Tú puedes ser Betania para el Señor Lunes Santo

Jesús no es forajido, ni un loco suicida, ni un valiente orgulloso. Jesús es el Hijo amado de Dios, el amigo de Marta, María y Lázaro, el amigo de sus discípulos.

Lunes Santo

“Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servia, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se lleno de la fragancia del perfume”. (Jn 12, 1-3)

No es indiferente señalar, al inicio de la Semana Santa, la escena que tuvo lugar en Betania, en la casa de los amigos de Jesús. En los días previos a la Pasión, los Evangelios narran que el Nazareno no se quedaba en Jerusalén, ni en la falda del Monte de los Olivos, donde pernoctaban los galileos.

La elección de Betania demuestra la necesidad que tiene Jesús de sentirse acompañado, querido, para afrontar la hora decisiva de su misión. Con ello se nos muestra enteramente humano.

Jesús no es forajido, ni un loco suicida, ni un valiente orgulloso. Jesús es el Hijo amado de Dios, el amigo de Marta, María y Lázaro, el amigo de sus discípulos.

Pensamiento: Jesús va a Jerusalén como enamorado, como aquel que se entrega por su esposa, la Iglesia.

Propuesta: Durante los días de Semana Santa tienes la posibilidad de convertirte en Betania, por tu relación con Jesús, y con quienes convives estos días.

Cuestión: En tu camino espiritual, ¿te sientes identificado con quien hace las cosas por esfuerzo o por amor?

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