Denuncian la "intransigencia gubernamental y su negativa a iniciar el diálogo y la negociación" El diálogo, instrumento de paz

"Nuestro país vive otro momento crítico, la decisión política del gobierno de  eliminar el subsidio al diésel generó un paro nacional que ya dura casi quince días, iniciado por el movimiento indígena, liderado por la CONAIE"

"Las autoridades han respondido implementado distintas estrategias y medidas para desprestigiar y anular la movilización. La represión y los hechos de violencia se han desatado,  hay un muerto, varios heridos"

"Se ha producido una escalada que, en los actuales momentos, impide ver una salida pronta a la actual situación por la intransigencia gubernamental y su negativa a iniciar un diálogo y negociación"

"En el diálogo deben participar los afectados por la decisión final. Quien toma el diálogo en serio no ingresa en él convencido de que el interlocutor nada tiene que aportar, sino todo lo contrario"

“Si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos es esta: DIALOGO. Estamos invitados a promover una cultura del diálogo, tratando por todos los medios de crear instancias para que esto sea posible y nos permita construir el tejido social… hoy es urgente involucrar a todos los actores sociales en la promoción de una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa, sin exclusiones”. Papa Francisco.

Nuestro país vive otro momento crítico, la decisión política del gobierno de  eliminar el subsidio al diésel generó un paro nacional que ya dura casi quince días, iniciado por el movimiento indígena, liderado por la CONAIE, al que se han ido sumando otros actores sociales. 

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Crisis en Ecuador

Las autoridades han respondido implementado distintas estrategias y medidas para desprestigiar y anular la movilización. La represión y los hechos de violencia se han desatado,  hay un muerto, varios heridos, algunos de la fuerza pública, personas maltratadas y presas, calificadas como terroristas. 

Se ha producido una escalada que, en los actuales momentos, impide ver una salida pronta a la actual situación por la intransigencia gubernamental y su negativa a iniciar un diálogo y negociación

Desde la  Comisión ecuatoriana de Justicia y Paz estamos convencidos  que sólo con un proceso de diálogo es posible resolver el presente conflicto que ya tiene graves consecuencias sociales y económicas Si nos remitimos a la historia, mediante el diálogo finalizó en 1990 el Primer Levantamiento Indígena y los subsiguientes de 1992, 1994… El paro y levantamiento de  2019 y 2022 terminó con el diálogo y negociación.

Desde distintos sectores de la Iglesia, representantes de otras iglesias, instancias ecuménicas, numerosos actores y organizaciones de la sociedad civil y de la academia insisten en la necesidad de crear cauces adecuados para el diálogo. Unimos nuestra voz en este mismo sentido.

El diálogo no solo debe ser un medio para terminar con las movilizaciones  populares sino una herramienta efectiva y eficaz  para evitar nuevas protestas; el diálogo debe  llegar a acuerdos realistas, que cuenten con los mecanismos para hacerlos viables y  ejecutables. La negociación implica  reconocer al otro el derecho de ser él mismo, flexibilidad para “aceptar la posibilidad de ceder algo por el bien común, la amabilidad que es “una liberación de la crueldad que a veces penetra las relaciones humanas, de la ansiedad que no nos deja pensar en los demás de la urgencia distraída que ignora que los demás también tienen derecho a ser felices. Quien dialoga cultiva la amabilidad, es decir, “facilita la búsqueda de consensos y abre caminos donde la exasperación destruye todos los puentes”.  

Es posible que, si finalmente se abre un proceso de diálogo, se establezcan algunos mecanismos e instituciones de mediación que deben contar con la aceptación de las partes y realizar una labor de arbitraje plenamente neutral para llegar a los consensos que surjan de las negociaciones.

En el diálogo deben participar los afectados por la decisión final. Quien toma el diálogo en serio no ingresa en él convencido de que el interlocutor nada tiene que aportar, sino todo lo contrario. Quien participa de un diálogo “no cree tener ya toda la verdad clara y diáfana, y que el interlocutor es un sujeto al que convencer y no alguien con quien dialogar. Quien dialoga en serio está dispuesto a escuchar para mantener su posición si no le convencen los argumentos del interlocutor, o para modoificarla  si tales argumentos le convencen.

Quien dialoga en serio está preocupado por encontrar una solución justa  y, por tanto, por entenderse con su interlocutor. Entenderse no significa lograr un acuerdo total, pero si descubrir todo lo que tiene en común y permite ir precisando desde ahí en qué hay acuerdo y en qué no. Un diálogo serio exige que todos los interlocutores puedan expresar sus puntos de vista, aducir argumentos o replicar a otras intervencione.

La decisión final para ser justa, no debe atender a intereses individuales o grupales, sino a intereses generales. La solución final puede estar equivocada, por eso siempre tiene que estar abierta a revisiones.  La cultura del diálogo implica un permanente aprendizaje. El diálogo es urgente e impostergable. El diálogo es instrumento de paz

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz

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