¡Feliz martes! Cuando llega por aquí el maestro de hoy tenemos que descubrirnos porque es uno de los grandes de la historia, con una música tan innovadora y de tanta calidad que siempre nos deja con ganas de más, de mucho más.

Se trata de Claudio Monteverdi (1567-1643), maestro italiano nacido en Cremona. Su carrera se desarrolla entre los momentos finales del Renacimiento e iniciales del Barroco. Su papel fue fundamental en el desarrollo de un nuevo género musical: el de la ópera. Trajo nuevos aires a casi todos los géneros musicales. Por ejemplo, a la música religiosa la dotó de un nuevo sabor introduciendo influencias de la música secular. Supo combinar de forma magistral los cromatismos de la seconda prattica con el estilo monódico imperante de maestros como Jacopo Peri o Giulio Caccini. Destaca su trabajo, a partir de 1613, para la catedral de San Marcos de Venecia. Sus estilos fueron de lo más variado, no solo porque los abarcó casi todos, sino porque supo dotarles de esa maestría propia suya. Así pasa en la música religiosa, que va desde austeras misas hasta exuberantes piezas como las famosas Vespro della Beata Vergine. Entre sus óperas, destaca de forma especial su inmortal Orfeo, obra cumbre de la historia de la música.

Disfrutemos de su motete Memento, Domine, David. Pertenece a su impresionante colección titulada Selva morale e spirituale, colección publicada en Venecia entre 1640 y 1641. Es una composición a ocho voces, es decir, en este caso, a doble coro. La obra está escrita en un estilo algo más moderno y se inicia con un todo de salmodia en modo 4. Las notas son algo más breve y a menudo tenemos la impresión de que el sonido fluye de una forma rápida. Aquí apreciamos cómo Monteverdi utiliza un estilo audaz y lleno de nuevos elementos que vendría a la música para quedarse.

La interpretación es de The Sixteen dirigido por Harry Christophers.