Una semblanza intelectual Gonzalo Puente Ojea (III) (189-03)

Hoy escribe Antonio Piñero


Continuamos con la breve semblanza intelectual de Gonzalo Puente, que ahora cumple 85 años.


En sus últimos libros, Gonzalo Puente Ojea no sólo refrenda los resultados exegéticos de aquella gran obra de 1974 ("Ideología e Historia. El cristianismo como un fenómeno ideológico"), sino que, tanto en la obra Vivir en la realidad. Sobre mitos, dogmas e ideología (2007), como en La existencia histórica de Jesús en las fuentes cristianas y su contexto judío (2008), presenta también nuevos argumentos que refuerzan las principales conclusiones sobre la auténtica naturaleza de la personalidad de Jesús el Nazareno, y su suplantación histórica por el modelo especulativo y esotérico cogitado por Pablo de Tarso.


Gonzalo Puente argumenta con gran solidez que la teología paulina abre de par en par la puerta no a un Jesús histórico, sino a un Cristo divino, desjudaizado, desescatologizado, despolitizado, pacifista y finalmente romanizado. Las especulaciones paulinas, basadas en una radical reinterpretación del Jesús de la historia y que constituyen un mero producto de una mente apocalíptica, permitieron sustituir el fracasado mesías davídico que fue Jesús de Nazaret por un Hijo de Dios real, óntico, preexistente. Este ser divino resulta victorioso sobre todos sus enemigos capitaneados por Satanás, redime a la humanidad por su sacrifico en la cruz, voluntariamente pretendido y aceptado, y es luego vindicado gracias a su resurrección y exaltación a la diestra de su Padre.

Hasta este momento me he ocupado sobre todo del punto A) anteriormente señalado: Jesús y el fenómeno cristiano, y sobre este tema está dicho con esto lo esencial.

En este breve balance sólo me resta aludir a la otra hoja del díptico, B), que estructura el conjunto de la compleja tarea de Gonzalo Puente Ojea, es decir, el tema de Dios y el fenómeno religioso, abordado desde sus ángulos más relevantes en cuanto a las pretensiones de verdad de sus referencias ontológicas y epistemológicas, es decir en la realidad y en el conocimiento humanos

Señalaré que Gonzalo Puente Ojea ofrece una elocuente exposición de una tesis, avalada actualmente por la física, la biología y las modernas neurociencias, según la cual las ilusiones o fantasías religiosas se originan en el cerebro/mente de los humanos modernos, a partir de la hipótesis animista prehistórica (Tylor) y sus ulteriores desarrollos en el curso del Pleistoceno, especialmente desde la difusión de la escritura en Egipto y en Asia Menor.


En efecto, adhiriéndose al modelo teórico del gran científico y eminente especialista del cerebro Rodolfo Llinás, pero con todas las reservas a las que obliga la actual corriente arrolladora de nuevas técnicas de investigación médica, especialmente neurológica, e incesantes descubrimientos, Gonzalo Puente supone que “la mente (alma) es codimensional con el cerebro y lo ocupa todo, hasta en sus más recónditos repliegues”.

En consecuencia, “el ‘yo’ es un estado funcional del cerebro y nada más, ni nada menos”. Por ello, “el problema de la cognición es, ante todo, un problema empírico, y por lo tanto no es un problema filosófico” (I of the Vortex. From Neuron to Self, 2001). Al negar que sea un problema filosófico, y menos teológico, quiere decir Puente Ojea que el alma, equivalente al yo, equivalente del mismo modo al cerebro/mente, como se ha indicado, es también un problema empírico, propio de las ciencias neurológicas y no un problema filosófico o teológico.

Acerca de la nueva teoría científica de la subjetividad, Gonzalo Puente Ojea expone con hondura y claridad las posiciones actuales de la ciencia en el libro de 2007, Vivir la realidad.. Sobre mitos, dogmas e ideología (pp. 94-279), radicalmente anticartesianas. Con otras palabras, detrás del famoso apotegma “Pienso, luego existo” hay una creencia en un alma inmortal, dogma intelectual y religioso que había ya negado Puente Ojea en su libro “El mito del alma”, del año 2000.

En la próxima entrega concluiremos esta breve semblanza intelectual de Gonzalo Puente

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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