Bach, coral BWV 709

¡Feliz domingo! Vamos con la ración de Bach semanal. Espero que las estés disfrutando y que te sepan tan a poco que a lo largo de la semana saques algo de tiempo para escuchar más cosas del viejo peluca. En mi caso, si me permites la confesión, no hay un día sin que escuche algo de él, y casi siempre disfruto de varias obras suyas en la misma jornada. Crea en mí cierta fascinación que me hace que casi compulsivamente escuche su música. ¡Y no me arrepiento, al contrario!

De nuevo, vamos a conocer algo de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Algunas citas sobre él que pueden ser disfrutables: su hijo Carl Philip Emanuel dijo: «La música de mi padre tiene intenciones muy altas. Se supone que no son para complacer al oído sino para que el corazón se emocione». El también compositor Max Reger comentó que Bach era el inicio y el final de toda la música. Un grandísimo maestro como fue Robert Schumann afirmó que todos somos aficionados al lado de Bach. El rey Federico II de Prusia le proporcionó al maestro su famoso tema que originaría luego «La ofrenda musical». Conoció también a los hijos pero comentaba que «solo hay un Bach». El maestro de Eisenach nos llega hasta lo profundo de nuestro ser, hasta nuestra fe. En ese sentido, el compositor germano-argentino Mauricio Kagel dijo que habrá compositores que no crean en Dios pero seguro que todos creen en Bach. En fin, podríamos seguir hasta el infinito y solo darnos cuenta de que son palabras que no llegan a su música.

Ejemplo de ella es el coral «Herr Jesu Christ, dich zu uns wend», BWV 709. Desde el principio, la obra nos sorprende por su simplicidad, con el cantus firmus en la voz de soprano, que se ve poco a poco enriquecida y va avanzando de forma solemne y lenta. Las otras tres voces la acompañan de una forma también sencilla invocando siempre a Jesús para que nos ayude en nuestro caminar. Parece ser que el estilo nos remonta a los años jóvenes de Bach, quizá del periodo de Weimar o incluso puede que de Mühlhausen ya que suena algo arcaico pero siempre con un sabor muy característico suyo. Una nueva miniatura que nos maravilla, como todo lo que compuso el maestro.

La interpretación es de Andrea Marcon al órgano.

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