La zoquetería silogística.

Según dicen los estudiosos, Mateo recogió, de boca de Pedro, los recuerdos que él le transmitió de su maestro Jesús. Mateo no conoció a Jesús, cosa que en algunas homilías se afirma y explica sin el menor rubor.

Hace pocos domingos se leyó en las iglesias el texto de Mateo donde Jesús nombra a Pedro como primer papa (más o menos y dicho de forma vulgar).

Dicen también los eruditos que ese versículo --Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia-- fue un añadido posterior, quizá del siglo IV. Sin ser eruditos, resulta sospechoso que la primacía de Pedro, un hecho tan fundamental para la futura Iglesia, aparezca ¡sólo! en Mateo. Y, como decimos arriba, que provenga de un discípulo de Pedro. Ello induce a pensar que el de Mateo es un evangelio "interesado", muy alejado de la doctrina de Pablo y fuera del sentido estricto de la palabra "ecclesia".

También resulta sospechoso el que Jesús hablara de "Iglesia" en los términos que se leen al final de Mateo. ¿Cómo se puede presuponer en Jesús, un judío cumplidor de la ley, que quería una Iglesia y que Pedro iba a ser el primer papa? Lógicamente, deducen todos, lo que parecen indicar tales palabras es que interesaba fundar la supremacía de Roma en el mismísimo Evangelio, en las palabras de Jesús.

O Marcos y Lucas mutilan la contestación de Jesús o Mateo añade lo que quiere por interés especial.

Pero lo que nos ha traído a decir lo anterior es otra cosa bien distinta y a la vez distante de los estudios serios del Nuevo Testamento. Es el contundente argumento que aparece en una edición de la Biblia, de la B.A.C. por boca de uno de sus "arreglistas". Se refiere a la resurrección, cierto, pero con mayor razón respecto a algo de menor calado como la supremacía de Pedro. Ante ello podemos dejar de lado los estudios serios, historiográficos y comparados, sumiéndonos en el rubor que causa tal comentario:


La notable parsimonia de este relato es la más firme garantía de su verdad. Si la creencia en la resurrección de Jesús hubiera sido fruto de alucinaciones o visiones fantásticas, en vez de estas narraciones concretas y realistas tendríamos difusas especulaciones sobre la persona del resucitado.


El castizo diría algo no reproducible: "¡Con dos...!". Juzgue cada cual esta ínfima demostración de “zapaterismo” científico.
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