Decisiones progresistas

Desde de que se ha conocido la muerte en Holanda de una joven de poco más de veinte años, a causa de una inyección letal, supuestamente legal, que un grupo de "expertos" decidió aplicarle para acabar con su depresión crónica, podemos plantearnos que en los próximos años todo va ser posible dependiendo de los gobiernos que nos toque padecer, una vez que se pongan de acuerdo para formar gobiernos "progresistas". La palabra "progresista" se ha convertido en una palabra talismán. Hay partidos y políticos que son incapaces de hablar cinco minutos sin utilizar la palabra "progresista". Os invito a comprobarlo.
Palabras que se pueden convertir después en lo que uno quiera, porque para unos progresista es aplicar una inyección letal como en Holanda, para otros progresista es prohibirlo en defensa de la vida. ¿Cómo podemos saber a qué atenernos cuando nos prometen un futuro progresista?
Es muy fácil, desde la barrera, convertirse en experto para tomar esas decisiones y, mucho más, si va acompañado de un sueldo sustanciosos por ser elegido experto del caso. Lo progresista no es poner inyecciones letales sino ayudar a la gente con problemas utilizando todos los medios que la sociedad tiene, que no son pocos, cuando se usan bien. Pero si los medios que tenemos se los llevan en maletines a sus casas particulares o a Panamá para que estén más seguros y blanqueados y sean más suyos y menos de todos (y aquí entran todas las ideologías porque en todas se cuecen habas), entonces no habrá medios para ayudar a esas personas necesitadas y con problemas reales de salud o de cualquier otro tipo.
Nadie quiere morirse, ni aún en las circunstancias más adversas. Yo he vivido momentos muy críticos en los últimos tiempos y me agarraba a la vida con una fuerza que ni siquiera tenía.
Lo progresista no es matar, eso es lo fácil y cómodo, lo progresista es ayudar y apoyar a la gente que sufre y emplear todos los recursos necesarios en ello. Esto es progreso y futuro. Lo otro es muerte y desolación que sólo conduce a la sepultura. ¡Vaya progreso!
Lo más dramático de todo es que estos casos dramáticos se convierten para los progresistas en ejemplos paradigmáticos que justifican la elaboración de leyes universales sin vuelta atrás. ¿No os da pena este caso tan terrible de una joven depresiva crónica? Sí, pues vamos a aprobar leyes para solucionar todos los casos que se presenten de este tipo. Y acabarán entrando en este abanico los que están tristes porque ha perdido su equipo de fútbol.
Parece ser que esa joven que había sido sometida a un tratamiento contra la depresión había mejorado en los últimos tiempos pero ni eso fue una razón suficiente para que le aplicaran la inyección progresista. Tamara García Yuste fue inyectada y murió por la decisión de un grupo de expertos progresistas. Me pregunto qué pasará cuando alguno de estos expertos sufra una depresión.
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