Ego te Absolvo…

¡Qué difícil nos resulta perdonar! Es la otra cara del amor. No es algo que nazca espontáneamente. Cuando alguien no piensa como nosotros, cuando nos sentimos heridos hasta lo más íntimo de nuestro ser, entonces sí que es duro y difícil. Pero cuando decidimos ser cristianos, seguir a Jesús, elegimos amar y amar conlleva perdonar, sabiendo que no siempre es fácil. ¡Cuantas veces nuestro corazón nos dicta una cosa y nuestra cabeza otra! Racionalmente sí decidimos perdonar, pero nuestro corazón necesita algo más de tiempo, es incapaz de latir al mismo ritmo…

Sé que es difícil apostar por el perdón, sobre todo en ocasiones extremas, pero tenemos que saber vencer, tenemos que ser capaces de dejar a un lado cualquier resentimiento, quedarnos con la buena tierra sabiendo tamizarla.

Hoy día, cuando nuestra sociedad atraviesa un difícil momento en todos los sentidos, creo que aún es más importante poder hablar del perdón, algo que toda persona necesita, porque ¿quién no se ha equivocado alguna vez haciendo lo que en ningún momento quiso hacer? Intentemos no juzgar a las personas por un hecho concreto, ya que no sabemos qué es lo que las ha llevado a actuar de esa forma. El perdón es algo necesario para todos, pero empecemos por reconocer nuestras propias faltas, a saber mirar nuestra viga antes que la paja ajena. Hemos de ser conscientes de que nuestro criterio no tiene por qué ser el único posible. Renunciemos a vencer, a creernos los mejores, aprendamos a vaciarnos de nosotros, porque sólo de esa forma podremos llenarnos de Él y, por lo tanto, encontrar la verdadera libertad. Una libertad que nos libera, que nos permite dejar de culpabilizarnos, que nos propone un dialogo para poder construir puentes de entendimiento entre las personas, aprendiendo a ser signos de perdón, llegando a construir un mundo más justo y humano. No podemos quedarnos en las heridas, eso no nos lleva a ninguna parte y nos quita la paz.
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