"En Roma, tuve yo la oportunidad de conocerlo y tratarlo de cerca desde 1975 hasta 1998"
"Fue de las voces más autorizadas y valientes del Sacro Colegio Cardenalicio de su tiempo, y testigo de singular espiritualidad dentro de la Iglesia católica"
"Hombre de profunda fe, pastor y teólogo siempre de la mano, padre de numerosas almas, contemplativo y profeta de la esperanza, místico de la sencillez"
"Su amor a la Vida abrió en él especial sensibilidad por las situaciones de sufrimiento, de malestar y de dolor. Se explica por ello su recurso a las bienaventuranzas como programa ideal para adentrarse en la pedagogía de Dios"
Conocí a S.T.S. Bartolomé I en Fanar (Estambul) […] durante la audiencia que Demetrio I nos concedió a un numeroso grupo de ecumenistas, viajeros aquellos días por tierras de la Ortodoxia. Era el 11 de julio de 1981 y los ortodoxos celebraban ese día la fiesta de la virgen y mártir santa Eufemia de Calcedonia.
Su discurso en el acto académico de Salamanca es una bien trabada pieza oratoria en torno al ecumenismo y fue leído con el aplomo y la vigorosa voz a que nos tiene acostumbrados. Pronunciado en inglés, la «histórica y eminente institución académica» ha tenido el buen gusto, muy de agradecer, de colgar en su portal informático la versión española.
Hoy justamente, cuando estas notas escribo, 2 de noviembre de 2023, se cumplen los treinta y dos años de Patriarca, puesto que su elevación al Santo Trono fue el 2 de noviembre de 1991. Y es el 270.º sucesor de San Andrés, no el 27.º como alguien tiene escrito equivocadamente en Redes.
El brillante historial del Santo Trono pone de manifiesto que durante más de diecisiete siglos, Constantinopla ha facilitado desinteresadamente la causa de la unidad […] «Porque el servicio ecuménico es nada menos que el ADN mismo del Patriarcado Ecuménico» (Bartolomé I).
Constantinopla y Salamanca consiguieron en ese histórico momento de la investidura subir el ecumenismo a las más elevadas cumbres de la cortesía, donde, según el lírico Fray Luis, «vive el contento, reina la paz, y está asentado el Amor sagrado en rico y alto asiento de glorias y deleites rodeado».
Tenía el hondo sentido de la percepción, la sutil perspicacia de la realidad para intuir carencias y descubrir necesidades.
Sus emotivas y vibrátiles palabras el día de mi efeméride las guardo como oro en paño, cual piadosas reliquias en el fondo de mi corazón. Fueron los suyos consejos fervientes dichos desde las airosas cumbres de lo armonioso y teologal.
De la cercanía se las arreglaba para hacer virtud; de la distancia, sendero transitable; de la compasión, el sutil toque samaritano del Buen Pastor; de la convivencia agustiniana, fraternidad a raudales; de la desgracia ajena un comentario todo bondad; del dolor, en suma, presencia llena de ternura.
Monseñor Mariano tenía sobradas razones para elevar el Ut unum sint de Cristo en la última Cena (Jn 17,21) al frontis mismo de su escudo episcopal.
«Para que todos sean uno», resultó, en definitiva, el lema episcopal con que se fue adentrando en los sencillos corazones de aquella humilde y pobre gente de los valles calchaquíes y de tantos otros contornos abiertos por Dios al paso de su ministerio apostólico.
Estamos, pues, ante un eclesiástico ortodoxo relevante y con méritos al alza, de quien ya tengo algo escrito, pero cuyo currículo pretendo ahora completar al hilo del citado nombramiento.
Job de Pisidia es autor de numerosas publicaciones relacionadas con la Teología litúrgica, el Ecumenismo y la Espiritualidad ortodoxa. Habla francés, inglés, ucraniano, ruso, griego e italiano.
El metropolita Job, además, ha formado parte no menos de cuatro veces de la Delegación de Constantinopla en las fiestas patronales de Roma.
El ecumenismo para el nuevo metropolita de Pisidia es -por decirlo con la certera frase del metropolita Emmanuel de Calcedonia- un viaje eclesial a la tierra santa de la unidad.
Aludo con “Promover valores” a una frase de san Pablo VI, pronunciada a raíz de haberle cambiado el nombre a la Sagrada Congregación del Santo Oficio por el de Congregación para la Doctrina de la Fe.
Fue, sin duda, iniciativa sin precedentes la confesión de culpas en el servicio de la verdad, llevada a efecto en aquel inolvidable 12 de marzo del 2000, pleno Año Santo, por decisión de san Juan Pablo II.
«Durante la depuración a raíz de la encíclica “Humani generis” , de 1951, [Theilhard de Chardin] es desterrado a algún lugar del estado de Nueva York, donde el domingo de resurrección de 1955 su féretro será acompañado por una sola persona» (Hans Küng acerca de Theilhard de Chardin).
Cuesta mucho hacerse a una Iglesia de represión theilhardiana donde acompañe al finado -tal y como refiere Hans Küng- sólo una persona sola por todo cortejo fúnebre. O sea, que ni el Santo Oficio estaba para tafetanes en esa hora final de remilgos funerarios, ni la Compañía de Jesús, por dar al hermano fraternal compañía.
Hilarión Alfeyev ocupó los primeros planos de la prensa durante la visita del papa Francisco a Hungría, en cuya Nunciatura de Budapest conversaron cordialmente durante veinte minutos.
Francisco se refirió también durante la rueda de prensa del viaje de vuelta a su encuentro con Hilarión: -«Puedes imaginarte que en esta reunión no solo hablamos de Caperucita Roja, hablamos de todas estas cosas» (o sea la posibilidad de una mediación vaticana para la paz en Ucrania).
«Respondo para los interesados: no hubo nada sobre las relaciones bilaterales entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Rusa. No se discutió ningún tema político. El encuentro fue de carácter personal entre dos viejos amigos» (Hilarión en su Desmentido).
Durante la conversación, su eminencia Hilarion explicó al Papa cómo es la vida de la diócesis de Budapest del Patriarcado ruso, sus actividades sociales y educativas, así como su interacción con las otras confesiones cristianas.
La preocupante sequía de aspirantes al sacerdocio es problema que viene de atrás sin visos de cambio a corto y largo plazo.
Le estamos dando demasiadas vueltas a lo que no tiene vuelta de hoja en esta sociedad posmoderna y globalizada, inercial y proteica, sencillamente porque donde no hay, nada cabe esperar ya que nada puede salir.
Gran error, pues, el lamento de la escasez de vocaciones cuando España marca la tasa de natalidad más baja de toda Europa y su número de abortos asciende a casi 100.000 al año.
Cantar la palinodia significa sencillamente retractarse, o si se prefiere, rectificar, desdecirse, corregirse, modificar, volverse atrás, etc.
Las Retractaciones son, por cierto, algo más serio que simples Revisiones. La retractación implica siempre una revisión, pero una revisión no tiene que ser siempre, necesariamente, una retractación.
El error va campando a sus anchas por las redes con el dativo y el acusativo cambiados, así, a voleo, al buen tuntún y a la remanguillé: «Adde scientiam caritate». Ojalá sus infractores canten la palinodia.
La tentación se le va a hacer a Jesús en el desierto más intensa, desaforada e hiriente: nada menos que abandonar el camino del Padre.
El quid de las tres tentaciones en el desierto no es otro que pretender utilizar a Dios para los propios intereses, la propia gloria y el propio éxito.
Sólo liberado de la esclavitud de la mentira y del pecado, el hombre, gracias a la obediencia de la fe, se abre a la verdad, encuentra el sentido pleno de su existencia y alcanza la paz, el amor y la alegría.
La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua.
«En Cristo estabas siendo tentado tú porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti la salvación […] de ti para él la tentación, y de él para ti la victoria» (San Agustín).
La Cuaresma pide mantenernos en espíritu de conversión a base de austeridad penitencial y de combate cristiano contra las fuerzas del mal.
Los interlocutores ucranianos pidieron a la delegación encabezada por Sauca lo que cabía esperar en semejante circunstancia, algo que tiempo atrás ya habían pedido algunas Iglesias del CMI: no ver a los ruso-ortodoxos en Karlsruhe ni en pintura. Sauca hizo gala de saber encajar el golpe y dialogar serenamente advirtiéndoles de que el CMI hacía tiempo que había hecho su apuesta por el diálogo y no por la confrontación.
«No debemos permitir nunca que la religión, cuyo objetivo es fortalecer, alentar y edificar a las personas, se convierta en un medio para humillar a los demás, en una herramienta de odio y violencia» (Steinmeier, presidente de Alemania).
«Me gustaría aprovechar esta oportunidad para dar una calurosa bienvenida especialmente a las delegaciones de las Iglesias de Ucrania, y espero que puedan transmitir la fuerza y el apoyo de esta Asamblea a las Iglesias y congregaciones de su país, que están padeciendo esta situación» (Steinmeier).
«El diálogo no es un fin en sí mismo. El diálogo debe sacar a la luz lo que está ocurriendo. El diálogo debe llamar la atención sobre la injusticia, debe identificar a las víctimas y los perpetradores, y a sus secuaces. Sin embargo, el diálogo que no va más allá de deseos piadosos y vagas generalizaciones puede, en el peor de los casos, convertirse en una plataforma para la vindicación y la propaganda» (Steinmeier).
«La paloma puede y debe ser también un símbolo de la esperanza. Si hacemos lo que está en nuestras manos –en verdad, ¡es lo que tenemos que hacer!– entonces la tierra resurgirá: nuestra tierra común, la Tierra habitable en la que todos podemos vivir con justicia» (Steinmeier).
Ya se ve que la suerte final anda mal repartida, mayormente como consecuencia de una política ramplona y rayana en megalomanía suelta. No todos acaban en las Murallas del Kremlin, ciertamente. En el caso que nos ocupa, habrá que echar mano de Quevedo para repetir con su famoso verso que Raísa y Mijaíl “Polvo serán, mas polvo enamorado”.
Gran hombre el que se nos va. Cambió la vida de su país y del mundo, en general. “Cambió el mundo para siempre", dijo a Efe Pável Palazhchenko, portavoz e intérprete del finado. Cambiaron con él muchas cosas en la sociedad rusa y se vino abajo el Muro de Berlín. Pero triunfó la paz, esa gloriosa palabra tantas veces maltratada por los mismos que la invocan.
La biografía de Gorbachov queda perfectamente definida en dos palabras: “glasnost” y “perestroika”. Bajo el mandato del estadista que hoy recibe sepultura se puso fin a más de treinta años de la Guerra Fría y el mundo probó las mieles de la libertad. Nos deja a los 91 años de edad, justo cuando su país ha renovado las guerras intestinas con Occidente.
Las obras de Putin, en cambio, conforman una verdadera montaña rusa: Mariupol, Azov, Zaporiyia, y la portuaria Odesa a orillas del mar Negro, aparte naturalmente Crimea, Donetsk y Dombás.
Abre hoy, por fin, sus puertas en Karlsruhe (Alemania) la XI Asamblea general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), cuyo lema es "El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad": hoy, 31 de agosto de 2022. Anoche no más fallecía en el Hospital Clínico de Moscú, a los 91 años de edad, Mijaíl Gorbachov, el último presidente de la URSS, bajo cuyo mandato se puso fin a la Guerra Fría, y se derribó el muro de Berlín, el Premio Nobel de la Paz 1990 y el hombre que acaso más hizo por la paz en el siglo XX: sabía mucho de ese argumento que promete ser central en Karlsruhe, la reconciliación.
La pandemia y la guerra han sido serios impedimentos que sortear para la celebración de Karlsruhe. Ante la tragedia y la muerte, se han vuelto a descubrir los límites del individualismo, los retos de la globalización y los estragos que la guerra y la pobreza siguen causando. Toda una asignatura de oscura casuística que, en consecuencia, se deberá aprender y asumir.
La reflexión sobre el lema de Karlsruhe tiene como objetivo alentar a los líderes de la Iglesia y las congregaciones locales a meditar y discutir la oportuna importancia de la compasión de Cristo en un mundo marcado por la emergencia climática, la injusticia económica sistémica, la revolución digital y los populismos nacionales, alimentados por el miedo al otro.
Un mundo que clama por un amor profundo, por la comunidad, por la justicia y la esperanza necesita Iglesias que estén visiblemente en comunión, que anhelen la unidad donde hay división y encuentren un nuevo futuro para la humanidad y toda la creación. Iglesias, en suma, que se decanten por un “ecumenismo del corazón”.
«En este tiempo me dieron las Confesiones de san Agustín, que parece que el Señor lo ordenó, porque yo no las procuré, ni nunca las había visto… Como comencé a leerlas, paréceme me veía yo allí, comencé a encomendarme mucho a este glorioso santo…» (Obras completas de Santa Teresa de Jesús, BAC 212, Madrid 1967, p. 54).
«No tengo que hacer ninguna gran confesión como san Agustín, el cual, presentando la vicisitud de su vida y de su camino consiguió iluminar la entera existencia cristiana» (J. Ratzinger , Il sale della terra, Milano 1997).
«Al principio la lectura no fue fácil, pero las palabras de Agustín me cautivaron. Su reflexión me ha parecido sublime…y me ha llevado a recapacitar sobre mí mismo… Me he quedado pegado a ese libro, que desde entonces no me ha abandonado y que leo todos los días» (Gérard Depardieu).
Desde sus Confesiones, pues, y dado que este año el 28 de agosto cae en domingo, san Agustín le sigue diciendo al hombre posmoderno, al de esta hora de pandemia y guerra inacabadas: Tolle lege.
El 17 de junio de 2022 el Rev. Prof. Dr. Jerry Pillay fue elegido nuevo secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), organismo que actualmente agrupa a 580 millones de cristianos en 352 Iglesias por todo el mundo.
“Este es un día especial, no sólo para la familia reformada, sino también para el movimiento ecuménico. Jerry aportará grandes dones al CMI. Esperamos trabajar juntos y seguir construyendo una relación más sólida entre el CMI y la CMIR. Su creencia en la unidad y su entusiasmo por trabajar para mejorar las relaciones entre las Iglesias serán una nueva inspiración para el movimiento ecuménico” (Najla Kassab, presidenta de la CMIR).
“En aquellos días oscuros del ‘apartheid’, iba a los municipios (negros) y me inspiraba profundamente y, sin embargo, a veces incluso me preocupaba el ver gente riendo, rezando, regocijándose y bailando en las calles. Y me preguntaba, ¿cómo, diablos puedes hacer esto en medio del sufrimiento? Pero luego me di cuenta muy rápido de la espiritualidad en ese sufrimiento” (Dr. Pillay).
Del CMI forman parte la mayoría de las Iglesias ortodoxas, decenas de Iglesias anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas, y numerosas Iglesias unidas e independientes. La Iglesia católica no está entre sus miembros, aunque mantiene una estrecha colaboración con la institución.
Al Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso no le ha faltado el impulso de los sucesores de Pedro: la Jornada de Oración por la Paz en Asís (1986), convocada por san Juan Pablo II fue un hito en el diálogo interreligioso. Como luego el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por el papa Francisco y el imán Al-Tayyeb, y en 2020 la encíclica Fratelli tutti.
Durante el viaje del papa Francisco a Marruecos (30-31.3.2019) hubo grandes momentos de comunión espiritual, incluido el concierto de la Orquesta Sinfónica de Marruecos: se cantaron al unísono oraciones musulmanas (Allahu akbar), judías (Adonai) y cristianas (Ave María).
El director editorial del Dicasterio para las Comunicaciones de la Santa Sede, Andrea Tornielli, aseguraba el 10 de marzo de 2021 que "hay un hilo rojo que une tres importantes intervenciones del papa Francisco en relación con el diálogo interreligioso y en particular con el Islam": el papel de la religión en nuestras sociedades, el criterio de la auténtica religiosidad y el camino concreto para caminar como hermanos y construir la paz.
La declaración Nostra aetate reconoce que en la experiencia religiosa de los hombres hay desde los inicios cierta «percepción de aquella potencia arcana, que está presente en el curso de las cosas y de los acontecimientos de la vida humana, e incluso a veces se reconoce la divina suprema o también el Padre» (n.2; cf. la LG 16).
La producción posconciliar es ya desbordante. Los teólogos concuerdan en reconocer el valor positivo de las religiones, la presencia y la acción en ellas de Dios, Padre, Hijo y Espíritu, su regreso a un diseño general de salvación de la humanidad, mientras vienen identificados cada uno de los elementos positivos de las diversas religiones muy cercanos también a la fe cristiana (mediación, ética, etc.).
Gracias a la guía del Espíritu Santo la Iglesia ha cambiado de actitud hacia las otras religiones y se ha comprometido mayormente en el diálogo interreligioso. Quienes son activos en el diálogo, pues, cristianos o no, «son llamados a colaborar con el Espíritu del Señor resucitado, Espíritu que está presente y actúa universalmente» (Diálogo y Anuncio 40).
El avance en el conocimiento del mismo patrimonio de la revelación puede realizarse, de hecho, gracias también a las aportaciones, purificaciones y estímulos que pueden venirle a la comunidad cristiana por parte de las grandes religiones mundiales.
El diálogo interreligioso es, ante todo, actitud y disponibilidad de espíritu; una relación, digamos, interpersonal que se desarrolla en el respeto a la alteridad del interlocutor, sobre la base de una comunión ya existente, en vista de profundizar más y más el acercamiento y la unión.
Con el diálogo interreligioso está en juego todo: nuestra relación con Cristo, a quien consideramos y confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre y del cual, por tanto, afirmamos la unicidad, la exclusividad y la universalidad; y ni que decir tiene que también nuestra misma comprensión de Dios con todo lo que esto supone.
Desde el punto de vista del ecumenismo, pues, las Iglesias se acercan entre sí cuanto más se acercan a Cristo (siendo Cristo el centro de la fe de todas y la fuente de su unidad).
El diálogo interreligioso, en fin, resulta difícil de practicar en sus justos términos, es cierto, pero puede a la vez hacerse gratificante y beneficioso para el que lo vive con generosa entrega, dedicación ascética y casi como disciplina, esto es, materia de reflexión y análisis explícito.
Aunque sólo fuese por el beneficio que al diálogo interreligioso reporta, convendría echarle más valor, y entendimiento, entre cristianos.
Empieza siendo el ecumenismo movimiento tendente a restablecer la unidad de los cristianos y en concreto de las Iglesias entre sí. Desde el punto de vista técnico, pues, se trata de un concepto teológicamente relativo a las Iglesias. El de las religiones, en cambio, puede afectar al ecumenismo o no, según lo integren sólo religiones no cristianas, o éstas y el cristianismo.
En un mundo posmoderno y globalizado como el nuestro hay que reconocer que la ciencia de las religiones ha adquirido un alto grado de complejidad, al igual que otras disciplinas científicas.