Orientaciones éticas para tiempos inciertos (M. Vidal)

Es una obra espléndida.
Una obra de madurez, escrita por el moralista hispano más conocido de los últimos tiempos. Es una obra de conjunto que recoge los problemas y elementos básicos de la ética cristiana, escrita desde una honda inspiración evangélica, desde un profundo análisis teológico. Consta de las siguientes partes.
1. Situación. Vidal piensa que en la actualidad existe un “hondo malestar” moral, debido a los cambios que se vienen experimentando en la sociedad y también a la actitud de algunas autoridades eclesiásticas, que parecen oponerse al espíritu de apertura evangélica del Vaticano II. Parece que el Magisterio ha sido más abierto en cuestiones de moral social que de moral personal. Por eso es necesario un estudio más detenido de los temas.
2. Criterios. Vidal ha ofrecido el desarrollo unitario más completo que yo conozco sobre los principios de la moral cristiana: la experiencia del amor (formulada a partir de los diversos mandatos del Antiguo y del Nuevo Testamento) y la teología de la comunión trinitaria. De esta manera ha ofrecido una verdadera moral fundamental, fundada siempre en la vida de Jesús, que es principio y norma de moral para los creyentes.
3. Categorías y cauces. Vidal ha elaborado cuatro categorías básicas que nos permiten fundar la moral: razón, naturaleza, responsabilidad, bienestar… Ellas marcan lo que podemos llamar la base antropológica de la moral. Sobre ese fondo ha elaborado Vida una “moral de las virtudes” en la que se asumen los principios básicos de las virtudes cardinales y la novedad cristiana de las teologales.
4. Problemas concretos. Bioética: nacimiento y muerte. Lo moral cristiana (y toda la ética) se ha visto enfrentada en los últimos años con la problemática de los orígenes y de la meta de la vida. En este contexto se sitúa no sólo la ética sexual sino, y de un modo especial, la problemática del origen y desarrollo de la vida, a partir de los nuevos avances científicos. Es teste mismo contexto se sitúan los problemas vinculados con la muerte, en especial los de la eutanasia, vinculados a la dignidad del ser humano, que se expresa en la dignidad de la muerte.
5. Problemas concretos. Ética sexual. Dentro de la ética sexual se plantea de un modo muy fuerte la temática de la homosexualidad, que Vidal ha desarrollado desde una perspectiva personalista. Se toman como punto de referencia los documentos del Vaticano sobre esa temática, pero ellos se sitúan dentro de una visión más amplia de la revelación y de la tradición cristiana. De esa forma, el tema queda abierto a la reflexión y a la búsqueda de la identidad del amor cristiano.
6. Ética matrimonial. Vidal supone conocida la teología y moral del matrimonio y centra su atención en la problemática de las “parejas recasadas”. Por un lado acepta las normas del Vaticano sobre el tema. Pero, al mismo tiempo, abre un camino de reflexión que permite situar todo el camino matrimonial dentro de una perspectiva más amplia de realización humana. Las normas oficiales no logran resolver los problemas de fondo.
7. Ética social. Siguiendo en la línea de sus publicaciones anterior, Vidal ha querido elaborar los principios de una “economía alternativa”, que puede superar las deficiencias del capitalismo actual y de la misma Doctrina Social de la Iglesia, que, por ahora, no ha sido capaz de impulsar esa ética alternativa que estamos buscando. Este capítulo y el libro culminan con un estudio de la globalización, desde una perspectiva ética y social.
Vidal es un teólogo fecundo. Obras fundamentales
Los temas que acabamos de señalar se inscriben dentro de la obra fecunda de M. Vidal, que es quizá el teólogo español con más publicaciones propias. El libro que ahora presentamos puede entenderse como una culminación y compendio de su pensamiento teológico y moral. Por eso hemos querido citar algunas de sus obras fumdamentales:
--Moral del amor y de la sexualidad, Sígueme, Salamanca 1971;
Moral de actitudes. Moral fundamental personalista, Perpetuo Socorro, Madrid 1974.
--Moral de actitudes . Moral fundamental, Tomo I, Perpetuo Socorro, Madrid 1975.
--Moral de actitudes. Ética de la persona, Tomo II, Perpetuo Socorro, Madrid, 1977;
--Moral de actitudes. Moral social, Tomo III, Perpetuo Socorro, Madrid, 1979;
--Cómo hablar del pecado hoy. Hacia una moral crítica del pecado, PPC, Madrid 1975;
--Bioética teológica, Perpetuo Socorro, Madrid 1991;
--El discernimiento ético. Hacia una estimativa moral cristiana, Cristiandad, Madrid 1980;
--La educación moral en la escuela. Propuestas y materiales, Verbo Divino-Paulinas, Estella-Madrid 1981;
--Ética civil y sociedad democrática, Desclée de Brouwer, Bilbao 1984;
--El camino de la ética cristiana, Verbo Divino, Estella 1985;
--Bioética. Estudios de bioética racional, Tecnos, Madrid 1989;
--Diccionario de ética teológica, Verbo Divino, Estella 1991;
--Retos morales en la sociedad y en la Iglesia, Verbo Divino, Estella 1992;
--¿Podemos bautizar el capitalismo? Juicio ético al capitalismo, San Pablo, Madrid 1994;
--La propuesta moral de Juan Pablo II. Comentario teológico-moral de la e
ncíclica "Veritatis Splendor", PPC, Madrid 1994;
--Para comprender la objeción de conciencia y la insumisión, Verbo Divino, Estella 1995;
--Para comprender la solidaridad: virtud y principio ético, Verbo Divino, Estella 1996;
--10 Palabras clave sobre moral del futuro, Verbo Divino, Estella 1999; Nueva Moral Fundamental. El hogar teológico de la Ética, Desclée, Bilbao, 2000;
--Ética civil y sociedad democrática, Nueva Edición, Desclée, Bilbao 2001;
--El matrimonio entre el ideal cristiano y la fragilidad humana. Teología, moral y pastoral, Desclée, Bilbao, 2003.
(Una bibliografía completa en http://www.iscm.edu/Curriculum%20Vidal.htm)
Es un teólogo innovador y “notificado” por el Vaticano:
He estudiado en otros contextos la obra del profesor M. Vidal e incluso le he acompañado en algunas de sus tareas de búsqueda y clarificación teológica. Puedo afirmar que ha sido y sigue siendo un teólogo de exquisita mesura y de inmensa fidelidad a la Iglesia y a su Magisterio. A pesar de todo, ella ha sido objeto de una “notificación” de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Vaticano no ha condenado en modo alguno su doctrina, ni le ha impedido enseñar, pero le ha pedido que tenga en cuenta algunas observaciones que ahora hemos querido citar parcialmente, recogiendo algunos párrafos básicos de la NOTIFICACIÓN sobre algunos escritos del RVDO. P. MARCIANO VIDAL, C.Ss.R. (cf. http://www.vatican.va/roman_curia/ congregations/ cfaith/documents/rc_con_cfaith_ doc_20010515_vidal_sp.html
1.Valoración general En Moral de Actitudes se advierte la preocupación pastoral por el diálogo con «el hombre autónomo, secular y concreto».(6) En función de este objetivo se adopta una actitud benigna y comprensiva, atenta al carácter gradual y progresivo de la vida y de la educación moral, y se busca una mediación entre las posiciones consideradas extremas, teniendo presentes los datos ofrecidos por las ciencias humanas y por las diversas orientaciones culturales. Sin embargo, esta laudable preocupación frecuentemente no alcanza su objetivo, porque predomina sobre aspectos que son esenciales y constitutivos de toda presentación integral de la doctrina moral de la Iglesia; particularmente: el uso de una metodología teológica correcta, la adecuada definición de la moralidad objetiva de las acciones, la precisión del lenguaje y la presentación de argumentaciones completas.
La «“ratio” normativa»(9) no se entiende como algo que está entre el hombre y Dios al modo de un anillo que los une,(10) sino más bien como un diafragma que se interpone entre ellos, por lo que no resulta ya posible poner en la «Sabiduría divina» el fundamento ontológico (y, por ello, objetivo) de la competencia moral que todo hombre indudablemente posee,(11) ni admitir que la razón moral pueda ser «iluminada por la Revelación divina y por la fe».(12)
Su intento de fundamentación cristológica no consigue conceder normatividad ética concreta a la revelación de Dios en Cristo.(18) La fundamentación cristológica de la ética se admite solamente en cuanto «redimensiona la normativa intramundana del personalismo de alteridad política».
La ética cristiana resultante es «una ética influida por la fe»,(20) pero se trata de un influjo débil, porque se yuxtapone de hecho a una racionalidad secularizada enteramente proyectada sobre un plano horizontal. En Moral de Actitudes no se resalta suficientemente la dimensión vertical ascendente de la vida moral cristiana, y grandes temas cristianos como la redención, la cruz, la gracia, las virtudes teologales, la oración, las bienaventuranzas, la resurrección, el juicio, la vida eterna, además de estar poco presentes, no tienen casi influjo en la presentación de los contenidos morales.
Consecuencia del modelo moral adoptado es la atribución de un papel insuficiente a la Tradición y al Magisterio moral de la Iglesia, que se filtran a través de las frecuentes «opciones» y «preferencias» del Autor.(21) En el comentario a la encíclica Veritatis splendor, de modo particular, se nota la concepción deficiente de la competencia moral del Magisterio eclesiástico.(22) Aun informando a los lectores acerca de la doctrina eclesial, el Autor se separa críticamente de ella al proponer una solución a los diversos problemas de ética especial, como se verá más adelante...
2. Cuestiones particulares El Autor afirma que los métodos interceptivos, es decir, aquéllos que actúan después de la fecundación y antes de la anidación, no son abortivos. Generalmente no se pueden considerar como medios lícitos para controlar la natalidad,(24) pero son moralmente aceptables «en situaciones de notable gravedad, cuando es imposible el recurso a otros medios».(25) El Autor aplica este mismo criterio de juicio a la esterilización, afirmando que en algunas situaciones no ofrece dificultades morales, «ya que lo que se intenta es realizar de una manera responsable un valor humano».(26) En ambos casos se trata de valoraciones contrarias a la enseñanza de la Iglesia.(27)
El Autor sostiene que la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad posee cierta coherencia, pero no goza de suficiente fundamento bíblico(28) y adolece de importantes condicionamientos (29) y ambigüedades.(30) En ella se encuentran los fallos que pueden advertirse «en todo el edificio histórico de la ética sexual cristiana». (31) En la valoración moral de la homosexualidad — añade el Autor — se debe «adoptar una actitud de provisionalidad», y desde luego «ha de formularse en clave de búsqueda y apertura».(32) Para el homosexual irreversible un juicio cristiano coherente «no pasa necesariamente por la única salida de una moral rígida: cambio a la heterosexualidad o abstinencia total».(33) Estos juicios morales no son compatibles con la doctrina católica, para la que existe una valoración perfectamente clara y firme sobre la moralidad objetiva de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.(34) El grado de imputabilidad subjetiva que esas relaciones puedan tener en cada caso concreto es una cuestión diversa, que no está aquí en discusión.
El Autor sostiene que no se ha probado «la gravedad ex toto genere suo de la masturbación».(35) Ciertas condiciones personales son en realidad elementos objetivos de ese comportamiento, por lo «que no es correcto hacer “abstracción objetiva” de los condicionamientos personales y formar una valoración universalmente válida desde el punto de vista objetivo».(36) «No todo acto de masturbación es “materia objetivamente grave”».(37) Sería incorrecto el juicio de la doctrina moral católica de que los actos autoeróticos son objetivamente acciones intrínsecamente malas.(38)
Con relación a la procreación responsable, considera el Autor que ninguno de los métodos actuales para regular los nacimientos reúne una bondad absoluta. «Es incoherente y arriesgado inclinar la valoración moral por un método determinado».(39) Aunque el Magisterio de la Iglesia tiene el cometido de orientar positiva y negativamente el empleo de las soluciones concretas,(40) en casos de conflicto «seguirá siendo válido el principio básico de la inviolabilidad de la conciencia moral».(41) Pero incluso fuera de los casos conflictivos, «la utilización moral de los métodos estrictamente anticonceptivos ha de ser objeto de responsable discernimiento de los cónyuges».(42) Entre los diversos criterios ofrecidos por el Autor para guiar ese discernimiento, (43) no se encuentra el valor objetivo y vinculante de la norma moral contenida en la Humanae vitae (44) y en los demás documentos del Magisterio pontificio anteriores (45) y posteriores a ella. (46)
Sobre la fecundación in vitro homóloga el Autor se separa de la doctrina eclesial. (47) «Por lo que respecta a la fecundación completamente intraconyugal (“caso simple”), creemos que no puede ser descartada...».(48) Si se neutraliza todo lo posible la probabilidad de riesgos para el nascituro, si existe una razonable proporción entre los fracasos y el éxito fundadamente esperado, y se respeta la condición humana del embrión, «la fecundación artificial homóloga no puede ser declarada en principio como inmoral».(49 )
Sobre otros problemas de moral especial, Moral de Actitudes contiene juicios ambiguos. Es el caso, por ejemplo, de la inseminación artificial por parte de personas casadas con semen de un donador,(50) o bien el de la fecundación in vitro heteróloga(51) y el aborto. Es verdad que el autor da una valoración moral negativa del aborto en términos generales, pero su posición acerca del aborto terapéutico es ambigua:(52) al sostener la posibilidad de ciertas intervenciones médicas en algunos casos más difíciles, no se entiende claramente si se está refiriendo a lo que tradicionalmente se llamaba «aborto indirecto», o si en cambio admite también la licitud de intervenciones no comprendidas en la categoría tradicional mencionada. No menos ambigua es su posición sobre el aborto eugenésico.(53)
Por lo que se refiere a las leyes abortistas, el Autor explica correctamente que el aborto no se puede considerar como contenido de un derecho individual,(54) pero a continuación añade que «no toda liberalización jurídica .del aborto es contraria frontalmente a la ética».(55) Parece que se refiere a las leyes que permiten una cierta despenalización del aborto.(56) Pero, dado que existen diversos modos de despenalizar el aborto — algunos de los cuales equivalen, en la práctica, a su legalización, mientras que ninguno de los demás es, en todo caso, aceptable según la doctrina católica(57) — y que el contexto no es suficientemente claro, al lector no le es posible entender qué tipo de leyes despenalizadoras del aborto se consideran «no contrarias frontalmente a la ética».
La Congregación para la Doctrina de la Fe, considerando con satisfacción los pasos dados por el Autor y su disponibilidad para seguir los textos del Magisterio, confía en que, mediante su colaboración con la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española, se llegue a un manual apto para la formación de los estudiantes de teología moral.
La Congregación, con esta Notificación, desea al mismo tiempo animar a los teólogos moralistas a proseguir en el camino de renovación de la Teología moral, en especial de profundización en la moral fundamental y de rigor en el método teológico-moral, conforme a las enseñanzas de Veritatis splendor, y con ese verdadero sentido de responsabilidad eclesial.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el transcurso de la Audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 9 de febrero de 2001, a la luz de los pasos dados, ha confirmado Su aprobación a la presente Notificación, decidida en la Sesión Ordinaria del Dicasterio, y ha ordenado que sea publicada.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 22 de febrero de 2001, Fiesta de la Cátedra de San Pedro Apóstol.
+ Joseph Card. Ratzinger Prefecto + Tarcisio Bertone, S.D.B. Arzobispo emérito de Vercelli Secretario
(Estas son algunas de las advertencias del Vaticano a la moral teológica de Marciano Vidal. Miradas en conjunto, son más una alabanza que una condena: expresan e indican un camino... Gracias, Marciano, por haberlo recorrido y por ayudarnos a recorrerlo).