El ama de don Quijote

Es muy posible que a la muerte de una hermana de don Quijote, él, Alonso Quijano el Bueno, hubiera recogido en su casa a su sobrina huérfana y a la nodriza de ésta.

Su ama y su sobrina eran lo que más quería en el mundo el ingenioso hidalgo; razón por la cual la prueba más concluyente de que se volvió rematadamente loco era que:

«Diera él por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura.

En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante», I.1 § 4-5.

-oOo-

ama: Nf: 73; el ama: 25

ama (doc. ±1230, del latín hispánico amma 'madre que amamanta' µ 'nodriza' µ 'dueña de casa') f. 'nodriza'; por metáfora ‘mujer de confianza en una familia’, y por metonimia 'dueña de casa'.

El Fuero de Zorita de los Canes, de comienzos del siglo XIII, dedica el título 752 a la sirvienta y al ama: «Dela siruienta et del ama: Esto missmo dezimos de la siruienta, et de la nudriça, que es lamada ama, que el omne touiere en su cassa. Saluo que deue reçebir todo su loguer quando [Página 332] se quisiere yr, lo que ouiere seruido. Ca estas la siruienta et el ama todo tienpo siruen egual mente. Los siruientes et los merçenarios todo tienpo non siruen egual mente. Ca en el tienpo delas nieues et delos yelos, et delas aguas ninguna obra non fazen.», Anónimo, Fuero de Zorita de los Canes, doc. 1218 - c 1250, [Fol. CXXXIIvº]; ed. Rafael de Ureña y Smenjaud, Imprenta Fortanet (Madrid), 1911, p. 331-332.

Retengamos de la reflexión de Covarrubias sobre una etimología discutible: «significando juntamente hacer confianza y dar crédito, porque así el ama que cría el niño, como la criada que sirve a su amo o ama, digo a su señor o señora, deben ser fieles y tratar verdad.», Cov. 108.b.31.

He aquí, por contraste, la idea que tenía de ellas Guzmán de Alfarache: «Excusábame de amas, que son peores que llamas, pues lo abrasan todo… ¡Qué liberales y diestras están en hurtar y qué flojas y perezosas para el trabajo! ¡Cómo limpian las arcas y qué sucias tienen las casas!… Ellas, en fin, son perjudiciales, indómitas y sisantes… Si estáis en casa, quieren salir fuera; si vais fuera, quieren quedar en casa; si huelgan, piden para lino; si se lo dais, os infaman de casero: y nada desto hacen sin su misterio.», pp. 240 § 2, 241 § 1, 242 § 1.

Una opinión parecida encontramos en «El donado hablador Alonso»: «Tenía el cura en su casa una ama setentona, colmilluda, más natural para esqueleto que para gobierno de una casa, compuesta de huesos, y tan seca de carnes como de condición áspera, desabrida; de quien jamás oí una buena palabra, sino cuando me llamaba a comer.», Jerónimo de Alcalá, «El donado hablador Alonso», en La Novela picaresca, Tomo II, p. 146.a.

ama [de don Quijote]: La dueña de casa de don Quijote, probablemente antigua nodriza de su sobrina, parece corresponder más a la imagen del ama según Covarrubias que a la de Guzmán de Alfarache.

Su función en el Quijote es indisociable de la de la sobrina, con la cual forma una pareja comparable con la de don Quijote y Sancho, de la que son antagonistas, puesto que se oponen a las caballerías de don Quijote. Entiéndase bien que se oponen encarnizadamente a la pareja de caballero y escudero, porque se oponen a las caballerías de don Quijote, que consideran una enfermedad, por favorecer la salud de su tío y amo Alonso Quijano el Bueno. Tenemos pues el caso de un antagonismo superficial combinado con un amor profundo, imposible sin solidaridad. (® sobrina [de don Quijote] ® parejas en el Quijote).

Nótese, pues, que el ama se asocia indisolublemente con la sobrina y que en cierta manera sirve de intermediaria entre ésta y don Quijote, lo cual queda matemáticamente significado por la primera frase que hay sobre ella. En efecto, en esta frase se establece la edad del ama por comparación con la de la sobrina; mientras que dos frases más adelante se nos invita a poner estas dos edades en relación con la de don Quijote:

«Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte… Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años», I.1.1.

Don Quijote tenía un poco menos de los cincuenta; el ama un poco más de los cuarenta; y la sobrina menos de los veinte. Tenemos pues, por edad decreciente:

[Don Quijote: 50] era mayor que el [ama: 40] y ésta mayor que la [sobrina: 20].

La distancia de edad entre don Quijote y el ama era de poco menos de diez años; entre don Quijote y su sobrina era de treinta años más o menos; mientras que entre el ama y la sobrina era de más o menos veinte.

Lo cual da que el ama tenía el doble de la edad de la sobrina, mientras que don Quijote no llegaba al triple. De lo cual cabe deducir que el ama no pudo amamantar a don Quijote cuando éste era pequeño, ­(deducción tautológica paródicamente conceptista, pero clarificadora de su relación con él, ya que ella, al ser menor en edad que él, ni siquiera había nacido por entonces,) pero que sí pudo hacerlo y probablemente lo hizo con la sobrina, lo cual explica que como ama no sea una simple dueña de casa, sino que goce de los privilegios afectivos de quien ha sido nodriza de un miembro muy querido de la familia.

Es muy posible que a la muerte de una hermana de don Quijote, él, Alonso Quijano el Bueno, hubiera recogido en su casa a su sobrina huérfana y a la nodriza de ésta.

Su ama y su sobrina eran lo que más quería en el mundo el ingenioso hidalgo; razón por la cual la prueba más concluyente de que se volvió rematadamente loco era que:

«Diera él por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura. § En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante», I.1 § 4-5.

¿Reacción del ama? No sólo una, sino toda una serie: Detesta los libros de caballerías, causantes de la locura de don Q.:

«¡Malditos, digo, sean otra vez y otras ciento estos libros de caballerías, que tal han parado a vuestra merced!», I.5.23.

Quiere que el cura les eche agua bendita, para evitar sus encantamientos, I.6.1.

Secunda la idea de la sobrina de pegarles fuego, I.6.4.

El cura (representante del poder de la iglesia) la declara brazo seglar (representante del poder civil) encargada de ejecutar la pena del fuego sobre los libros condenados por él y/o por el barbero, I.6.52.

«Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa», I.7.9.

En las dos partes del Quijote hay una escena final de la vuelta del protagonista a su lugar, donde la presencia del ama y de la sobrina simbolizan la reintegración dramática de don Quijote en el orden social al cual había escapado con sus salidas alocadas de la aldea.

Fin de la primera parte:

«un muchacho acudió corriendo a dar las nuevas a su ama y a su sobrina de que su tío y su señor venía flaco y amarillo, y tendido sobre un montón de heno y sobre un carro de bueyes. Cosa de lástima fue oír los gritos que las dos buenas señoras alzaron…», I.52.32.

Fin de la segunda parte:

«Finalmente, rodeados de mochachos y acompañados del cura y del bachiller, entraron en el pueblo, y se fueron a casa de don Quijote, y hallaron a la puerta della al ama y a su sobrina, a quien ya habían llegado las nuevas de su venida.», II.73.15.

® sobrina [de don Quijote].

-oOo-

Fuentes de los textos:

Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005.

Salvador García Bardón, El Quijote para citarlo, Skynet, 2005

Imagen: "Don Quijote de La Mancha", illustré par Ricardo Balaca, 1874. Légende: "autodafé dans la bibliothèque de Don Quichotte". Detalle iconográfico: SaGaBardon.

Volver arriba