Si por algo es conocida Talavera es, sobre todo, por sus talleres (alfares) de cerámica, famosos desde hace siglos en todo el mundo. Herederos de los árabes, en el siglo XVI descubrieron los alfareros de esta ciudad una técnica de cocción del barro que revolucionó los hornos medievales. Fue tan sonado su éxito que muchos orfebres talaveranos, solicitados por otras regiones, emigraron para transmitir el arte industrial de este antiguo y noble oficio. Es interesante y ambiciosa la dedicatoria inicial del poeta (pulsar): "A Talavera de la Reina y a todos sus ceramistas de ayer, de hoy y de mañana."
Ha querido Joaquín Benito de Lucas rendir homenaje a los artesanos del barro de su ciudad, y ha publicado en 2008 un extenso poema en nueve secciones que titula “Canción del ánfora”. Describe el proceso de producción de valiosas piezas de cerámica partiendo de la materia prima, el barro, y siguiendo sucesivas transformaciones como darle forma y color, alternando diversas cochuras hasta el destino final de alumbrar (lámpara o palmatoria), portar belleza vegetal (florero), contener viandas (vajilla) o hierbas medicinales (tarros de farmacia), transportar vino o agua, aceite, o pescado (jarras, cántaros), etc. etc. Podemos contemplar a continuación una benditera del siglo XVIII en honor de san Francisco.
Ha elegido en su poema el escritor talaverano una de las vasijas más antiguas, el ánfora, donde almacenaban griegos, romanos y otros antiguos pueblos muchos productos de difícil traslado y conservación por otros medios. ¿Qué forma tiene el ánfora? Se trata de un recipiente cerámico de gran tamaño, con dos asas para el traslado y un largo cuello estrecho. De los nueve eslabones de la cadena de producción del ánfora,por escasez de espacio, sólo comentaremos dos: “En el torno” (momento cuarto) y “Destino del ánfora” (novena y última intervención). Observad la figura de la derecha, arriba: una ataviada muchacha que porta un ánfora pequeña; son conocidas las esculturas femeninas, a las que llaman muñecas, con cestas y flores entre las manos.
"QUE EL ALFARERO GIRA SIN PARAR CON PIES LIGEROS..."
Nos dice la Biblia en Génesis 2,7: "Entonces, Yavé formó al hombre con polvo de la tierra, y sopló en sus narices aliento de vida, y lo hizo un ser viviente." Cuando el alfarero roba al oscuro barro puñados de pellas, y las transfigura en bienaventurada belleza, podíamos aventurar que se asemeja modestísimamente al Creador. Diríamos que el artesano de la cerámica, cuando modela un ánfora o un florero con barro de la tierra y le comunica amorcon sus caricias y su inspiración, está engendrando un ser luminoso y vivo, único, transcendente...
¿Y de dónde ha venido la materia prima,el cuerpo que recibirá alma de las manos y el corazón del demiurgo artesano? El barro original, extraído del milenario fondo del río Tajo, ha de ser cuidadosamente depositado, como raro astrolito, sobre el círculo mágico del torno. En los impresionantes versos de "Humilde materia", del poemario "La sombra ante el espejo" (1987), ha dejado escrito, alfarero de la palabra, el talaverano Benito de Lucas:
"Caído sobre el torno, / unos dedos silentes / acarician su piel, descubren huellas / de peces muertos, restos de suicidas, / conchas y caracolas, y el perfume / que tomó del tomillo y el espliego. / También, a veces, en el suave tacto / con que se palpa su húmeda materia, / perciben el olor de la inocencia / de los niños ahogados / que la corriente puso en brazos de la orilla. / En ocasiones, si se pulsa, tiene / ruido a madera, a barca sumergida, / como cuando golpean / los remos en el agua y se agita la luna..."
Somos testigos de un parto de formas y de luz, de una danza con pies y manos, como las sevillanas, de un sueño que se hace realidad por remolinos de torno y tierra en ascensión, que se derrama en azules frutos...
EN EL TORNO
La pella que la mano
avariciosa roba
a la masa de arcilla que reposa en la pila
llega a la plataforma del impaciente torno
que el alfarero gira sin parar
con pies ligeros, mientras que sus dedos,
de uñas oscurecidas por el barro,
nerviosamente esperan dar forma a la materia.
A esa arcilla compacta
acarician las manos,
sobre todo la palma de las manos,
del artesano al ritmo de la rueda.
Su cuerpo va tomado la figura
de plato, de cazuela, de orza o jarra,
para entrar en el horno
e indefenso ante el fuego convertirse en bizcocho.
Aquí los alfareros,
los de rueda de abierto y de cerrado,
los torneros del aire, los de molde
y los del apretón
en giros armoniosos
modelan en el cuerpo del barro aún no cocido
bellas e innumerables
figuras que son gloria de nuestra artesanía.
De entre todas las formas
que el barro toma para embellecerse
–taza, jarrón, tintero, aguamanil–
se alza la airosa y arrogante
ánfora con el vientre henchido de promesas.
En él se esconde el germen
de la belleza que la mano crea,
el óvulo fecundo,
de donde surge nuestra antigua historia,
que el ceramista mima como a un hijo.
Y sus airosos brazos son como tiernas alas
que esperan el calor de muchas manos
para dar consistencia a su forma naciente.
Suena, si la tocamos, como cristal purísimo
o responde tañendo igual que una campana.
"ESCUCHANDO HOMILÍAS
EN HUMILDES ALTARES..."
El poema final, "Destino de ánfora" sugiere cuatro situaciones en las que las vasijas simbolizan fe, humanidad. Cuando se llevan al cementerio flores y se depositan, al pie del sepulcro, en vasijas que representan el encendido corazón del familiar o amigo que mantiene vivo el recuerdo del ausente. También nos transportan los versos a salones de música y baile, acogedores y estimulantes con la luminosa presencia de flores en ánforas o búcaros. Y, en un tercer espacio, la composición de lugar nos presenta un templo y fieles escuchando con fervor la palabra del sacerdote. Tampoco nos va a faltar la elegante presencia de alegres y perfumados ramos en hermosos floreros.
Para el último flash nos podía ayudar la evocación de la Boda de Caná, cuando Jesús ordena llenar de agua seis ánforas vacíasy las llena de buen vino. También quiere el Señor que corran hoy caricias, letanías, placeres, abrazos, por la piel, por las manos, por el corazón de los que se aman... Si queréis curiosear por las estanterías de un buen taller de cerámica talaverana (Rosi), pulsar aquí.
DESTINO DEL ÁNFORA
Esta ánfora contiene la fe de todo un pueblo
alimentando flores
sobre lápidas frías que el recuerdo calienta,
presidiendo salones regios en donde suenan
músicas que enaltecen el placer de vivir
y escuchando homilías en humildes altares
donde se canta en coro a la Divinidad.
También está en las fiestas de las gentes sencillas
donde las voces suenan en torno a su figura
para que todos beban y bailen sin descanso
al calor que desprende
su cuerpo hecho de arcilla y solidaridad.
Pues ella guarda el vino y con él la alegría
que hace que el hombre pueda,
sabiéndose de tierra como ella,
sentir por todo el cuerpo ese soplo divino
que a su naturaleza le hace libre y mortal.