La Escuela de la Historia de las religiones y el paulinismo (1). (109-06)

Hoy escribe Antonio Piñero


Continuamos con la doctrina fundamental del paulinismo.

Tengo que recurrir de nuevo a Hyam Maccoby, porque entre los autores que he leído es el que mejor se apresta a defender, y con más rotundidad, el punto de vista de la denominada Escuela de la historia de las religiones. Su modo de argumentar nos parece paradigmático. Por ello, resumiremos brevemente su pensamiento acerca de la doctrina de la salvación paulina y sus fuentes en los seis puntos ya mencionados en una postal anterior que la caracterizan:

Respecto al punto 1. (condición moral de la humanidad desesperada y sin remedio; la humanidad no puede salir por sí misma de este estado) según Maccoby, es imposible fundamentar la doctrina paulina a partir del Antiguo Testamento o de la literatura judía helenística (tanto Apócrifos del Antiguo Testamento, o con textos de Qumrán u otros como targumim o midrasim de la época), pues todo el trasfondo de esta literatura judía de la época defiende que al pueblo elegido le ha sido dada por Dios una Ley con capacidad para observarla, y que cumpliéndola se salva ante su Creador. El ser humano se salva por sí mismo siendo fiel a la alianza.

El legislador judío no considera nunca, como sí lo hace Pablo, que el ser humano esté tan perdido moralmente, tan sujeto a las ataduras del pecado que sin una especial redención divina no puede salir de su maldad. En cuanto a los gentiles, el judaísmo de la época de Pablo opinaba que la ley natural era, en sus mandatos más sustanciales, idéntica a los principales preceptos de la ley mosaica. Por tanto, el gentil que los cumpliera no sería condenado irremisiblemente.

Ni siquiera en los textos más pesimistas de los "Himnos" (en hebreo Hodayot) del Maestro de Justicia, encontrados entre los manuscritos del Mar Muerto, hallamos una concepción tan peyorativa y tan pesimista de la situación de la humanidad antes del advenimiento del mesías. En esas composiciones se afirma que existe siempre un resquicio en la voluntad humana capaz de acomodarse a la voluntad de Dios y cumplir su Ley, y por tanto de salvarse.

La peculiar opinión de Pablo procede de un ambiente distinto del judaísmo y éste no es otro –opina Maccoby– que la atmósfera gnóstica (aún no hay sistemas gnósticos bien formados) que había invadido el Mediterráneo oriental probablemente ya en el siglo anterior. Para la gnosis, la materia es esencialmente mala. Aunque proceda en último término de la divinidad, la materia es lo más alejado de ella, es el escalón más degradado del ser, condenado a perecer, a la nada. La materia, y por tanto la parte material correspondiente del hombre que es donde se inserta el pecado, no tiene posibilidad de redención. Éste y no otro es el trasfondo que anima el primer punto, el prenotando de la religión de Pablo; no tiene sustento ninguno en el judaísmo, según la Historia de las religiones.

No voy a alargarme mucho en cada postal para que se pueda seguir con mayor facilidad. Continuaremos,pues, con los siguientes puntos paso a paso.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es

“El profeta que ha de venir (y II)”

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Magíster de "Ciencias de las Religiones"

Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla

Véase postal de 26-06-2009

Enlace de Internet para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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