Misa de Rito Kiko: Un aprobado, unas preguntas

Ayer (20 I 2012), en una audiencia multitudinaria, ante 7.000 “kikos”, presididos por Kiko Argüello, Carmen Hernández y Mario Pecci, Benedicto XVI ha dado a conocer el decreto por el que aprueban las celebraciones contenidas en el Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal.

Ese decreto, del 8 I 2012, firmado por el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los laicos, aprueba con ligeras matizaciones la celebración eucarística de los kikos, que había sido por años causa de discusión entre muchos católicos. Estamos ante una Misa de aquellas que se hacían (hacíamos) entre los años sesenta y sesenta del siglo pasado; otras han pasado, como el viento invernal sobre el río de Zamora; ésta ha quedado y se ha convertido en fórmula fija, aprobada con nota máxima por la máxima jerarquía de la Iglesia, tras años de prueba, junto al Tíber más caliente del Vaticano.

Este aprobado es, a mi juicio, una de las noticias más importantes de la Iglesia Católica de los últimos años. Será bueno valorarlo, y lo haré desde mi perspectiva de creyente y teólogo, con largo conocimiento del tema.

Perdonen, los hermanos neo-catecúmenos, si no capto toda la riqueza su Camino de Neo-Catecumenado, desde Vallecas y San Frontis (Zamora) hasta el Jordán y la domus Galileae, al que no sólo respeto, como es lógico, sino que estimo, porque recoge riquísimos elementos cristianos (aunque con ciertos riesgos)

(En las imágenes varias "misas kikas", con la mesa del banquete rodeada de "fieles" celebrantes. Todos ministros, el ministro principal parece el guitarrista. En esta imagen, los presbíteros están de espalda, de blanco, vistiéndose o desvistiéndose, mientras el conjunto de la comunidad celebra).
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TEXTO DEL DECRETO


“Con decreto del 11 de mayo de 2008, el Pontificio Consejo para los Laicos aprobó de modo definitivo el Estatuto del Camino Neocatecumenal y, sucesivamente, después de haber debidamente consultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe, con decreto del 26 de diciembre 2010 dio su aprobación a la publicación del Directorio Catequético como texto válido y vinculante para las catequesis del Camino Neocatecumenal”.

“Ahora, vistos los artículos 131 y 133, '1 y '2, de la Constitución Apostólica ‘Pastor Bonus’ sobre la Curia romana, el Pontificio Consejo para los Laicos, recibido el parecer favorable de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, concede la aprobación a aquéllas celebraciones contenidas en el Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal que no resultan por su naturaleza ya reguladas por los Libros litúrgicos de la Iglesia”.


TEMAS DE FONDO. CUATRO ELEMENTOS

Las misas de las comunidades neocatecumenales se distinguen por cuatro elementos.


1. Se celebran en grupos restringidos que corresponden a los distintos estadios del avance en el recorrido catequético. Si en una parroquia, por ejemplo, las comunidades neocatecumenales son doce, cada una con un estadio distinto, otras tantas serán las misas, celebradas en locales separados más o menos a la misma hora, preferiblemente el sábado por la noche.

2. El ambiente y la decoración calcan la imagen del banquete: una mesa con los comensales sentados alrededor. También cuando los neocatecumenales celebran la misa en una iglesia y no en una sala parroquial frecuentemente ignoran el altar. Colocan una mesa en el centro y se sientan alrededor de la misma en círculo.

3. Cada una de las lecturas bíblicas de la misa está precedida por una amplia "monición" por parte de uno u otro de la comunidad y son seguidas, especialmente después del Evangelio, por las "resonancias", es decir, por reflexiones personales de un amplio número de los presentes. La homilía del sacerdote se añade a las "resonancias", sin distinguirse de las mismas.

4. También la comunión se realiza reproduciendo el módulo del banquete. El pan consagrado – un gran pan ázimo de harina de trigo, dos tercios blanca y un tercio integral, preparado y cocido según las reglas minuciosas establecidas por Kiko – se parte y se distribuye a los presentes, que permanecen en sus puestos. Una vez se ha ultimado la distribución, todos lo comen contemporáneamente, incluido el sacerdote. A continuación éste pasa de uno a otro con el cáliz del vino consagrado, del cual bebe cada uno de los presentes.


Hay otras particularidades, pero bastan estas cuatro para entender cuanta diversidad de forma y de sustancia hay entre las misas de los neocatecumenales y las celebradas según las reglas litúrgicas generales. Una diversidad seguramente más fuerte de la que hay entre las misas en rito romano antiguo y en rito moderno. Las autoridades vaticanas han intentado varias veces llevar de nuevo a los neocatecumenales a una mayor fidelidad a la "lex orandi" en vigor en la Iglesia católica. Pero con pulso débil y resultados casi nulos… Los neocatecúmenos han mantenido “el pulso” con la Santa Sede y su forma de celebración ha sido, al fin, aprobada por el Papa Benedicto XVI
((Sandro Magister, ¿"Plácet" o "Non plácet"? La apuesta de Carmen y Kiko
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350144?sp=y, 13, 1, 2012))

UNA ALEGRÍA



Conozco desde hace treinta años las “misas de Rito Kiko”, por presencia personal y, sobre todo, por el testimonio de muchas personas que las han vivido y “disfrutado”. Agradezco a los neocatecúmenos el hecho de haber ofrecido un hermoso entorno y espacio celebrativo a varios de mis seres más queridos.

Me alegra la “aprobación pontificia”, no porque la juzgue necesaria, pues esas misas se venían celebrando sin aprobación desde los viejos tiempos de la fundación del Movimiento Neocatecumenal, en San Frontis de Zamora, y no en Madrid como se dice. Me alegro porque estoy a favor de la diversidad celebrativa... para todos, en una línea de fidelidad a la primera Iglesia.

Ésta es una misa que se viene celebrando con gran “devoción” desde hace muchos años. Son miles y miles de cristianos los que han vivido y siguen viviendo este rito. A todos ellos mi felicitación y mi alegría. Quiero felicitar a los miembros del Camino Neocatecumenal por la "aprobación" de su misa; a su alegría quiero unir la mía.

Mi primera impresión de los kikos, hace unos 35 años, fue que "no querían sacerdotes" (de manera que nos "soportaban2 a los que íbamos de fuera a presidir sus celebraciones), pues ellos mismos (todos los catecúmenos) se sentían ministros de la eucaristía. Después han cambiado mucho las cosas... y han creado seminarios propios, en los cinco continentes, uniéndose de un modo especial al ministerio petrino.

Pero he seguido teniendo siempre la "sospecha" de que en el fondo sólo valoran de verdad el sacerdocio "común" de los fieles (de las comunidades celebrativas), lo cual no me parece mal, sino todo lo contrario. Puedo equivocarme, quizá no soy buen testigo del "progreso" o cambio de las comunidades. Pero estoy convencido de que ellos crean que es toda la comunidad la que celebra, de manera que el ministerio de los presbíteros podría cambiar en el futuro (o no necesitarse, en la forma actual).

UNAS PREGUNTAS


Esa alegría por la aprobación de la “misa kika” (o, quizá mejor, “carmeniana”, por el influjo que en ella ha tenido Carmen Hernández) va unida con ciertas preguntas que me vengo haciendo desde hace algún tiempo:

1) Me sigue pareciendo escasa la apertura del “rito kiko” al común de los fieles. Me gustaría que estas eucaristías fueran más abiertas, y que las pudieran compartir todos los cristianos… Y lo que digo a los kikos se lo digo igualmente a otras comunidades celebrativas (incluso a las religiosas contemplativas). La misa no es un rito particular de grupo, sino una celebración del pueblo cristiano, y en principio ha de estar abierta a todos.

2) La “misa kika” (o “carmeniana”) es muy rica y viva, pero ha terminado quizá encorsetada en un tipo de moniciones y cantos muy “fijados”, de manera que lo que al principio era riqueza y diversidad ha podido terminar siendo un rito más estereotipado que el de la misa mayor de mi pueblo.

3) Esta “misa kika y carmiana” es hermosa… pero me parece demasiado “litúrgica” (en el sentido sacral), es decir, separada del rito de la vida real, tal como aparecía en la primera comunidad de la que sabemos muchas cosas por 1 Cor. No sé si los problemas reales del mundo, la comunión con los pobres, se han introducido realmente en esta misa (que en algunos momentos me acaba pareciendo más judía que cristiana, especialmente en el rito de Pascua, por lo del cordero y la cena)


CON UN GRAN DESEO

Esta "aprobación de la misa kika" puede tener una gran importancia en la vida futura de la Iglesia católica, por lo que representan los kikos (con sus luces y sus posibles sombras)... y, sobre todo, porque puede servir de ejemplo para otros movimientos, que querrán también sus misas propias:

a) Este Papa ha aprobado la misa kika, como antes había aprobado la misa tridentina (o, mejor dicho, latina). Estos gestos parecen expresión de su apertura litúrgica (por su diversidad…), aunque en otros aspectos se dice que Benedicto XVI busca una “liturgia pura”, separada del latido real de la vida (como en el caso del mismo Cristo).

b) Esa misma apertura de estos dos casos… debería repercutir, a mi juicio para otro tipo de celebraciones… En esa línea, ésta sería una buenísima noticia: Lo que vale para kikos y tridentinos tiene que valer también para los demás “celebrantes” con los que la Iglesia Romana parece menos generosa, quizá porque son menos poderosos. No se trata, quizá, de aprobar misas desde Roma, sino de dejar que los cristianos exploren nuevas formas de celebración eucarística (con nuevos ministerios).

c) Podemos hallarnos ante un nuevo despliegue litúrgico, multiforme y rico, vinculado a la vida real de Jesús en la cristianos (conforme al sentido originario de la Cena del Señor). Redescubrir y recrear la Eucaristía, con libertad, creatividad e inserción eclesial... Ese parece un tema clave del futuro de la Iglesia.

d. Pido a Dios, a mis amigos neo-catecúmenos, que el camino emprendido sea en línea de mayor fidelidad evangélica, para bien de aquellos a quienes Jesús quiso ofrecer su evangelio, es decir, de todos los hombres y mujeres de la tierra.

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