¡Oh, vosotros!

O vos omnes, Franck

¡Feliz jueves! Hace tiempo que no traigo no nada de este fantástico maestro de hoy. Es de esos que están ahí calladamente pero cuya música es un verdadero monumento y, también muy importante, que fue un docente como la copa de un pino. Muchos otros pasaron por sus manos y muchos grandes maestros aprendieron de él.

César Franck

Se trata de César Franck (1822-1890), compositor, organista y profesor francés de origen belga, nacido en Lieja. Franz Liszt, quien había escuchado a Franck tocar en varias ocasiones, escribió a propósito de él a un amigo: «Encontrará el camino más inclinado and más árido que otros ya que, como te he dicho, cometió el error fundamental de ser bautizado como César Augusto [dos de los nombres originales de Franck] y, además, intuyo que carece del adecuado sentido social que le abriría todas las puertas». Empezó a componer las obras que llegarían a ser maestras con cincuenta y cinco años y, de nuevo, Liszt pensaba que alguna de sus piezas para órgano deberían ser consideradas de igual calidad que las de Bach. Franck, siempre tan modesto, aludía a sus obras diciendo que «También he escrito algunas cosas bellas».

En 1859 compuso su Les Sept Paroles du Christ sur la Croix, composición que nunca sería interpretada en vida. La obra parece que desapareció hasta que la universidad de Lieja adquirió el manuscrito a un poseedor privado en 1955. Es una obra de orquestación opulenta de la cual nosotros vamos a escuchar el primer número, titulado O vos omnes. El texto está tomado de una antífona para los maitines del Sábado Santo. La soprano sola está arropada por una orquesta perfectamente empastada y con una música realmente bella, como nos tiene acostumbrados el maestro.

La interpretación es del Edith Wiens (soprano) y la Filarmonía Schwäbisch Gmünd dirigida por Hubert Beck.

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