Chile se ve afectado en los últimos años por episodios de violencia que afectan a todas los estratos y realidades sociales, también a las diferentes iglesias. Los ataques vandálicos e incendios se han convertido en algo cotidiano, sin que por el momento se hayan encontrado soluciones para atajar este grave problema.

En la noche del día 18, según ha informado el obispado de Talca, “desconocidos saquearon e incendiaron las dependencias de este obispado, ubicadas en 4 Oriente 1019, en las cuales funcionan la Vicaría de Pastoral Juvenil, Vicaría de Pastoral Social, Depto. del 1%, Pastoral de Movilidad Humana y Fundación Hogar de Estudiantes Universitarios”.

Desde la diócesis situada en la región central del país, a unos 250 km al sur de Santiago, se ha querido expresar la “gratitud a quienes de inmediato nos han expresado su solidaridad y apoyo”. En sus palabras, la iglesia local agradece “ante todo, a quienes concurrieron al lugar con prontitud para controlar el incendio e impedir que el daño fuera mayor; a los vecinos, a los voluntarios de Bomberos, a Carabineros de Chile y al personal del obispado”.

En el país, la violencia y ataques contra el patrimonio público y privado son noticia constante. De hecho, el obispado no fue el único local afectado en la noche del 18. Dentro de esa coyuntura, la diócesis de Talca afirma que “ser víctimas de esta violencia irracional nos ayuda a comprender y solidarizar con el dolor que tantos han experimentado en circunstancias semejantes en el último tiempo”. En ese sentido, la nota se acuerda especialmente de “quienes se han visto afectados en sus fuentes laborales”.

Como ha venido expresando la Iglesia chilena en los últimos tiempos, una vez más se reitera que “la paz y el diálogo son el camino de la justicia y el desarrollo”. El texto insiste en que “la violencia no representa las aspiraciones de la inmensa mayoría del país, pues no contribuye en nada a resolver los problemas de Chile, en particular de los más vulnerables”.

En medio de los ataques, el obispado de Talca no renuncia a continuar con su labor de acompañar a los más vulnerables en sus angustias y de dar a conocer el Evangelio, reiterando que “pese a las dificultades continuaremos con renovada convicción en el servicio a los más desposeídos y en la tarea de anunciar con alegría el nombre de Jesús, Señor y Salvador”.