el peligro contrario: se ha insistido tanto y en algunos casos tan equivocadamente en esta originalidad, que se ofrece como el Jesús de la historia algo que muy probablemente nunca lo fue.

Opino que es absolutamente necesario recalcar aquello que casi se ha olvidado. Por ejemplo, al “rebufo” de Joaquim Jeremias, se ha repetido hasta la saciedad que el uso por parte de Jesús de “Abba” es “algo nuevo e inaudito” en el judaísmo. Esta proposición no es cierta.

Otro caso: recuerden mi interés por poner de manifiesto, en el tema "Jesús y la mujeres", cómo el Nazareno –en contra de lo que se manifiesta universalmente- no hizo ninguna declaración ni acto expreso alguno que supusiera un manifiesto de la necesidad de cambiar el estatus de la mujer en le judaísmo. Y por supuesto tampoco “creó el matrimonio monogámico”, como se ha pretendido, ni elevó a la mujer “a la mayor dignidad posible”, como continuamente se afirma.

Y por último, recuerden los lectores la larga serie de Fernando Bermejo sobre las concomitancias entre Jesús y Juan Bautista, que yo mismo he comentado –y que aún sigo-, y las protestas de algunos lectores de que estamos “judaizando a Jesús” olvidando lo esencial.

Creo que no lo hacemos, puesto que lo específico se pone de relieve continaumente entre los cristianos, sino que insistimos en aquello que se olvida. Por tanto, no sólo creo que es absolutamente necesario recalcar el judaísmo de Jesús no sólo para compensar lo que, a mi modo de ver, se dice en contra, sino también porque esa judeidad de Jesús se corresponde con la verdad de la historia…, en tanto en cuanto nos es accesible a través de los escasos documentos disponibles.

Alguna vez he manifestado que uno de los grandes problemas de la teología del siglo XXI es cómo explicar la distancia, a veces infranqueable, entre la ideología y religión de Jesús y la teología de sus seguidores. También he indicado que el método de la “cristología implícita” en las acciones y palabras de Jesús (es decir, que algunos hehcos y dichos de Jesús apuntan o inician desarrollos posteriores en el sentido de la divinidad de Jesús) no es suficiente. Y, por último, para retomar el tema de esta postal y volver a la queja de Joquín Losada, diría: “lo profético y lo escatológico” que echa de menos en Flusser son ¡rasgos típicamente judíos de Jesús puestos de relieve por otros autores!

De G. Vermes tomo prestada la idea -incoada en su libro Jesús el judío y más desarrollada en La religión de Jesús- de que si el Jesús de la historia levantara hoy la cabeza y se le confrontara con el credo que se recita en la misa católica -que es básicamente el credo del Concilio de Nicea complementado por el Calcedonia (credo niceno-constantinopolitano)-, aceptaría las tres primeras y las dos últimas de las aproximadamente 29 proposiciones de ese credo, a saber:

Creo en Dios padre omnipotente
Creador del cielo y de la tierra
Y de todas las cosas visibles e invisibles […]

Esperamos la resurrección de los muertos
Y la vida del mundo futuro. Amén

De los 24 restantes no habría suscrito ninguna, y es seguro que le habrían desconcertado bastante.

En síntesis, y a propósito de la obra de Flusser, creo que debemos seguir insistiendo en la religión y religiosidad judías de Jesús, en su profunda judeidad, aunque a la vez procurando ser absolutamente objetivos resaltando todo lo que de novedoso aporta Jesús, y dejando para los teólogos la tarea de cómo se coadunan el Jesús de la historia y el Cristo de la fe.

Seguiremos, pues, con Flusser. Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com

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En el otro blog de “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El problema de los textos en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles”

de Gonzalo del Cerro

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