La alegría interior y la paz ¡qué dos cosas tan buenas! Esto nos sugiere el Evangelio de hoy.

- "El que me ama, guardará mi palabra; y mi Padre le amará, y vendremos a el y haremos morada en él". ¿Puede uno sentirse más en paz y seguro que siendo morada viva de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? Es necesario hacer estos actos detenidos durante algún minuto todos los días: - Ser conscientes de que habita en mí la Santísima Trinidad. Sentir esa alegría íntima cristiana y esforzarse durante el día en guardar la palabra de Dios.

Dice Jesús: "La paz os dejo; mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. que no tiemble vuestro corazón".

Jesús es consciente de nuestra dificultad y temor en las cosas de la vida. Vamos a apoyarnos en El. Hemos de estar en la Misa y en la Comunión con fe; con seguridad de que el Señor está con nosotros. El permanece después en nuestra alma en gracia, no con presencia sacramental, una vez consumidas las especies, sino en presencia mística y amorosa, según el texto citado antes. En El nos apoyamos.

José María Lorenzo Amelibia
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