Algunos políticos dicen lo que se les viene a las mentes y al día siguiente dirán lo contrario, no porque se hayan olvidado de lo que hayan dicho el día anterior sino porque dicen en cada momento lo que imaginan que quieren oír los que les están oyendo. Les encanta ser jaleados, aplaudidos. Buena parte de los políticos hablan de lo que hablan con menos conocimiento de causa y con menos responsabilidad que los tele basureros. Cuando hablan de los otros políticos, casi siempre, hablan como si ellos no fueran miembros de la secta, la casta, la clase. Ven la paja en el ojo del adversario y no ven la viga en el suyo. Debeían pensar en qué consiste la libertad de expresión. El pueblo debeía pedirles rsonsabilidad no sólo de las promesas incumplidas sino del lenguaje que utilizan. Algunos hablan de manera rastrera y soez.