“En tres días vivirás” La tesis de Israel Knohl (IV)

Hoy escribe Antonio Piñero

Hoy es el último post que presenta los textos aducido por Israel Knohl para probar su tesis de la copia o “inspiración” por parte de Jesús de Nazaret de las concepciones de un mesianismo novedoso ya presente en Qumrán. El cristianismo no sería, por tanto, original. En el siguiente y último haremos una breve valoración.

D. El mesías como “Hijo de Dios”:

Para la concepción del mesías como hijo de Dios tenemos un texto precioso en Qumrán, (4Q246, cols. 1-2) que habla de “un hijo de Dios”.


Columna 1

1 [Por medio de] poderosos reyes vendrá la opresión sobre la tierra.
2 [Habrá guerra entre las gentes] y grandes matanzas en las ciudades.
7 [Surgirá otro / un último rey] y será grande sobre la tierra.
8 [Los reyes] harán [la paz con él] y [le] servirán.
9 Será llamado [hijo del Señor] grande y será designado con su nombre.

Columna 2

1 Será denominado hijo de Dios y le llamarán hijo del Altísimo. Como los cometas
2 que viste, así será su reino. Durante años reinarán
3 sobre la tierra y lo aplastarán todo: un pueblo aplastará a otro pueblo y una provincia a otra provincia.
4 [vacat] Hasta que se alce el pueblo de Dios y todos descansen de la espada.
5 Su reino será un reino eterno, y todos sus caminos en verdad. Juzga[rá]
6 a la tierra con verdad y todos harán la paz. Cesará la espada en la tierra,
7 y todas las provincias le rendirán homenaje. Él será un Dios grande por su fortaleza. Hará la guerra en nombre suyo; pondrá los pueblos en su mano y arrojará a todos delante de él. Su dominio será un dominio eterno…


Knohl comenta así este conocido texto:

“Hemos descubierto que en un documento hallado en Qumrán, escrito hacia el año 25 a.C., ese título se aplicaba al emperador Augusto. En ese documento se dice que Augusto sería llamado “hijo del Altísimo” y que sería “grande sobre la tierra”. Como hemos visto, esto se corresponde exactamente con el anuncio a María del arcángel Gabriel: “Será grande, y será llamado hijo del Altísimo…, por ello el hijo que ha de nacer será llamado santo, hijo de Dios” (Lc 1,32.35).

“A la luz de la gran semejanza entre el texto qumránico y el del Evangelio de Lucas, podría parecer que la idea de Jesús como hijo de Dios y la historia de la anunciación no se originaron, como sostenía Bultmann, en la iglesia helenística. Más bien, parecen una adaptación de materiales qumránicos procedentes del siglo I a.C. Esta adaptación fue hecha por alguien familiarizado con el documento qumránico y que entendía el arameo, lengua en la que estaba escrito. De ello podemos concluir que la tradición de la anunciación a María, por medio de Gabriel, del origen divino de su hijo se había formulado en tierra de Israel y no en la iglesia helenística. No podemos ya excluir la posibilidad de que Jesús se hubiera considerado a sí mismo “hijo de Dios”.

Por último, Knohl encuentra suficientes indicios en otros textos -atribuibles todos a años anteriores a Jesús, textos que sería muy prolijo enumerar aquí- según los cuales existió en tiempos de Herodes el Grande un personaje histórico, un esenio, denominado Menahén, que fue consejero del rey y que llevó una doble vida. Por un lado era un personaje áulico. Por otro albergaba, junto con unos cuantos compañeros, un plan secreto de dar un como golpe de estado contra el mismo rey y proclamarse mesías de Israel. Su plan fracasó y fue condenado a muerte. Sus discípulos, empero, mantuvieron que lo habían visto vivo.

Jesús de Nazaret, hombre piadoso e instruido, conocía a la perfección este personaje, sus vicisitudes y avatares, sus himnos, etc. En su vida pública intentó imitar a Menahén… y curiosamente sufrió su misma suerte. Sus discípulos, al igual que los de Menahén, sintieron que lo habían visto resucitado y contaron su historia en los Evangelios.

Pero esta historia debe interpretarse, por un lado, casi al pie de la letra: ciertamente esos avatares evangélicos ocurrieron tal cual lo pintan los textos, secreto mesiánico incluido. Pero ocurrieron así porque Jesús fue consciente e imitó de modo expreso modelos judíos de mesianismo que hasta el momento jamás se habían pensado como judíos (por ejemplo, la noción de un mesías que ha de sufrir y morir para cumplir su misión.

Ahora bien, gracias a los manuscritos de Qumrán, y al estudio de otros textos antiguos tales concepciones se revelan como auténticamente judías.

Así se resuelve el enigma de Jesús, según Knohl: su mesianismo fue judío, sus concepciones de un mesianismo que incluía la aparente catástrofe de su muerte fue judío; la resurrección entraba dentro de la escena; el secreto mesiánico también, e incluso que se le denominara hijo de Dios, pues incluso para ello tenemos textos en Qumrán.

Sólo que Jesús –y luego sus discípulos- no hicieron más que copiar conscientemente el espíritu y la letra de una serie de textos judíos, especialmente de los esenios, así como otros de fuera (el oráculo de Histaspes) para crear también conscientemente un concepto de mesianismo que sólo en apariencia no es judío, pero que bien mirado lo es y muy profundamente.

Éste el trasfondo de las noticias periodísticas sobre el nuevo descubrimiento de Israel Knohl y la piedra caliza que contiene según él las tres espléndidas palabras “En tres días vivirás”.

Como dijimos, el próximo –y último día de los que hemos dedicado a Knhol- haremos un breve comentario a sus interpretaciones e hipótesis.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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