Desayuna conmigo (martes, 7.1.20) Pajares arriba

Marchas de fuerza

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Justo a las cero horas de hoy recibí un WhatsApp diciéndome: “se acabó la Navidad”. Verdad triste o aliviadora, según se la haya vivido, pero solo conforme al tiempo litúrgico y a la actitud comercial, ya que para un creyente la Navidad debe ser más bien una actitud mental sobre la cercanía y presencia de un Dios que nos circunda e inunda en todo momento. Aunque sin lucecitas decorativas en las calles y los escaparates y sin el ánimo predispuesto a realizar compras compulsivas, todos los días del año son realmente Navidad, presencia gozosa de un Dios que asume nuestra cruda realidad, nuestra carne.

Ello no es óbice para que hoy, siete de enero, enflaquecidas las fuerzas económicas familiares por el despilfarro de estos días y congelados los haberes mensuales de nóminas y pensiones, tengamos que afrontar tras la ensoñación festiva la empinada cuesta de enero, con la amenaza, además, de seguir comprando compulsivamente todavía unos días más, durante las rebajas. Una ruina total para el presupuesto familiar.

Camiones en el Puerto de Pajares

Teniéndolo tan cerca, me imagino que hoy comienza la escalada del Puerto de Pajares con un utilitario cargado de años y circulando tras un articulado de gran tonelaje. Aunque la subida no sea larga, seguro que lo parecerá. Al conductor se le impone la necesidad de aunar paciencia y fuerza. La primera para atemperar su mente y confiar en que los kilómetros de subida, al igual que los días que restan de enero, pasen rápidos, y la segunda, para que no se le ahogue ni se encabrite el motor de su indefenso vehículo. El gran tonelaje del tiempo y nuestro destartalado cuerpo, curva tras curva y cuesta tras cuesta, subirán de la mano y coronarán poco a poco la cumbre.

Lo peor en nuestro caso es que Pajares se estire hasta Madrid y los días de la cuesta arriba de enero llenen todas las hojas del calendario. Frente a tantas dificultades, lo mejor es armarse de sabiduría, de esa que poseen quienes se afanan solo por lo necesario y prescinden fácilmente de lo superfluo. A menor necesidad, mayor riqueza. Hablo de una sabiduría capaz de horadar el Parajes para atravesarlo por un túnel, casi llano y sin curvas, a una velocidad mayor y más segura.

El sentido común y la previsión de tales sabios les lleva incluso a advertir que en su entorno hay penurias que deshumanizan las vidas de quienes les importan. Es ese un magnífico reto para apretarse ellos un poco más el cinturón y lograr que las bienaventuranzas evangélicas no sean palabras que lleva el viento. En dar sin esperar nada a cambio recibirán la máxima recompensa imaginable, la de saber que uno, además de ganarse honradamente la vida, ayuda a otros a hacerlo.

Túnel del Negrón

De vernos obligados a subir renqueantes nuestro empinado Pajares, hagámoslo con la convicción de que arriba disfrutaremos de un bello paisaje y del gozo de coronar una montaña de la vida. Hoy deseo a los seguidores de este diario que coronen airosos su particular Pajares y dejen una huella de humanidad en cada uno de los días de entero. Si fuere el caso de poder atravesar tan empinado puerto por un túnel casi llano y sin curvas (entelequia que pondrá los dientes largos a los asturianos), seguro que a la salida se toparán con problemas que retan a dar lo mejor de sí mismos, pues mejorar la propia vida y la de cuantos nos rodean es tarea que llena de ocupación y gozo todos los días del año.

Correo electrónico: ramonhernadezmartin@gmail.com

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