Un Dios del camino

Se ha escrito mucho sobre las cuatro letras hebreas que forman el nombre de Dios: YHWH. Hay algunos autores que dicen que el verbo que hay detrás de esta raíz no es el verbo “ser” (de ahí las traducciones por “soy el que soy” o “soy el que seré”), sino hasah, que significa amar apasionadamente. Es un tema interesante, aunque propio de expertos. En cualquier caso, el nombre de Yahvéh, que ningún judío piadoso se atrevía a pronunciar, pone de manifiesto la absoluta trascendencia divina. Pero, por otra parte, también muestra la solicitud de Dios por su pueblo: Dios es el que visita a su pueblo, el que ha visto sus sufrimientos y ha escuchado su clamor. Más aún, es el Dios que guía al pueblo y se hace presente en los diversos avatares de su historia, el Dios del camino. No es un Dios vinculado de un lugar, sino el Dios que se hace presente allí donde el pueblo camina.

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