¿Qué significa el descubrimiento de la “tendencia” en los evangelistas? (III) ()109-41

Hoy escribe Antonio Piñero


Comienzo esta comunicación volviendo a insistir en que lo que decíamos en la postal anterior, no puede afirmarse más que para Alemania y con reservas, a saber que durante el período entre más o menos 1906 y 1953, no hubiera una fuerte investigación sobre el Jesús histórico.

De hecho la hubo en Alemania misma –las obras sobre Jesús de M. Dibelius, G. Kittel o W. Grundmann- y la hubo sobre todo fuera de las fronteras alemanas –obras también sobre Jesús de A. Loisy, C. Guignebert, M. Goguel, J. Klausner, etc.- autores todos citados en estas postales. Vuelvo a remitirme al trabajo seminal de F. Bermejo,

“Historiografía, exégesis e ideología. La ficción contemporánea de las ‘tres búsquedas’ del Jesús histórico”: Revista Catalana de Teología 30 (2005) 349-405; 31 (2006) 53-114.


En el siguiente período, en el que se denominó “New Quest”, “Nueva búsqueda” (fijada arbitrariamente entre 1953 y 1980), la investigación no se limitó a las obras sobre Jesús de los postbultmannianos (E. Käsemann, G. Bornkmann, H. Conzelman y H. Braun), sino que, como señala igualmente Bermejo, hubo muchos otros, entre los que destacaría las obras de P. Winter, D. Flusser, G. Vermes, y S. G. F. Brandon, todas también sobre Jesús de Nazaret.

Muy recientemente, otra obra de un estudioso judío Shalom Ben-Jorim, Bruder Jesus. Der Nazarener in jüdischer Sicht (“Hermano Jesús. El Nazareno en perspectiva judía”) ha sido traducida al castellano hace tiempo (Barcelona, Riopiedras, 2003), y ha merecido un comentario por parte de Ángeles Alonso Ávila, de la Universidad de Valladolid, con el título, Sentir la historia. Un acercamiento al judío Jesús desde Shalom ben Jorim, Editorial Signifer, Madrid, 2002, que algún día me gustaría hacer un comentario.

Entre toda esta maraña de autores, en España han tenido repercusión sobre todo dos de ellos G. Vermes y D. Flusser, cuyas obras –espero- son muy conocidas.

Pero hay otro, cuyos trabajos –creo- que no están traducidos, Samuel G. F. Brandon, que ha ejercido una enorme influencia en gentes como Puente Ojea y Montserrat Torrents con tres obras, Jesus and the Zealots (“Jesús y los celotas”), Manchester University Press, 1967; The Fall of Jerusalem and the Christian Church (La caída de Jerusalén y la iglesia cristiana, Londres 1951) y The Trial of Jesus (“El proceso de Jesús”, Londres 1968), y Hyam Maccoby en dos obras suyas, Revolution in Judaea, Nueva York 21980, y Paul and Hellenism, Londres y Filadelfia 1991.

Pues bien, para el tema que estamos tratando, el descubrimiento de la “tendencia” de los evangelistas y su importancia a la hora de comprender los evangelios, es muy importante, a mi parecer, la obra de este último autor citado. Precisamente la insistencia de Bultmann sobre la imposibilidad de estudiar el Jesús histórico, llevó a Brandon a intentar probar lo contrario: en los evangelios, bien leídos críticamente, hay muchas claves para dilucidar cómo fue el Jesús de la historia. Y como Brandon era judío y no tenía los problemas ideológicos de los protestantes y católicos acerca del judaísmo de Jesús, podía acercarse a éste, como objeto de la historia, sin problemas de teología previa.

Brandon puso de relieve nuevamente cómo las perspectivas de la Escuela de F. Ch. Baur en Tubinga eran esencialmente correctas en cuanto al judaísmo esencial de Jesús y la división radical que se produjo casi nada más iniciarse la andadura de los seguidores de Jesús entre dos “escuelas” o modos muy distintos de ver a Jesús: el judeocristianismo y el paulinismo. Brandon, como judío que es, entra también dentro de la perspectiva de lo que E. Bammel (muy antiBrandon) llama “Heimholung”: hay que traer a Jesús “de vuelta a casa”.

Esta “vuelta a casa significa”: la vida y enseñanza de Jesús son perfectamente comprensibles dentro de los términos del judaísmo de su tiempo. Y el corolario es: si Jesús no tuvo un conflicto esencial con el judaísmo (como religiosidad, religión y teología) de su tiempo, su muerte tuvo lugar por motivaciones políticas.

Ahora bien, y con esto aterrizamos en la tendencia de los evangelistas, en especial de Marcos que fue el primero: es totalmente natural que a los evangelios/evangelistas, que predican a Jesús y hacen “propaganda” (en el buen sentido) de la religión de los seguidores de Jesús no les interese en absoluto presentar a Jesús como un ajusticiado por haber sido de algún modo un rebelde al Imperio. Es natural también que la figura de Jesús sea presentada como lo más pacífica posible, desinteresada por la política del Israel de su tiempo y con un mensaje puramente espiritual.

Por tanto, una tarea importante, e interesante, sería investigar si este punto de vista, defendido sobre todo por investigadores judíos del siglo XX, puede aplicarse, como dijimos al evangelio de Marcos.

Continuaremos un poco más en la explicitación de este sistema de la búsqueda de “tendencias teológicas determinantes” entre los autores del Nuevo Testamento, no sólo los evangelistas.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Www.antoniopinero.com

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Hoy, en el otro blog, “Cristianismo e Historia”, de la revista electrónica “Tendencias21” el tema de hoy es:

¿Cómo queda, por fin, La Primera Carta a los Corintios reconstruida ( = Cor A)?”

Manera de llegar a este comunicación:

Pinchando en la página presente, arriba a la izquierda, donde hay un par de contactos o “links”. Uno de ellos es “Cristianismo e Historia”
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