¡Feliz viernes! Hay veces que un solo apellido lo dice todo en la historia. No voy a ponerte ejemplo de distintos (antiguos y actuales) sino solo de algunos de familias de músico: los Mendelssohn, los Mozart y, sobre todo, los Bach. Algún domingo te he contado que en su época, «Bach» era sinónimo de músico y eran muy solicitados dada su calidad y su prestigio. Hoy vamos a beber de las fuentes de esta familia. ¿Te apetece?

Si es así, nos visita Heinrich Bach (1615-1692), compositor alemán nacido en Wechmar. Existen tres ramas de los Bach: la llamada de Arnstadt (fundada por nuestro músico de hoy), la de Ehfurt (fundada por Johann Bach III) y la principal, fundada por Christoph Bach. La primera y la última se unieron por medio del matrimonio entre Maria Barbara Bach y Johann Sebastian, ambos primos. Nuestro maestro de hoy trabajó como organista en Schweinfurt con solo catorce años. Luego, en 1635, se trasladó a Erfurt y finalmente a Arnstadt, donde murió cincuenta y un años más tarde. Destacó por la composición de obras para órgano, de cámara y cantatas, de las que se conservan unas pocas. Si de Johann Sebastian Bach te he dicho en innumerables veces que era un organista extraordinario, de este Bach, Heinrich, se dijo que era «un organista que era capaz de tocar el corazón».

No te traigo música para este instrumento sino vocal. Concretamente la cantata Ich danke dir Gott. Fue escrita para el decimoséptimo domingo tras la Trinidad. De hecho, y desgraciadamente, es la única obra vocal que se conserva de él. Está orquestada para dos sopranos, alto, tenor, bajo y conjunto de cuerda a cinco partes (además del continuo). Su estilo es el llamado «concertato» y recuerda mucho a composiciones de, por ejemplo, Schütz, sobre todo en la parte vocal porque en la instrumental vemos a un músico más independiente. Aunque es un maestro muy desconocido para nosotros, fue un maestro muy apreciado por la calidad con la que componía todos los tipos de obras.

La interpretación es de Musica Antiqua Köln dirigido por Reinhard Goebel.