Este sábado, 1 de julio (la misma fecha en la que, por cierto, el ex secretario de Benedicto XVI, Georg Gänswein, hacía las maletas y salía del Vaticano), el Papa Francisco nombraba a su teólogo de cabecera, el argentino Víctor Manuel (Tucho) Fernández, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sustituyendo al español Luis F. Ladaria, cuya gestión de los casos de abusos y, especialmente, la cerrazón a admitir cambios en el camino sinodal alemán y en lo tocante a la bendición de parejas homosexuales, ha sido en algunos casos contraria a la voluntad del Pontífice
"Nos hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno"
Un septiembre que se prevé movido en Roma, con la apertura del Sínodo de la Sinodalidad en el que se debatirán muchas de estas cuestiones. Con una mirada abierta y, por primera vez, sin el 'No', la condena y la prohibición como premisa. Algo que, hoy por hoy, Francisco sólo podría asegurar con un hombre de su absoluta confianza. Y que, posiblemente, sea nombrado cardenal en un hipotético consistorio cuyo anuncio muchos esperan en breve