El Espíritu de Jesús no deja de inquietarnos: sigue ofreciendo el reino Domingo 28 TO (11.10.2020): la conciencia, voz de Dios, invita a disfrutar la vida

El egoísmo invita a la boda consigo mismo

Comentario: Tengo preparado el banquete... venid a la boda” (Mt 22, 1-14)

El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo” (v. 2). Es la tercera parábola dirigida a los sumos sacerdotes y ancianos (dos hijos, viña, boda). Como en las anteriores, retrata el rechazo de Israel a la oferta salvadora de Dios. La palabra griega, “gámos(boda, fiesta nupcial, sala del banquete, matrimonio), aparece en la parábola ocho veces, cuatro en plural (vv. 2.3.4.9) y cuatro en singular (vv. 8.10. 11.12). Los plurales se deben traducir por “boda, fiestas de bodas”, los singulares por “banquete”, como participación concreta de todos en la boda.

Los invitadosrechazan la primera llamada, sin decir los motivos (v. 3). Se repite la llamada con nuevos criados motivando a los invitados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda” (v. 4). Otra vez rechazan la invitación: “Ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron” (vv. 5-6). “El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad” (v. 7).

El rey comparte con sus empleados su decepción, y cambia de invitados: “Luego dijo a sus criados: `La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían´” (v. 8). Envía mensajeros a los caminos “Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales” (vv. 9-10).Mateo los clasifica éticamente; refleja así la situación de su comunidad, donde hay trigo y cizaña (Mt 13, 29-30),justos y malhechores (Mt13, 41-43), peces buenos y malos (Mt 13,47-50). En Lucas la invitación es parcial: “a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos” (Lc14,21), los más necesitados.

En la parábola añadida (vv. 11-13), el traje de fiesta significa la conversión al amor del Reino, “el vestido de la salvación y el manto de la justicia” (Is 61,10). Metáfora similar usa Pablo para hablar del espíritu cristiano: “revestíos de Jesucristo(Rm 13, 14; Col 3,10; Ef 4,24). Para vivir el Reino de Dios es necesario “nacer de nuevo” (Jn 3,3), del Espíritu, cuyo fruto primero es el amor libre y gratuito.

Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos” (v. 14). Parece una conclusión contraria al sentido de la parábola: Dios acoge a todos en su amor. Es una traducción literal, pero sujeta a interpretación errónea. Procede del hebreo y arameo, lenguas en las que no existe comparativo (más... menos y muchos... menos). Lo expresan con los absolutos: muchos... pocos. Sería mejor traducirlo: “hay más llamados que escogidos”. De acuerdo con la parábola: “todos son llamados, pero no todos responden”. Advierte,: todos son llamados, pero no todos responden a la llamada. Expresa la oferta del Amor divino a todos y subraya la aceptación pobre de la libertad. El Vaticano II anima la esperanza: “debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (GS 22).

Oración: “tengo preparado el banquete... venid a la boda(Mt 22, 1-14)

Jesús, enamorado de la fraternidad:

tu proyecto de vida, el Reino, es una fiesta de bodas:     

una mesa compartida por todos; 

una mesa llena de alimentos sustanciosos;

una mesa de gente vinculada por tu amor y por tu causa;

una mesa de sueños, frutos del amor y la alegría.

Todos hemos oído el amor del banquete:

la conciencia, voz de Dios, invita a disfrutar la vida:

Tengo preparado el banquete,

he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto.

Venid a la boda” (v. 4).

La misión de Jesús tiene sus peligros:

el banquete de la fraternidad requiere un espíritu libre;

quienes tienen muchas cosas no oyen la carencia de los pobres;

viven para sí mismos, para sus tierras y negocios...;

quienes dominan no han descubierto la igualdad fraterna;

utilizan todo para el propio encumbramiento;

desprestigian y eliminan a quienes impiden sus desmanes...

El egoísmo invita a la boda consigo mismo:

uno se marchó a sus tierras”, a disfrutar de sus posesiones;

otro se marchó a sus negociosmás lucrativos;

los demás echaron mano de los criados y los maltrataron hasta matarlos”,

porque resultaban subversivos para sus privilegios,

y limitaban su avaricia, llena de opresión y violencia.

Los egoístas acomodados, satisfechos y seguros:

no creen en la igualdad, la mesa compartida;

su egoísmo y soberbia les lleva a adueñarse de la tierra común;

soportan alegres la desigualdad del hambre, la violencia, la incultura...

Tu Espíritu, Jesús del reino, no deja de inquietarnos:

sigue ofreciendo el reino a pesar de la falta de acogida:

Id ahora a los cruces de los caminos,

y a todos los que encontréis invitadlos a la boda”.

Cristo del reino, repítenos aquí y ahora tu invitación:

Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios.

Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15).

Que tu Espíritu nos “desborde de gozo en el Señor:

nos alegre con nuestro Dios,

porque nos ha puesto un traje de salvación,

y nos ha envuelto con un manto de justicia,

como novio que se pone la corona,

o novia que se adorna con sus joyas” (Is 61,10).

Con tu Espíritu en el corazón no hay queja del Padre:

¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?” (Mt 22,12);

al creer en Ti, Jesús, iniciamos tu banquete de bodas:

tu alianza de amor eterno a favor de todos;

tu compromiso con la felicidad humana;

tu libertad que libera de toda opresión.

Ayúdanos, Cristo del amor, a crecer en tu alianza:

danos hambre y sed de justicia: ¡que todos tengan vida!;

simpatízanos con los que lloran;

renueva nuestro espíritu de pobre, tu “riqueza”;

haznos no violentos, pero activos de la concordia y la paz;

conduce nuestro corazón a abrazar a “justos e injustos”;

limpia nuestra conciencia para que sea sincera y leal.

Preces de los Fieles (D 28º TO 11.10.2020)

Las iglesias, las comunidades cristianas, deberían ser salas de bodas. Nuestras celebraciones deberían ser más vitales, más alegres, más compañeras. Pidamos crecer en este espíritu, diciendo: “Venid a la boda”.

Por la Iglesia:

- que sea capaz de escuchar, de dialogar, de discernir...;

- que “lo que afecta a todos sea tratado y aprobado por todos”.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Por las intenciones del Papa (octubre 2020):

- que “la misión de los laicos en la Iglesia” sea real, respetada, fraterna;

- que “las mujeres, participen más en las instancias de responsabilidad de la Iglesia”.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Por la igualdad en la Iglesia y en la sociedad:

- que vivamos con la misma dignidad de hijos de Dios;

- que respetemos los derechos humanos de todos.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Por las personas más débiles (enfermos, parados, refugiados...):

- que compartamos “sus gozos y tristezas, sus esperanzas y angustias”;

- que nuestras comunidades contribuyan a mejorar la sociedad.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Por la vida de nuestros pueblos y ciudades:

- que tengamos gobernantes dignos, libres de corrupción;

- que haya transparencia y verdad en la administración pública.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Por esta celebración:

- que sea sincera, viva, todos atentos y colaborando;

- que nos desate de normativas obsoletas, sin vida.

Roguemos al Señor: “Venid a la boda”.

Padre de Jesús, Padre de todos: derrama sobre nosotros tu. Que él sea nuestro traje de fiesta. Que su amor y libertad alegren toda nuestra vida por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 11 de octubre de 2020

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