Campaña De Santidad Sacerdotal

Para los Obispos.

Campaña De Santidad Sacerdotal

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Querido señor obispo de habla hispana: ¿Puede un Obispo dejar de ocuparse continua y constantemente de la campaña de santidad sacerdotal? Imposible si ve la tremenda indigencia espiritual del mundo. No hay, señor Obispo, otra tarea más urgente, más importante y necesaria hoy en la Iglesia que lograr del Señor que haya muchos sacerdotes santos, muchos obispos santos. Así se salvará el mundo. No hay otro camino: el sacerdote santo y el amor a la Eucaristía tal y como en siglos pasados ha sido.

He llegado a entender en la oración y en la lectura espiritual la fuerza que tiene que tener un sacerdote enamorado de Dios: su alma, su corazón reposan en el mismo Corazón de Cristo. Ansía con paz pasar grandes ratos con el Señor en la oración, y en ese reposo saca fuerza para entregarse a las almas. Ahí obtiene total poder de convicción porque hablará ya desde su experiencia de fe y amor. Y así al predicar de Dios, le escuchan con gusto y veneración, y se sienten con ganas de esa sublime trascendencia que expresa el sacerdote con la unción de su palabra. Muestra con su ejemplo la total fuerza para convertir incluso a los indiferentes. Ama este sacerdote a todos con el mismo corazón de Cristo, y sufre con paz, pero con dolor el abandono de Dios por parte de tanta gente. Esto le estimula a hablar del Señor con confianza, con dulzura y máxima convicción... Y vuelve a la oración con gusto y con necesidad, porque ahí está su reposo y el secreto de su fortaleza. Le digo esto que llevo muy en el corazón desde hace años.

Tenemos, sí, un episcopado bueno, muy bueno e incluso humilde, pero todavía no santo. Creo que nos falta esto: asumir de una manera colectiva la total y extrema necesidad de mover todos nuestros resortes espirituales para conseguir sacerdotes santos, obispos santos, almas consagradas santas. Y esto solo se consigue orando, pidiendo, suplicando, estando con Jesús... y predicando luego con total convicción.

Cuando no se practica la oración, el declive viene lentamente así: dejar la mortificación voluntaria, aridez y tedio en el orar, abandonar la oración como inútil. Después los problemas de tipo sexual que tanto airean gente impía y no tan impía. La rutina impera y es preciso dar la vuelta. Y pienso que la campaña por la santidad sacerdotal ha de empezar desde la Conferencia Episcopal; al unísono. Líderes han de aparecer; es preciso buscarlos y potenciarlos. ¡El obispo no tiene más remedio que ser santo! Y nosotros rezar por los obispos para que lo sean, e insistirles. Recomenzar con nuevo ímpetu la vida de oración y mortificación. Enamorarse de Jesús. Alegra mucho eso de ser sucesor de los Apóstoles, pero es tremendamente exigitivo.

Señor Obispo, no se contente con tener un grupo de buenos funcionarios; pida, suplique, haga cuanto esté de su parte para que sus sacerdotes sean santos. Perdone, si le es posible, esta machaconería; pero sepa que le respeto y venero y me uno a su oración. Láncese, Señor Obispo a esta tarea urgentísima y prioritaria.

Acabo de escribir un folleto de nuestro querido Don Félix Beltrán, "sacerdote de sacerdotes", que me ha acompañado durante siete años en esta campaña de santidad sacerdotal; el objetivo de su larga vida. Lo pongo por intercesor desde el Cielo. El Señor y él mismo nos bendigan. Affmo amigo en Cristo Sacerdote:

 José María Lorenzo Amelibia

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Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/      

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