Una muestra de solidaridad y unión con “la profunda preocupación de la Iglesia colombiana y sus pastores por la crítica situación que atraviesa el país”. Ese podemos decir que es el propósito de la carta del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM, al presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Mons. Óscar Urbina Ortega.

El escrito del CELAM, firmado por su presidente, Mons. Miguel Cabrejos, y su secretario general, Mons. Jorge Eduardo Lozano, os obispos de América Latina y el Caribe nos unimos a ustedes en este difícil momento, se rechaza la violencia, recordando lo dicho en el comunicado de los obispos colombianos este 4 de mayo, “denunciando la violación de los derechos humanos, el vandalismo, la desaparición de personas y los atentados contra la integridad física, que ya deja decenas de fallecidos y cientos de heridos”.

Desde el CELAM se reconoce el derecho a la protesta pacífica, como “una alternativa válida para lograr respuestas a las necesidades y reclamos sociales”, pues en ella se busca la justicia social, pero esas concentraciones son una preocupación ante “el impacto de la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19”, junto con “los bloqueos en la movilidad, la inseguridad en las ciudades, el desabastecimiento de alimentos y los sensibles daños causados a la infraestructura y a los bienes públicos y privados”.

El “propósito valiente de ser los artesanos de la paz” del episcopado colombiano, es apoyado por el CELAM, que recuerda las palabras del Papa Francisco en su visita al país, invitando al perdón y la reconciliación. Finalmente se agradecen los múltiples esfuerzos “para garantizar la cultura del cuidado y del encuentro, el respeto a la vida y la garantía de corredores humanitarios que permitan el acceso a los bienes esenciales, sobre todo a los más vulnerables, a los empobrecidos y a quienes requieren atención médica sin dilación”, uniéndose a la jornada de oración de este 7 de mayo.

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