La situación de la mujer en época romana

Hoy escribe Antonio Piñero

Ayer terminamos la serie sobre la novela de José Y Asenet probablemente de una manera sorprendente para algunos lectores debido a que mi hipótesis sobre una, o quizá la principal, motivación del autor es bastante novedosa. Otros, cuando la ininuado antes de exponerla aquí, en el blog, la han calificado de aventurada… Ya algún lector había manifestado al principio de la serie que -tras leer el artículo Junkal Guevara también mencionado en este post- “Habría que retorcer bastante el texto de José y Asenet para poderlo comparar con el Nuevo Testamento”. Espero que la serie haya demostrado al menos que sí puede haber algún que otro motivo…



Pues sobre hipótesis en el mundo científico... ahí va otra sobre la intención que tuvo el novelista a la hora de componerla, que ha aparecido hace tiempo en una editorial de mucho prestigio y que no ha recibido especiales varapalos de la crítica. Se trata del libro –desgraciadamente no hay traducción al español- de A. Standhartinger, Das Frauenbild im Judentum der hellenistischen Zeit. Ein Beitrag anhand von 'Joseph und Aseneth' = “La imagen de la mujer en época helenística. Una aportación a propósito de JyA” (en la colección Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums = "Trabajos sobre la historia del judaísmo y cristianismo antiguos" 26), Editora E. J. Brill, Leiden/Nueva York/Colonia, 1995, IX + 289 pp.

El libro de Standhartinger se propone investigar cuál es la situación de la mujer tal como se refleja en la novela y, a la vez, dilucidar qué aporta esta imagen en la discusión en torno al papel de la mujer en época helenística, así como la importancia de este estudio para la comprensión de la función de las mujeres en el Nuevo Testamento.

Standhartinger se propone dar su respuesta a estas cuestiones estudiando el texto doble de “José y Asenté” transmitido por la tradición. En efecto, nos ha llegado hasta hoy una recensión o versión larga -representado por la familia de manuscritos “b”- y otra, un tercio más breve, cuyo más importante testigo es el manuscrito “d”.

Teniendo en cuenta que estas dos líneas de tradición se hallan defendidas por las publicaciones de M. Philonenkoen su obra Joseph et Aséneth: Introduction, texte critique, traduction et notes. Leiden [Brill] 1968 = la base de la traducción española de R. Martínez Fernández y Antonio Piñero) y de Ch. Burchard en sus versiones alemana e inglesa de la novela, más accesible para el lector español en la obra Old Testament Pseudepigrapha, ed. J. H. Charlesworth, Nueva York 1985, II 177-247, la autora se decide en principio por no otorgar la preferencia a ninguna de ellas e investigar sucesivamente la imagen de la mujer y las variantes que de ella ofrecen tanto la recensión corta como la breve.

Standhartinger no pretende una reconstrucción crítica de las tradiciones que se hallan tras los manuscrito b o d, sino que da por buenas las ediciones de Philonenko y Burchard. Sólo al final de su investigación, cuando ha expuesto cuál es la imagen de la mujer, Asenet, ofrecida por cada una de estas recensiones, se preguntará por el proceso que llevó a crear esa duplicidad de textos, en qué situación histórica es comprensible que se produjera esa variedad, qué autores/as hay detrás de cada recensión, y su fecha y lugar de origen.

La autora se muestra a priori escéptica sobre cualquier tipo de seguridades en torno a fecha y lugar de composición de la novela. Sólo admite que la obra se escribió originariamente en griego, que es un producto netamente judío (estudia su incardinación dentro de la literatura judía helenística, pp. 5-19), que no presenta muestras de interpolaciones o reelaboraciones cristiana (p. 6), y que, como obra de ficción, pudo componerse en cualquier lugar de la Diáspora (no necesariamente en Egipto) y en una época no más precisable que el lapso de tiempo que media entre el s. I a.C. y el s. I d.C. (pp. 16-20).

Sí admite que la figura de Asenet, tal como se describe en el escrito, no corresponde a ningún personaje histórico, sino que como producto de la ficción su papel se enmarca en el ámbito de una novela auténtica, situable dentro del género literatura sapiencial, y que José y Asenet imita conscientemente las novelas griegas, sobre todo las de tema amoroso (la autora continúa la tesis de R. I. Pervo, "Aseneth and Her Sisters...", en A. J. Levine, Women Like this..., Atlanta 1991, 140-160).

La categoría de análisis que utiliza Standhartinger para investigar José y Asenet es la "imagen de la mujer", obtenida previamente de un estudio de la literatura griega anterior o más o menos coetánea con la novela (pp. 52-75). A este respecto, la autora llega a la conclusión de que pueden dibujarse a grandes rasgos dos imágenes de la mujer en el mundo helenístico:

1. La fémina "tradicional": ama de casa ejemplar, sumisa a su marido, no independiente monetariamente, orientada a la educación de los hijos y al ámbito del hogar (representada por Jenofonte, Plutarco..., y en círculos judíos por Filón, Flavio Josefo, Pseudo-Focílides, Ben Sira = Eclesiástico),

y 2. La mujer autónoma, de temperamento con rasgos más críticos, independiente en lo económico y de una notable movilidad incluso fuera del ámbito de la casa. Esta línea, de representación más escasa en lo literario, se halla encarnada por ciertos escritos de las filosofías epicúrea y cínica (sobre todo en torno a Hiparquia, como recoge Diógenes Laercio), y en las letanías aretalógicas de Isis, es decir, enumeración de las virtudes de la diosa.

El núcleo del libro de Standhartinger (pp. 77-205) se halla dedicado al análisis pormenorizado de la imagen de la mujer en las dos recensiones de José y Asenet. Estudia así cómo los respectivos autores describen el entorno de la heroína, sus acciones, lo que ve, cómo actúa, sus sentimientos, sus contactos y reacciones frente a otros personajes (Jacob y José su marido, el malvado hijo del Faraón, Leví, los hijos de Bala y Selfa mujeres de Jacob). También estudia las imágenes de la divinidad o de su Hipóstasis o personificación (La Conversión o Metánoia) que presentan ambas recensiones.

Standhartinger llega a la conclusión siguiente: la recensión larga presenta y difunde positivamente el tipo 1 (mujer tradicional), mientras que el texto breve (= la base de la edición española) defiende de modo expreso el tipo 2 (mujer autónoma e independiente).


El cap. 3º del libro de Standhartinger (pp. 205-240) pondera la aportación que pudo suponer estas diversas pinturas de la mujer en las dos recensiones de José y Asenet a la discusión, en ambientes helenísticos, sobre la concepción y funciones de las mujeres en las sociedades griegas y romanas. Según la autora, el redactor de la recensión larga pudo elaborar su texto precisamente para impulsar la conversión al judaísmo de la mujer "temerosa de Dios", que fomentaba los círculos piadoso judíos. El judaísmo sería para este tipo de mujer la religión que ofrecía las mejores posibilidades para que ellas pudieran desarrollar su personalidad y sus funciones dentro de esa concepción tradicional de las funciones inherentes a su sexo (1.). El texto breve, por el contrario, desearía difundir otra imagen de la mujer, radicalmente diversa dentro del mismo judaísmo (2.).

Con estas bases, Standhartinger expresa al final de su trabajo su opinión crítica sobre la cuestión textual de José y Asenet. La recensión breve es probablemente la original. Un primer análisis demuestra que las diferencias entre ambos textos no son meramente casuales (pérdidas de hojas o cuadernillos, etc.) sino voluntarias y premeditadas.

El método crítico empleado para llegar a la conclusión de que la lectio brevior (el texto más breve) es la "potior" (la mejor y más aceptable) consiste en investigar ambos textos en busca de contradicciones o "asperezas" respecto a lo que podría haber sido un antecedente textual común. Suponiendo en cada uno de ellos las posibilidades de expansión, o abreviación, sobre un presunto original, la autora analiza qué frases no "casan" bien respecto a ese supuesto texto común.

En segundo lugar, la autora pondera por crítica interna cuál de los dos textos puede representar una corrección ideológica más plausible o expresa un estadio de teología ulterior (para ello toma como ejemplo-muestra el texto del cap. 22). Standhartinger llega a la conclusión que el texto b (defendido por Burchard) es secundario, posterior, puesto que contiene muchas más contradicciones e irregularidades que el d (defendido por Philonenko), y porque parece representar un estadio ideológico posterior. Con otras palabras: el proceso de expansión es más plausible de d hacia b, que a la inversa.

Esta perspectiva casa mejor con lo que puede deducirse respecto al lugar de composición de la novela. La atmósfera y los datos de la novela cuadran mucho mejor con la representación de un Egipto autónomo, antes de la conquista romana, que con la de un país sometido al Imperio.

Respecto al autor, Standhartinger se inclina por ver en ambas recensiones, sobre todo en la breve, una mano femenina. Hay en la novela, en su opinión, suficientes indicios que denotan el punto de vista femenino.

Respecto a la fecha de composición Standhartinger no opina como yo: sostiene que ha de ser anterior a Filón y al Nuevo Testamento, por una razón sobre todo: la Sabiduría/Conversión que desempeña un papel importante en la novela, se presenta personificada y aún no ha tomado figura masculina como ocurre en el escritor alejandrino o en el corpus neotestamentario = Jesús como encarnación de la Sabiduría. Luego ha de ser anterior. El argumento tiene sus visos de verosimilitud, pero ha de ser complementado con otros, como hemos hecho nosotros

La tesis de Standhartinger está bien concebida y ejecutada. Su planteamiento es claro y su elaboración nos parece consecuente y precisa. Adem´s me parece estupendo que pomnga de relieve la importancia que tiene la crítica textual -una de las labores principales de los filólogos- para dilucidar cuestiones importantes que afectan a la historia del pasado. Queda claro también que el tema de la emancipación de las mujeres es antiguo… Y puede interesar a las lectoras de este blog observar cómo la cuestión se planteó desde hace mucho tiempo y ver con alegría y tristeza los pasos dados hacia delante y cuánto falta aún por hacer.

Lo que menos me convence es la hipótesis de la posible autoría femenina. Loas reflexiones aportadas nos parecen de lo más débil de toda la obra. Pero en el fondo casi es mejor que el autor haya sido un varón, pues habría mostrado sensibilidad por la injusta situación de la mujer en la época y habría reaccionado literariamente contra ella.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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