A partir de 1 de octubre, ya no habrá "ni elogios, ni elegías" de los difuntos en los funerales en la diócesis de Huesca. Así lo ha decretado el obispo, Julián Ruiz, quien acaba de prohibir la práctica por considerarla contraria al sentido "más genuino y profundo" de las exequias.
En concreto, Ruiz establece cuatro puntos en su nueva regulación de la celebración litúrgica de los funerales en las iglesias de Huesca.
Pide -textualmente- que a partir del próximo mes se eviten en las exequias:
- Leer cartas de despedida o escritos de agradecimiento.
- Pronunciar discursos o alocuciones laudatorias o biográficas del difunto. Ni elogios, ni elegías.
- Añadir oraciones o lecturas que no estén contempladas en el ritual de exequias.
- Interpretar música o cantos que no sean los adecuados para las exequias.
Todas en aras de dar un "mayor comprensión" y un "mayor sentido litúrgico" a los funerales, para que estos huyan de la "concepción desgarradora, vacía o nihilista" de la muerte y muestren "el anuncio gozoso y confiado de la vida eterna y de la esperanza en la resurrección propias de nuestra fe".
Es un decreto sin precedentes en las diócesis aragonesas. Si bien los obispos han dejado claro que un funeral no es un asunto privado ni un acontecimiento social, nunca han precisado si están permitidos o no los agradecimientos a los difuntos o las loas.
Algunos sacerdotes sí han expresado su desacuerdo con estas prácticas que consideran "muy modernas", pero conviene recordar que el mes pasado hubo una protesta en Toledo porque un cura prohibió a una hija de un difunto la lectura de una carta de despedida.