¡Feliz lunes! Otra semana que empieza, la quinta de Cuaresma, en la que te deseo que te vaya muy bien y que la disfrutes a tope. Siempre sabes que me es de mucha alegría traerte música nueva por aquí. Hoy la alegría es triple: porque es nueva, porque es española y porque es mujer. Es una gran desconocida pero, como ves, sigue estando en las salas de conciertos para nuestra alegría.

Te presento a María Teresa Prieto (1896-1982), compositora española nacida en Oviedo. Tocaba además el piano y el arpa. Su familia tenía un gran interés por la música por lo que ella nació con ella en los genes. Comenzó estudiando en la propia Oviedo, dándole clases de piano Saturnino del Fresno. Luego estudió en Madrid con Cubiles. Con la Guerra Civil tuvo que abandonar España y en 1936 la tenemos en México acogida por su hermano, gran mecenas de la música. Allí pudo estudiar nada menos que con Manuel Ponce y comenzó a componer; todas las obras suyas que se conocen fueron escritas en México. El paisaje de su Asturias natal siguió en su mente y lo plasmó nostálgicamente en sus obras. Nunca dejaba de estudiar y marchó a Estados Unidos para aprender de Darius Milhaud. Ya comenzaba a verse también la vena mexicana en sus composiciones. A partir de 1956 incorporó el dodecafonismo pero siempre alternó las nuevas formas con las tradicionales. Su cultura le hizo también tener experiencias con la narrativa y la poesía.

Disfrutemos de su Sonata modal. Es una obra compuesta entre 1972 y 1974 para violonchelo y orquesta. La compositora muestra aquí su querencia y su dominio de los modos. Su sonido es perfectamente diatónico, dejando el cromatismo para algunas transiciones de un modo a otro. El chelo ejecuta una gran cantidad de melodías que realzan también de una forma especial el especial timbre cantable del instrumento. El primer movimiento, Moderato, usa el modo dórico; el segundo, Fuga, allegretto, el frigio; el tercero, Salmo, andante, el mixolidio; el cuarto, Rondo, allegro non troppo, el dórico de nuevo. Precisamente las melodías en estos modos surgen desde el instrumento a la orquesta, con un fuerte sabor a escenas más antiguas.

La interpretación es de Iagoba Fanlo (chelo) y la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, dirigida por Rossen Milanov.