Obras de Josefo. La "Guerra de los judíos" (y III) (400-7)



Hoy escribe Antonio Piñero


No es de extrañar -por lo dicho en las postales anteriores- que la Guerra de los judíos gozara de particular favor entre los cristianos de siglos posteriores: éstos vieron en la devastación de Judea, en la toma y saqueo de Jerusalén, más el incendio del Templo, un justo castigo divino… hacia un pueblo deicida. Y además contado no por un cristiano, lo que sería sospechoso, sino por un compatriota de los que asesinaron a Jesús, y por tanto en principio nada inclinado a hablar mal de ellos.

La Guerra de los judíos tuvo un éxito moderado entre los paganos y bastante entre los cristianos. Parece que ya en el siglo IV se había traducido la Guerra al latín, obra quizá de Rufino de Aquilea, y que por la misma época y a la misma lengua se había hecho ya una especie de traducción libre de esta obra, parafrástica por un lado o condensatoria por otro, que circulaba bajo el nombre de Hegesipo (¿corrupción de ex- Iosippo =[“obra de Josefo]?).

En el siglo X, en la Italia meridional, un judío compuso una versión al hebreo, denominado el Josippon, probablemente a partir del Hegesipo latino. Los eslavos tuvieron también desde el siglo XIII su versión de la Guerra, que contribuyó en extremo a extender el conocimiento del historiador en el este de Europa.

La Edad Media y el Renacimiento continuaron transmitiendo la "Guerra", y ésta se tradujo a diversas lenguas europeas. Dentro de España fue Cataluña la región adelantada en las traducciones “modernas”. En 1482 aparece la versión al catalán de Nicolás de Spindeler, y diez años más tarde se produce la primera edición en castellano por obra de Alonso de Palencia. Desde el XVI al XVIII se cuentan unas treinta ediciones en diversas lenguas romances.

En España se ha estado leyendo y reeditando hasta hace muy poco la vetusta, pero agradable versión de Juan Martín Cordero, humanista valenciano que publicó su obra castellana en París en 1549. La Biblioteca Clásica Gredos tiene una traducción moderna, y muy fiable, con excelente introducción y notas aclarativas y críticas, obra de Jesús Nieto Ibáñez.

Pasamos ahora a la siguiente obra importante de Flavio Josefo.


II. "Las Antigüedades de los judíos"

Casi veinte años después de la aparición de la Guerra, hacia el 93/94 d.C., vio la luz en Roma la segunda obra más importante de Josefo que suele conocerse como las Antigüedades de los judíos. Su título, traducido al pie de la letra, sería la Arqueología judaica, lo que remeda un encabezamiento parecido del historiador griego Dionisio de Halicarnaso (Antigüedades romanas). La obra de Josefo pretende ser una historia global del pueblo judío desde la creación del mundo hasta el estallido de la gran rebelión contra Roma (66 d.C.), narrada ya en la Guerra.

Las "Antigüedades", obra vasta y riquísima en datos históricos a veces únicamente atestiguados en ella, fue concebida por Josefo paralelamente a su trabajo anterior sobre la “Guerra”. Sin embargo, la misma amplitud de la tarea hizo que se demorara su publicación. Las Antigüedades están divididas en dos partes principales cada una con diez libros, y ya no están dedicadas al Emperador (a la sazón Domiciano), sino a un tal Epafrodito.

Parece como si el historiador se hubiera distanciado un tanto de su función de cronista y, hasta cierto punto, adulador de la dinastía de los emperadores flavios, y se atreviera a publicar una obra nueva por su cuenta. Este hecho no significa que el emperador del momento, Domiciano, le hubiera disminuido sus favores, pues hizo al escritor importantes concesiones fiscales (Vida 429).

Componer una historia completa del pueblo judío en la Roma de su momento era un acto de valentía, pues la política del Emperador tendía a favorecer la religión tradicional como importante factor de unión política, y veía con malos ojos otras religiones, en especial orientales, como el cristianismo y el judaísmo. En opinión de Domiciano, las religiones extranjeras tendían a disgregar el ánimo de las gentes respecto a la devoción debida al Imperio, a Roma y a los valores tradicionales (de la religión romana), que aún eran la argamasa que sostenía ideológicamente el entramado imperial.

Las "Antigüedades" se dividen en dos partes:

- La primera abarca en diez libros el lapso temporal que va desde la creación del mundo hasta el destierro del pueblo judío a Babilonia.

- La segunda, en otros tantos volúmenes, narra los hechos desde el Destierro al comienzo de la “Gran Rebelión”.

En la postal siguiente presentaremos un breve resumen de ambas partes.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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