8 abr 2023
Fuera de la Iglesia también hay salvación
Este giro de los tiempos se está produciendo en casi todos los lugares donde está presente la Iglesia católica y supone un profundo cuestionamiento de su relevancia social y de su autoridad moral. En concreto me voy a referir a este fenómeno tomando como ejemplo una de las Iglesias que mejor conozco: el Vicariato Apostólico de Aysén ubicado en la Patagonia chilena.
Muchos habitantes de la región tienen la sensación de que al clero y a los agentes pastorales les interesa más que las personas les obedezcan antes que acompañar, ayudar o sanar a las personas. Y aunque se reconoce que entre las bases de la Iglesia hay todavía gestos de solidaridad y de compasión, su imagen general es la de ser una Iglesia “rica en autoridad y pobre en misericordia”.
Para muchos, dejó de ser el rostro de ese Jesús joven y pobre, paciente en la persona oprimida y viviente en la persona comprometida. De esa forma, se va transformando en un grupo encerrado en sí mismo y refugiado en las prácticas litúrgicas y sacramentales y en las esporádicas y anacrónicas festividades tradicionales.
La eclesiología que ha implementado sería la causante principal de estos fenómenos por ser un caldo de cultivo para el abuso de poder y por estar anclada en un paradigma premoderno y restauracionista incapaz de responder a las preguntas y necesidades de las personas y comunidades de hoy.
Así pues, se cambiaron los sujetos; existe hoy una Iglesia opresora y un pueblo de Dios oprimido que busca liberación fuera de la Iglesia