La prudencia marca la desescalada en las parroquias del Norte La vuelta a misa pone sobre la mesa los criterios pastorales y la libertad religiosa

La vuelta a misa pone sobre la mesa los criterios pastorales y la libertad religiosa
La vuelta a misa pone sobre la mesa los criterios pastorales y la libertad religiosa VLG

Elizalde marca la línea a seguir: “redefinir los objetivos pastorales, desprendernos de mucho lastre e ir a lo esencial: la experiencia de Dios y los más vulnerables.”

Sor Carmela: “no deberíamos privar a los mayores de ir a misa, que decidan libremente.”

En Miranda, aún en la fase 0, valoran la prudencia y se preparan para cuando llegue el momento.

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Tras la publicación de las medidas acordadas por la Conferencia Episcopal para el regreso a los templos, las diócesis del Norte empezaron a preparar el regreso de la comunidad. Un ejemplo es la Diócesis de Vitoria que a través de su web, y en comunión con sus vecinas de Bilbao y San Sebastián, ha ido facilitando información y material para las parroquias. Así, carteles en euskera y castellano informando de las medidas básicas de higiene y distanciamiento, tanto para el acceso a los templos como durante las celebraciones. Por otro lado se ha insistido en la reducción del aforo, que en muchos de los casos ha quedado por debajo del tercio establecido por las autoridades civiles. La parroquia de Ntra Sra de Belén en el barrio de Zaramaga tiene un aforo superior a las 400 personas y ha sido reducido a 120 personas mediante cintas que acotan los espacios en las bancadas tanto de la nave principal como de la capilla anexa. 

Otra medida ha sido la apertura escalonada también de los templos, es decir, dentro de una misma Unidad Pastoral, como la del Casco Viejo, se han escogido primero los templos con mayor capacidad y se han distribuido las celebraciones según sea durante la semana o en los domingos. 

Los horarios también se han visto adaptados a las circunstancias. En la ciudad la oferta es amplia y abarca desde las 7 de la mañana en la iglesia del Carmen, hasta las 20:00 en la parroquia de los Desamparados. Precisamente estos dos templos que tienen de los aforos más grandes dentro de las iglesias de la ciudad han organizado unos horarios que les permite ofrecer cinco misas los días de labor y seis los domingos. 

El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, en una reciente entrevista publicada en la web de la Diócesis, valoraba así la respuesta diocesana a la pandemia: “La reacción ha sido ir a lo fundamental. Un sacerdote de la Diócesis me decía que este virus ha quitado mucha niebla. Nos ha abierto los ojos a lo importante. Creo que la Iglesia ha estado a la altura institucionalmente y en el tejido social formado por tantos cristianos. La prioridad de la atención a las personas más vulnerables se ha priorizado desde las instituciones eclesiales de caridad que ahí han estado, y están incondicionalmente. El voluntariado extra ha ampliado su labor en esta emergencia. Y en el terreno pastoral, las iniciativas y creatividad de delegaciones y servicios diocesanos a través del servicio de Comunicación ha sido prodigiosa. Yo, personalmente, agradezco la posibilidad que se me ha brindado de acompañar a las personas a través de la web en celebraciones y pequeñas intervenciones diarias y semanales.”

Y respecto a la desescalada Elizalde dice que ha de hacerse “en comunión con toda la Iglesia en nuestro país, asumiendo las indicaciones que ha brindado la Conferencia Episcopal. Y en sintonía con la realidad concreta de nuestra tierra a través del acuerdo Obispos y Gobierno Vasco. Cada pastor y cada comunidad tienen que discernir, con este trasfondo, qué medidas concretas tienen que tomar en sus condiciones: horarios, renovación de los colaboradores más jóvenes, nuevas necesidades que afrontar. El momento hay que vivirlo como un reto que nos ayude a crecer. Hay decisiones pendientes de simplificación organizativa, y de renovadas formas de participación y colaboración, que nos están esperando.”

Y sobre la recuperación de las misas: “Vamos a valorar mucho más la Eucaristía, la Comunión, la Palabra, el Sagrario, la Comunidad y el Pueblo de Dios. Son realidades que hemos añorado mucho y que las dábamos tan por supuestas que igual las valorábamos poco. Ahora tenemos que ayudarnos a culminar bien el curso pastoral, recogiendo toda la riqueza de estos dos meses tan profundos y duros. Hay que redefinir los objetivos pastorales, desprendernos de mucho lastre e ir a lo esencial: la experiencia de Dios y los más vulnerables. En la nueva normalidad las comunidades cristianas tienen que parecerse más a las primeras. Es una ocasión muy buena.”

Dominicas. 

La iglesia del convento de Santo Domingo es uno de los templos que la Unidad Pastoral del Casco Viejo ofrecerá entre semana para asistir a misa. Las Hnas. Dominicas ya tienen preparada la acogida, como explica la superiora Sor Carmela: “A la entrada en una alfombra empapada de hidroalcohol la gente podrá desinfectar las suelas de su calzado, así mismo tenemos unos dispensadores para las manos. Y en los bancos una cruz con cinta adhesiva marca el lugar a ocupar dentro del banco.” El aforo original de esta iglesia es de 100 personas “lo hemos reducido a 30” explica la superiora. Para la superiora es fundamental que la gente venga concienciada desde casa, “he comprado algunas mascarillas por si viniese alguien sin ella, pero insistiremos en que cada uno debe venir preparado desde casa. Nosotras vamos a desinfectar cada día los bancos de la iglesia, pero la actitud y las medidas de protección personales hay que traerlas desde casa.” Sor Carmela reconoce que no sabe cómo será la respuesta de los fieles, pero sí tiene clara una cosa: “Creo que a los mayores hay que dejarles que tomen sus decisiones, no comparto mucho las sugerencias de que no vengan todavía a la iglesia. Si pueden ir al mercado o a la farmacia, pueden venir a misa, y eso es algo que les hace bien, no les deberíamos privar de ello. Insistiendo en las medidas de prevención, sí, pero ni más ni menos que al resto de las personas.”

Santoña

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La prudencia está siendo la tónica general, otro ejemplo es la parroquia de Santa María del Puerto en la localidad cántabra de Santoña. Alberto García, el párroco, que a través del facebook parroquial ha mantenido la oferta litúrgica a su feligresía ha difundido a los cuatro vientos el cartel que marca el regreso a la parroquia: Aforo 160, máximo personas; usar la mascarilla te protege; al entrar un click de hidroalcohol; mantén la distancia de seguridad; procura no tocar las imágenes ni el mobiliario; debemos recibir la comunión sin los guantes; y la colecta se hace al salir del templo. El párroco está satisfecho con la colaboración, no solo de los feligreses, sino del pueblo de Santoña en general: “la radio local se ha hecho eco de los avisos de la parroquia e incluso ha retransmitido algún oficio de Semana Santa. Otro detalle que creo merece destacar ha sido el compromiso de los barcos pesqueros que han donado una caja de pescado cada uno y cada día de faena para atender las necesidades de residencias y centros sociales.” 

Miranda

La parroquia de Santa Casilda, en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro, se encuentra aún en la fase 0. Rubén, el párroco, defiende la prudencia por encima de todo: “el consejo parroquial nos reunimos por videoconferencia y vamos tomando las decisiones. Yo les informo de las indicaciones que puedan llegar de la diócesis o la Conferencia Episcopal y de las reuniones telemáticas que tenemos tambìén los curas de Miranda.” Esta parroquia ha tenido una contínua y muy participativa actividad en las redes sociales desde el inicio del estado de alarma. “Aunque estamos muy cerca de Vitoria la realidad de Miranda es otra, por eso mejor ser prudentes y ajustarnos a lo que las autoridades vayan considerando oportuno.” En todo caso el templo estaría preparado para adaptarse a la fase 1 en cualquier momento, “me has pillado señalando la ocupación en las bancadas” dice Rubén. Santa Casilda tiene un aforo de unas 400 personas, el párroco calcula que al final se quedarán en torno a 80 para la fase 1. Mientras, el whatsapp y las redes sociales mantienen unida a esta comunidad cristiana. 

Non solum sed etiam

Si la prudencia es una virtud, el dato de que la mayoría de las parroquias están ajustando sus aforos por debajo del número exacto de fieles que equivaldrían al tercio de la capacidad total del templo es indiscutible: la Iglesia, una vez más, demuestra su prudencia y sensatez. Voluntariamente renuncia a lo que la norma, stricto sensu, le autoriza. “pierde” de lo suyo, en favor de los demás, de la comunidad. Y no es el único gesto de renuncia, obispos y sacerdotes han renunciado a una parte de su salario; conventos que han dejado a un lado sus trabajos para hacer mascarillas, gratis eta amore; se han reforzado voluntariados, donativos, acciones de caridad, … Hemos actuado con esa conciencia de siervos que Jesús pedía a sus discípulos: “somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc. 17, 10)  ¡Pero lo hemos hecho! entre tanto a otros solo les ha dado el tiempo para ordenar el cobro del IBI a la Iglesia por sus edificios lucrativos. ¡ojo, las parroquias edificios lucrativos!

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