¡Qué duro porvenir, Iglesia de mis amores!


En una reunión de fin de semana, comentábamos el papel de la Iglesia en nuestra sociedad y alguien, no particularmente desafecto a la causa, a la vista del avejentamiento de clero y fieles, afirmó:
“¡Es que dentro de una generación la Iglesia española ha desaparecido!”.


Me dejó pensativo. ¿Una generación? No creo que haya tal “peligro” inminente para la Iglesia, pero es un hecho que la edad media del clero español supera los 65 años y que la edad media de los fieles en España es similar. ¿Una generación? ¿25, 30 años?.

La Iglesia católica –podríamos decir cristiana, porque el mismo mal aqueja a la protestante--, la de nuestro Occidente desarrollado, sufre una enfermedad muy grave que terminará por aniquilarla.

Decimos “de Occidente” englobando en este término los países con mayor bienestar social, con mayor renta per cápita, mayor índice cultural, con educación escolar plena y generalizada, con mayores garantías jurídicas y democracias, mal que bien, consolidadas.

Es una enfermedad multifacética, enfermedad que reúne todos los males que aquejan a cualquier sociedad avejentada y sin renuevo. Sin ánimo alguno de ser completa la relación, porque nunca lo puede ser, he aquí un somero índice de los síntomas que componen el síndrome de “vejez crédula”:


1) El “virus biológico”.

2) En el índice más bajo de popularidad.

3) Proliferación de símbolos que agobian.

4) Inadecuación de la doctrina salvadora.

5) Doctrina mitológica y agraria inaceptable.

6) Remedios volátiles a problemas acuciantes.

7) Autismo y solipsismo.

8) Automedicación.

9) Rechazo social triple

10) Ritualismo y folklorismo.

11) Ritos vacíos de contenido.

12) Falta de democracia interna.

13) Antropocentrismo burocrático.

14) Burocratismo.

15) Complejo de caracol

16) Pecados de pocos miembros, los menos admisibles por la sociedad.

17) Medios espurios de introducirse en la sociedad.

18) Peso histórico opresivo.

19) Alianza con el poder y búsqueda del mismo.

20) Ostentación de poder temporal: el Estado Vaticano

21) Dejadez patrimonial y chantaje a la sociedad y al Estado.

22) Intromisión en asuntos que no le competen.

Deberíamos haber explicitado cada uno de los puntos, pero también ésa es labor de cada lector, que se imagine lo que quiera.
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