Monseñor Elizalde: “Tenéis derecho a un cura o una religiosa que os escuche”

Cinco ediciones de la misa para jóvenes del domingo por la tarde y la iniciativa va cuajando poco a poco. En la fiesta del Corpus monseñor Juan Carlos Elizalde presidió la eucaristía de las siete y media de la tarde, que en esta ocasión tuvo sabor a África sin olvidar el acontecimiento cumbre que tenía en vilo a la ciudad, el ascenso del alavés.

Varias familias ligadas a la comunidad cristiana de Angola, cuyos vínculos con las diócesis de Vitoria, Bilbao y San Sebastián a través de Misiones Diocesanas Vascas se remontan a hace más de 60 años, llevan varias semanas de visita por estas tierras y el obispo les invitó, antes de marcharse, a hacerse presentes con sus cantos y bailes eucarísticos en la misa de jóvenes.

En un momento de la celebración Elizalde tuvo un recuerdo para sumarse al deseo de muchos aficionados alavesistas de ver al Glosioso de nuevo en primera.

Pero lo más destacable es la advertencia que dio a los jóvenes allí reunidos: “sé que tenéis problemas y preocupaciones” y enumeró algunos que se notaba había tomado nota en conversaciones directas con jóvenes. Y añadió: “tenéis derecho a un cura o una religiosa que os escuche, os atienda y os pague un café.”



Desde las siete de la tarde varios sacerdotes se han prestado a ocupar las capillas de la iglesia de san Miguel para ofrecer el sacramento de la reconciliación cada domingo. Sacerdotes que han dado un paso al frente a la llamada del obispo respondiendo a su vocación de entrega a los demás.

Esta eucaristía dominical y vespertina comienza a ser una oferta atractiva para quienes alargan la noche del sábado y para quienes en las mañanas de domingo deciden calzarse unas botas y disfrutar de la belleza de nuestros montes, o para quien no madrugar es un lujo que poder permitirse un día a la semana.

Non solum sed etiam.

Al finalizar la misa el obispo salió al pórtico de San Miguel para saludar personalmente a los asistentes a la misa. Estaba radiante por mil motivos: la presencia del grupo de angoleños, la respuesta de un buen número de sacerdotes a su llamada para arropar la celebración y cubrir esa oferta sacramental, la asistencia de un número de jóvenes que va creciendo, la participación conjunta de las dos delegaciones más vinculadas con la juventud, la universitaria y la juvenil, y los dos goles del alavés que le acababan de comentar y que daban prácticamente por seguro el ascenso.
Monseñor Elizalde es un hombre que comunica y que transmite seguridad en sus palabras. Pude comprobar cómo esa llamada que hizo a los jóvenes diciéndoles que tenían “derecho a un cura o una monja que los escuche y atienda” caló, llamó la tención. Y el detalle de que el café lo tienen que pagar el cura o la monja fue una pincelada de ingenio.
Sin duda toda la experiencia acumulada en su servicio pastoral en el mundo universitario la está poniendo ya al servicio de su diócesis el obispo de Vitoria. Pero no solamente impulsando nuevas iniciativas en pastoral con jóvenes sino sumando a las mismas de manera ilusionante a sus sacerdotes. Este dato me parece muy importante, especialmente en esta diócesis.

Quizá haya algún consagrado que después de muchos años de servicio sienta que la edad pasa factura, que ha perdido fuerza, conexión con las nuevas generaciones, garra, creatividad pastoral, ilusión, … pero lo que se ha tenido se puede recuperar. Y en esa labor el espaldarazo del obispo puede ser muy importante. Aquí sí que “podemos” con “el que todo lo puede”.
Los sacerdotes, religiosos y religiosas que quieran y se sientan llamados pueden ir preparando un presupuesto para dedicarlo a cafés y refrescos, que a partir de ahora vuelven a ser herramientas para la pastoral.
Volver arriba