Música onomatopéyica



¡Feliz jueves! Los compositores, haciendo gala de su creatividad, siempre han intentando imitar sonidos, ya sean de la naturaleza u otros más artificiales pero que les permitiese componer algunas obras de lo más curiosas. Es el caso de nuestro maestro de hoy que destaca por este tipo de obras, de entre la gran cantidad de piezas para teclado que compuso. Su nombre es uno de los grandes nombres del Barroco, de una gran familia, y no es la de los Bach... ¿Adivinas a cuál pertenece?


Hoy nos visita François Couperin (1668-1733), compositor francés nacido en muerto en París. Como puedes ver es casi estrictamente contemporáneo de Bach. Es el representante más conspicuo de la familia Couperin, predominante en el barroco francés. La producción más destacable de su obra es las piezas para teclado, con más de 220 composiciones, divididas en cuatro libros. En Copuerin hallamos tanto la influencia italiana como la del todopoderoso Lully pero supo combinar sabiamente ambos estilos que puso por igual en algunas composiciones. En 1719 fue nombrado clavecinista del rey Luis XV, puesto que probablemente conservó durante varios años. El rey tuvo buen ojo al nombrar para su servicio a quien era el mejor compositor de Francia de la época, sobre todo en música para clave y para órgano, así como un destacable pedagogo. Parece ser que también sacó tiempo en su ajetreada agenda para organizar conciertos, tanto en Versalles como en los alrededores. Todo un ejemplo de músico barroco.

Una de sus piezas más conocidas es Le Tic-Toc-Choc, ou les Maillotins y pertenece a la suite 18 (que él llamó «ordre») de piezas para teclado. El origen del nombre no es del todo conocido pero parece que «Tic-Toc-Choc» hace referencia a tres palabras que significan pulso, golpe y choque. Parece ser que eso describe lo que tiene que hacer el teclista, con un ritmo en el que las manos se cruzan una y otra vez y se solapan dentro de la misma octava. Es posible que «Maillotins» haga referencia a una familia de equilibristas, quizá por los malabarismos que tiene que hacer el intérprete al ejecutarla. Sea cual sea el origen de la pieza, está llena de encanto y de humor.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Gianandrea Pauletta al clave.

Volver arriba