Una carta abierta revela las condiciones que soportan las mujeres dentro de las instituciones eclesiásticas más conservadoras, en la que 32 exconsagradas relatan, entre otros detalles, su aislamiento “no podíamos compartir nuestros pensamientos con nadie y tener amistades era considerado ser infiel a Dios”
No se trata de casos locales, o aislados, sino de un mal endémico, que afecta a instituciones religiosas ultraconservadoras, desde los Legionarios de Cristo al Opus Dei. Pero también a personajes como el ya ex jesuita Marko Rupnik o al otrora todopoderoso prefecto de la Congregación de Obispos, Marc Ouellet
En todos los casos, que saldrán, como surgieron, de debajo de las piedras, los escándalos de pederastia. ¿Qué hará la Iglesia ante este nuevo tsunami, cuando todavía no se ha apagado la llama de la lacra de los abusos sexuales a menores? ¿Servirá para que, por fin, las mujeres puedan tener, de verdad, voz y voto en la Iglesia?