Crítica a las ideas de Ernst Käsemann sobre La apocalíptica judía como matriz de la teología cristiana (I) (110-08)

Hoy escriben Antonio Piñero/Florentino García Martínez


Tema: Ernst Käsemann, discípulo de Rudolf Bultmann, defendió que la raíz de la teología específicamente cristiana es en gran parte una copia de la apocalíptica judía que esos mismos cristianos habían superpuesto al pensamiento genuino de un Jesús no apocalíptico. Una vez expuestas las ideas de Käsemann, procedemos a la crítica.

Con el resumen precedente -afirma Florentino- se ha dado una presentación respetuosa y objetiva de la hipótesis de Käsemann. A continuación se expondrán los principales puntos que impiden aceptar esta hipótesis.

Por supuesto, es imposible discutir aquí los grandes presupuestos que sirven de base a la hipótesis de Käsemann, tanto al nivel de la crítica de las formas y de la crítica literaria del Nuevo Testamento como al nivel de la teología subyacente a toda su hipótesis.

Todo ello corresponde al ámbito del pensamiento de los sucesores de Bultmann, que probablemente muchos de los lectores de este blog conocen en sus líneas generales: una crítica radical a la historicidad de los evangelios, y a lo que denominan el “protocatolicismo”, o catolicismo temprano, en la evolución de la Iglesia primitiva. Pero a la vez construyen un imponente edificio de una teología del Nuevo Testamento, que –a pesar de los pesares- concuerda con sus presupuestos por lo general luteranos y que les permite disociar una vida de piedad privada hacia Dios y Jesús como mediador de Éste, y a la vez una hipercrítica en el ámbito de lo científico.

La crítica presente intenta situarse en el mismo plano del trabajo de Käsemann y parte, por tanto, no de los grandes presupuestos teóricos implícitos, sino de sus afirmaciones concretas. Se centrará en los puntos siguientes:

- Definición de apocalíptica.

- Importancia de la espera de la parusía.

- Jesús no apocalíptico.

- Reconstrucción histórica.



1. Definición de la "apocalíptica"

La primera observación que debe hacerse a la hipótesis de Käsemann (y ésta fue una de las primeras objeciones que se le hicieron) es que parte de una concepción particular de la “apocalíptica”, muy propia suya y difícilmente aceptable.

Es enormemente revelador el que en su primer artículo (que citamos al principio de la serie: «Die Anfänge christlicher Theologie», Zeitschrift für Theologie und Kirche [ZThK] 57 (1960) 162-185 = “Los comienzos de la teología cristiana", publicado en la “Revista de Teología y de Iglesia”.) Käsemann no sintió la necesidad de definir qué es lo que él entendía por apocalíptica.

Toda una serie de expresiones suponen que para él, como para sus lectores, el concepto de apocalíptica es una cosa evidente. Es más, su frecuente empleo sin calificaciones de “apocalíptica” sugiere que se trata de un fenómeno homogéneo en el que se confunden elementos provenientes de la apocalíptica del Antiguo Testamento: la del judaísmo tardío, la representada por la comunidad qumránica, etc., y lo que él designa como apocalíptica cristiana pospascua1.

Pero, como indica G. Ebeling, parodiando una de la frases de Käsemann, “hay que distinguir entre apocalíptica y apocalíptica”. He aquí el texto de la crítica:

Como ha señalado acertadamente Käsemann, “Hay que distinguir entre entusiasmo y entusiasmo, al igual que entre espíritu y espíritu”, del mismo modo y con igual razón habrá que señalar que debe distinguirse entre apocalíptica y apocalíptica” (G. Ebeling, “Der Grund christlicher Theologie”, Zeitschrift für Theologie und Kirche 58 [1961J 227-244, en la p. 235 = “El fundamento de la teología cristiana”: Revista de Teología e Iglesia.



Únicamente en su segundo y tercer artículos («Zum Thema der urchristlichen Apokalyptik», ZThK 59 [1962] 257-284; hay que añadir otro también importante: «Paulus und der Frühkatholizismus» ZThK 60 [1963] 75-89 = “Sobre el tema de la apocalíptica cristiana primitiva” y “Pablo y el protocatolicismo”), y movido a ello por la crítica de G. Ebeling sobre el problema terminológico, Käsemann se sintió obligado a precisar que para él “apocalíptica” es “la espera inminente de la parusía”, es decir, “la forma especial de escatología que trata del final de la historia”:

“Esa clase especial de escatología, que trata del final de la historia, no se posee un término adecuado. Que la apocalíptica queda así como un [término] ambivalente no se puede discutir. ¿De qué vocablo no habrá que decir lo mismo? Del contexto se deduce que casi siempre hablo de la apocalíptica cristiana primitiva para designar la inminente espera de la parusía” (“Thema” p. 258, n. 2).


Este intento de definición nos precisa claramente que Käsemann emplea en su tesis la palabra “apocalíptica” con un sentido muy particular, en el que nos detendremos y que sometremos a crítica en la próxima postal de esta serie.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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• En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro.

• Información sobre la película acerca de Jesús de Nazaret, titulada “El discípulo”:

www.eldiscipulofilm.com
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