La canonización de monseñor Lefebvre.

Hoy va de movimientos. Todos signo de contradicción: Opus Dei, Cursillos, kikos, lefebvrismo... Como evidentemente me lo van a señalar me anticipo a reconocerlo. El lefebvrismo no es un movimiento propiciado por la Iglesia. Pero nadie negará que ha nacido en la Iglesia.

Hay sectores católicos que veneran a monseñor Lefebvre. Y en este Blog no ha faltado quien está seguro de que lo veremos en los altares. Otros han afirmado su condición de cismático y excomulgado.

De que ha sido excomulgado no cabe la menor duda. Lo fueron él, los obispos que ordenó y monseñor Castro Mayer que participó como consagrante en una de esas ceremonias. Creo recordar que no en las dos pero puedo equivocarme. Pero fueron excomulgados sólo ellos. Nadie más. Ni los sacerdotes ordenados o adheridos ni los fieles que les siguen están excomulgados. Y monseñor Castro Mayer tampoco lo hubiera estado si no hubiera impuesto las manos al obispo que se consagraba. Si se hubiera limitado a estar presente en la consagración, incluso desde un sitial preferente, pero sin participar directamente en la ordenación episcopal no hubiera incurrido en excomunión.

Lo del cisma, siempre en mi modesta opinión, es ya mucho más discutible. Ninguno de los excomulgados lo ha sido por herejía, vida moral reprobable o algo similar. Lo fueron por proceder a ordenaciones episcopales y a ser ordenados obispos sin mandato apostólico. Y la pena por ese proceder es la excomunión. No en este caso. En todos.

Evidentemente hay ya en ello un cisma formal. Una separación de lo que la Iglesia prescribe. Más la excomunión que es innegable. Pero, ¿esa separación de la Iglesia es material? Aquí la cuestión se complica más. En teoría, y según ellos dicen, no. Porque reconocen al Papa como cabeza de la Iglesia y creen en todo lo que la Iglesia cree. En lo sustancial. Pero están convencidos, por otra parte, de que el Papa gobierna muy mal la Iglesia, permite lo que no debe permitir y reprueban un Concilio que no consideran ecuménico. Y lo es.

Creer que el Papa gobierna mal y permite lo que no debe no excluye de la Iglesia. Cuantos sacerdotes piensan lo mismo del gobierno pontificio y le censuran por no permitir lo que según ellos debiera permitir. Y en cuanto a lo del Concilio, al afirmar el mismo que no es dogmático no compromete con fe católica unos dogmas que no ha promulgado.

Estaríamos, más o menos, ante una desobediencia más de tantas como todos los días tienen lugar en la Iglesia. Su prurito por el rito antiguo de la misa, que era sin duda la frectura más visible, ha quedado sin sustento tras el Motu proprio de Benedicto XVI.

Estaríamos ante una situación parecida a la de un socio del Real Madrid que dijera a todas horas que Calderón es un mal presidente pero que en todos los partidos fuera con camiseta, bufanda y el más ruidoso en animar al equipo. Más o menos. Porque todos sabemos que la Iglesia no es un club de fútbol.

Por lo dicho, no creo que una persona excomulgada, aunque amara muchísimo a la Iglesia, y que murió en tal situación, vaya a ser canonizada. No lo creo. Pero también digo que si ello ocurriera por mi parte no habría protesta alguna. Acepto todas las canonizaciones independientemente de mi mayor o menor simpatía por los canonizados.

Creo, en cambio, que Dios se ha valido del lefebvrismo para bien de la Iglesia. En muchas cosas tenía razón y la misma Iglesia ha corregido excesos que el lefebvrismo denunciaba. Digamos que de algún modo se ha hecho lefebvrista.

Todo lo afirmado vale para aquellos seguidores del obispo francés que creen en la Iglesia católica. Aunque piensen que actualmente, y sobre todo en el pasado próximo, lo ha hecho mal o muy mal. Los que prefieren el rito extraordinario y lo creen mucho mejor que el ordinario pero no niegan el carácter de misa válida de éste, los que creen que el Papa no hace lo que debería en algunas o bastantes cosas pero reconocen en él al Vicario de Cristo no están por ello fuera de la Iglesia. Cierto que reciben ilícitamente los sacramentos. Y ello es grave. Pero también es cierto que los reciben válidamente. Y con mucha fe y mucho amor a Jesucristo.

Aquellos que piensan que el Papa es un hereje y que por tanto no hay que reconocerle por tal y que la Iglesia se encuentra sede vacante en la sucesión petrina, en mi opinión no son cismáticos sino simplemente herejes. Y seguramente serán un obstáculo insalvable para una plena comunión eclesial.

Acabo de escribir sobre los kikos, y no soy tal, ahora lo hago sobre los lefebvristas, y tampoco lo soy. En todo lo que he dicho quiero estar en absoluta conformidad con mi Santa Madre Iglesia. Si hubiera dicho algo contrario a lo que ella profesa hay que atribuirlo a mi ignorancia y no a mi voluntad. Y desde ya mismo lo doy por retractado.
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