Preces de los Fieles (D. 23º TO C 04.09.2016) Gran parte de la Iglesia se presta a la burla

El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío, nos dice hoy Jesús. No acaba la Iglesia de entender este evangelio. Por eso se burlan de nosotros diciendo: “estas personas empezaron a construir y no han sido capaces de acabar”. Pidamos ser discípulos de Jesús diciendo: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por la Iglesia:
- que abandone toda apariencia de lujo y despilfarro;
- que brille en sencillez, humildad, en ayuda mutua, en cuidar al necesitado.
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por los servidores de las iglesias (Papa, obispos, sacerdotes, teólogos, catequistas...):
- que “se distingan por la doctrina y la vida, no por el vestido y el hábito” (papa Celestino -428-);
- que “no líen fardos pesados y los carguen sobre los fieles”, exigiendo más que Evangelio.
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por la distribución de los bienes:
- que a nadie le falten los bienes necesarios para vivir y atender a su familia;
- que procuremos trabajo digno para todos, y todos trabajen honradamente.
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por los políticos (quienes trabajan por el bien común):
- que sean justos, busquen el bien común, cuiden de los más débiles;
- que eviten todo corrupción, favoritismo, privilegios...
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por la convivencia en nuestro pueblo:
- que nos centremos en la verdad y la ayuda mutua;
- que tengamos relaciones sanas, humildes, colaboradoras...
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Por esta celebración:
- que nos ayude a no tener nada propio, a compartir como Jesús comparte su vida;
- que el Espíritu de Jesús nos mueva a ser agradecidos, sencillos, estar a disposición...
Roguemos al Señor: “Jesús pobre, danos un corazón desprendido como el tuyo”.

Queremos, Jesús hermano, “hacer el esfuerzo de no pasar de largo, de no dar un rodeo ante el herido en el camino, sino de acercarnos a él como el buen samaritano... Así recobramos la verdad central del Evangelio...”. Por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González
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