Caravana intentó concienciar sobre las consecuencias del megaproyecto Mons. Altevir da Silva: "La hidrovía Araguaia-Tocantins dejará señales de muerte para mucha gente"

Dom Altevir
Dom Altevir

Denuncia "todo lo que está ocurriendo en Brasil, en relación con la Amazonía, el apoyo del Gobierno Federal para entrar en la Amazonía de forma irrespetuosa como lo están haciendo"

Fue una oportunidad para "mostrar los efectos que causará esta hidrovía y junto a ellos ver alguna perspectiva de vida, algún signo de esperanza"

"En cierto modo las luchas están un poco adormecidas, incluso antes de la pandemia ya había pocos signos de lucha, sobre todo para defender el medio ambiente"

"Esto aumentará al mismo tiempo la voluntad de luchar por otros derechos que se nos niegan, ya sea en relación con la educación, la salud, el transporte o la merienda escolar"

"Ha entrado otra espiritualidad un poco más desvinculada de la vida, de lo social, y el sueño social ha ayudado a volcar nuestro pensamiento, nuestro trabajo hacia esta dimensión social, de compromiso con la vida"

Encuentro con las comunidades

Como "uno de los primeros pasos que estamos dando para enfrentar las grandes amenazas causadas por los impactos de la hidrovía Araguaia-Tocantins", entiende Mons. José Altevir da Silva, la caravana compuesta por más o menos 32 personas, que visitó 11 municipios del bajo Tocantins por los que pasará la hidrovía del 30 de enero al 5 de febrero.

Estamos ante "un megaproyecto ya pensado hace muchos años", según el obispo de la Diócesis de Cametá, "y poco a poco va tomando forma". Este proyecto se ha acelerado, especialmente en este tiempo de pandemia, insiste el obispo, que denuncia "todo lo que está ocurriendo en Brasil, en relación con la Amazonía, el apoyo del Gobierno Federal para entrar en la Amazonía de forma irrespetuosa como lo están haciendo".

Mons. Altevir también denuncia los planes del Gobierno Federal, que quiere poner en marcha la hidrovía "sin el menor respeto, sin conocimiento, sin consulta previa, sin la autorización de la población local, algo garantizado en la Constitución". Sabiendo esto, los movimientos sociales y también la Iglesia planearon hacer algo, y llevaron a cabo esta caravana, dice el obispo.

Relatando la experiencia, destaca que "estos lugares estaban preparados, con comunidades locales, ribereñas, quilombolas, indígenas, estaban reunidos para poder recibir esta caravana, que eran personas con mucha conciencia de lucha, en defensa de los ríos, del medio ambiente, del territorio, de la gente". Fue una oportunidad para "mostrar los efectos que causará esta hidrovía y junto a ellos ver alguna perspectiva de vida, algún signo de esperanza", según el obispo de Cametá.

Polo industrial Barcarena

El punto de partida fue el núcleo industrial de Barcarena, un gran puerto con salida a Estados Unidos y otros lugares, y se detuvieron en otros 10 municipios, y allí, en palabras de Mons. Altevir, "presentaron los impactos, escucharon a la gente, debatieron, un proceso de escucha muy cercano a la realidad, la gente también presentó sus aspectos culturales, su religiosidad".

Esta realidad afecta fuertemente a la Diócesis de Cametá, que desde el principio ha dejado claro que "no podían quedarse fuera", ayudando a dar este primer paso hacia la concienciación. Según el obispo, "dentro del barco hubo momentos de espiritualidad, centrados en nuestras raíces amazónicas, en los ríos, en el contacto entre la naturaleza y el ser humano, en esa integración del ser humano y los territorios".

Mons. Altevir insiste en que "nada se queda en el local, la gente no se beneficia". Por el contrario, "esta hidrovía dejará señales de muerte para mucha gente, para los ríos, es algo realmente destructivo, un canal de exportación que viene del Centro-Oeste para la exportación", insiste. Informa de algunas situaciones que se producirán con la hidrovía, "los ribereños, los niños que cruzaban el río en canoas, ya no podrán hacerlo".

También la desaparición de especies de peces, algo que ya ocurrió con la hidroeléctrica de Tucuruí, cuando desaparecieron al menos 10 especies de peces. "Esto supone una muerte muy grande para el medio ambiente", insiste el obispo. Informa de otras consecuencias, como el derrumbe de una cantera que existe en Marabá, un lugar donde los peces se quedan a desovar.

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El Regional Norte 2 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), está buscando cómo defender el río y a la gente. En cuanto a la gente, el obispo destaca su reacción como algo fantástico. Según él, "en cierto modo las luchas están un poco adormecidas, incluso antes de la pandemia ya había pocos signos de lucha, sobre todo para defender el medio ambiente. Incluso con el Sínodo, incluso con las propuestas postsinodales, con la Querida Amazonía, con tantos materiales que tenemos, pero nos damos cuenta de que la lucha era todavía para unos pocos".

Aunque no se llegue a detener esta hidrovía, "ya está ocurriendo algo fantástico, el despertar a la reanudación de una lucha a través de la conciencia", subraya Mons. Altevir. Los aportes de las comunidades donde ha estado la caravana, "esto ya es un gran paso, porque la gente no se rinde fácilmente, si tiene una causa clara, la gente también está unida". Por ello, el obispo de Cametá insiste en que "esta caravana ha empezado a concienciar a estas comunidades ribereñas para que luchen por sus derechos en relación con el río".

Según él, "esto aumentará al mismo tiempo la voluntad de luchar por otros derechos que se nos niegan, ya sea en relación con la educación, la salud, el transporte o la merienda escolar". De ahí la importancia de ir "a reunirse con estas comunidades, algo que no se había hecho durante muchos años, siendo una oportunidad para que la comunidad se exprese, algo muy diferente a las reuniones con los representantes de las comunidades, que se limitan a transmitir lo que se discute en las reuniones. Escuchar en el territorio marca la diferencia", subraya Mons. Altevir.

Caravana en defensa del Río Tocantins

En cuanto a Querida Amazonía, que cumplió dos años de su publicación el 12 de febrero, "vino a despertar y aumentar nuestra esperanza, porque, en cierto modo, escuchó las intervenciones a lo largo del Sínodo y vino a ser un refuerzo para las orientaciones, las inspiraciones del Sínodo para la Amazonía", dice quien fue uno de los padres sinodales. Según el obispo, "el Papa Francisco, transformando en sueños, horizontes para la Amazonía, esto ha aumentado en nosotros esta esperanza, estos sueños, porque la Amazonía es un gran bioma, donde todo está interconectado, y todo esto en la exhortación está presente, una reflexión para los 9 países de la Amazonía y para el mundo entero".

Analizando el sueño social, "se han despertado en varias diócesis los proyectos sociales, que se estaban dejando de lado", según Mons. Altevir. Esto es consecuencia de que "ha entrado otra espiritualidad un poco más desvinculada de la vida, de lo social, y el sueño social ha ayudado a volcar nuestro pensamiento, nuestro trabajo hacia esta dimensión social, de compromiso con la vida". Da algunos ejemplos de cómo el sueño social ayuda, como "en el trabajo con los quilombolas, los pueblos indígenas, los pueblos tradicionales, una forma de desarrollar estos trabajos que están prácticamente parados en muchos lugares".

En relación con el sueño ecológico, menciona la lucha contra la hidrovía, insistiendo en que "muchos elementos de la Querida Amazonía nos han ayudado a mostrar salidas a estos impactos sobre el medio ambiente". En cuanto al sueño eclesial, "ha dado otra dirección a nuestras orientaciones, los regionales han hecho sus propuestas a partir de este sueño". Hemos tratado de combinar los cuatro sueños y las Orientaciones para la Acción Evangelizadora de la CNBB, según el obispo, que reafirma que "Querida Amazonía ha aportado mucho, ha preparado el terreno para acoger el Sínodo de la Amazonía".

Dom Altevir da Silva

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