Bach, preludio y fuga BWV 566

¡Feliz domingo! Espero que estés disfrutando del fin de semana y que lo aproveches, que todavía queda. Tras el derroche de popularidad de la obra para órgano de la semana pasada, vamos hoy a retomar la tranquilidad (digamos) para acudir a obras muchísimo menos conocidas. Es el caso de la de hoy. Es curioso cómo algunas piezas se han impuesto en el repertorio y otras han pasado si pena ni gloria. Pero aquí estamos nosotros para disfrutarlas con la tranquilidad que queramos.

Bach nos trae hoy su Preludio y fuga en Mi Mayor, BWV 566. Es una obra bastante antigua y casi hay consenso en que fue compuesta en su época de Arnstadt (1703-1707). No es un simple preludio y fuga al uso y quizá podría llamarse mejor tocata, por su estilo casi improvisatorio y declamatorio. Comienza con un línea en forma de preludio, cortada por el pedal y con un pasaje polifónico muy rico, aunque quizá podemos decir que es el pedal el protagonista de este momento. Llega la fuga, con un sujeto de cuatro compases y medio que va ondulando y creando una estructura fascinante. Muy en estilo barroco, con exposiciones y episodios, más exposiciones que conducen a una serie de escalas para retomarse la fuga con otro compás (3/4), con ritmo con puntillos. Llegamos a un nuevo clímax que lo alcanzan, nuevamente, los pedales. Toda una obra muy desconocida que tiene todo el estilo que recibió de su adorado Dietrich Buxtehude.
La partitura de esta composición puedes conseguirla aquí.
La interpretación es de Christiaan Teeuwsen al órgano Bader de la St. Walburgiskerk de la localidad holandesa de Zutphen.