Rasgos principales de la teología básica del paulinismo (I) (109-04)

Hoy escribe Antonio Piñero


Si deseáramos ofrecer al completo los fundamentos sociales de la teología paulina, tendríamos ahora que emplear mucho tiempo en discutir la vida de Pablo, su entorno, su formación, los años cruciales del Saulo precristiano, la “llamada” (o “conversión”), etc. No vamos a hacerlo, porque nos eternizaríamos y no alcanzaríamos en la práctica del blog el propósito de esta serie, que gira en el fondo –no lo olvidemos- sobre el tema de cómo se transmiten los recuerdos sobre Jesús. Por ello tornamos nuestra atención directamente a la teología básica de Pablo.

Hyam Maccoby resume del modo siguiente la enseñanza de Pablo sobre la salvación del hombre:

“La humanidad se halla en poder del pecado y de Satán. Esta servidumbre no puede romperse por ningún esfuerzo moral que pueda realizar el ser humano, puesto que su naturaleza moral es demasiado débil. Consecuente¬mente, la humanidad está condenada a un castigo eterno por parte de Dios. La divinidad, sin embargo, misericordiosa, ha dispuesto un camino de liberación por medio del envío al mundo de su hijo divino. En ese mundo sufrirá una muerte cruel que servirá de expiación por los pecados de la humanidad. Al aceptar el significado de esta muerte con fe y agradecimiento, los seres humanos pueden participar místicamente de ella, a la vez que toman parte en la resurrección y en la inmortalidad del Hijo de Dios. Aquellos que no tienen fe, y persisten en creer que pueden eludir esta condenación gracias a sus propios esfuerzos morales (guiados por la ley de Moisés) se hallan abocados a una eterna condenación” (Paul and Hellenism, Londres, SCM Press, 1991, 55).


Esta concepción paulina de la salvación contiene, por tanto, los siguientes elementos:

1. Condición moral de la humanidad desesperada y sin remedio; la humanidad no puede salir por sí misma de este estado

2. Descenso de un salvador divino de la humanidad al mundo de ésta, encarnado en un cuerpo humano;

3. Muerte violenta, en este caso en cruz, del salvador divino;

4. Resurrección del salvador. Ello confirma la divinidad e inmortalidad de ese salvador crucificado;

5. Expiación vicaria de los pecados de la humanidad efectuada por la muerte del salvador. Esta expiación vale `por sí misma, pero de un modo general. Está ahí pero cada uno ha de aplicarse sus efectos. Éstos sólo se hacen efectivos en aquellos que tienen fe en el significado y eficacia de esa muerte redentora;

6. Promesa de resurrección e inmortalidad para los creyentes en el salvador y en su peripecia de muerte expiatoria/resurrección.

Opino que la síntesis de Maccoby es buena, y que no es necesario detenerse a probarla -en cuanto resumen- en este momento con textos paulinos, pues es meramente descriptiva. Pienso que puede admitirse sin dificultad.

Dentro de estos puntos arriba señalados la investigación sobre Pablo ha considerado nucleares los siguientes:

A) La figura de un hijo de Dios, que padece, muere y resucita;

B) El envío a la tierra, encarnado, de un ser preexistente que actúa como salvador.

Por lo que atañe al cristianismo según Pablo, estos dos puntos se explicitan así:

Jesús es el salvador, mesías; es hijo óntico y real de Dios; es preexistente y señor del universo; ha sido enviado al mundo para redimir, y se ha encarnado en un ser humano de la estirpe de David, a través de María. La redención se logra por la muerte de Jesús en la cruz. El ser humano que por el bautismo sufre simbólicamente la muerte de Jesús, recibe también por las mismas aguas la promesa firme de la resurrección.

Desde principios del siglo XX la “Escuela de la historia de las religiones” ha supuesto que esta doble concepción cristiana, formulada por primera vez –cronológicamente- por Pablo, no es ni puede ser una herencia judía recibida por y potenciada en el cristianismo, por el siguiente argumento:

No casa bien con la tradición general del Antiguo Testamento ni tampoco con la del judaísmo helenístico tal como podemos conocerla por los escritos a los que tantas veces hemos aludido los apócrifos y pseudoepígrafos del Antiguo Testamento y los Manuscritos del Mar Muerto (Qumrán) ni cualesquiera otros posibles escritos judíos de la época como targumim (si es que en verdad pertenecen cronológicamente a ella), o algún midrás má antiguo (también muy dudoso en cuanto a su cronología; parece ser que son posteriores).

Entonces –se ha argumentado- o bien el cristianismo, por mano de Pablo o de Antioquenos + Pablo, ha creado tales concepciones por su propia iniciativa (en términos religiosos “por obra del Espíritu Santo”), o bien (más probablemente, según la Escuela de la Historia de las Religiones) se ha inspirado en otras sensibilidades religiosas.

Éstas pueden ser:

1. Las religiones y la religiosidad que le ofrecía el Helenismo y su entorno, reinterpretando la figura de Jesús y acomodándola a conceptos de salvación que existían en la religiosidad de ese mundo,

2. O bien en otras religiones, por ejemplo la egipcia (al fin y al cabo Egipto está situado geográficamente al lado de Israel y gozaba de gran prestigio), o

3. O bien de religiones más “orientales”, como el zoroastrismo en general, de un modo específico. No en vano –se argumenta- desde el siglo V a.C., cuando Israel formaba parte del Imperio persa, se conocía en Israel suficientemente la religiosidad de esos famosos sacerdotes de Persia/Irán a quienes llamaban reverentemente “magos”, casi siempre en buen sentido.

4. O bien de un sincretismo (o mezcla) a base de elmentos de una u otra.

Hemos ofrecido ya en síntesis el núcleo del pensamiento paulino en cuanto a la salvación. Seguiremos exponiendo todos los puntos de vista que comentan este esquema de la salvación. Y comentaremos tanto los puntos de vista “ortodoxos” como los “heterodoxos”. Al hacerlo se responderá también a la cuestión plnteada en estos últimos cuatro puntos, que giran sobre una doble alternativa fundamental: o bien -en la teología paulina- nos encontramos con una herencia judía que se desarrolla potentemente, o bien las ideas nucleares (de la doctrina de la salvación paulina) proceden del mismo Pablo y su entorno, que se inspira también en nociones de fuera del judaísmo.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

………….……………

En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El mesías guerrero en los Manuscritos del Mar Muerto” (II)

Manera de llegar a esta comunicación:

Pinchando en la página presente, arriba a la izquierda, donde hay un par de contactos, enlaces o “links”. Uno de ellos es “Cristianismo e Historia”


....................................

Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
Volver arriba