Será este jueves 24 de febrero a las 19 horas de Roma Encuentro universitarios de América – Papa Francisco: oportunidad de “poder ser la voz de muchos”

Participantes del encuentro con el Papa Francisco
Participantes del encuentro con el Papa Francisco

“Lo más importante de este proyecto no ha sido conocer al Papa, sino conocernos unos a los otros"

El encuentro es “una clara expresión de la sinodalidad”, para la representante brasileña, que destaca “esta oportunidad de ser escuchados, de ser acogidos, de conocer estas diferentes perspectivas de los jóvenes universitarios sobre los problemas del mundo, especialmente sobre el problema de las migraciones”

Son jóvenes que destacan en la Iglesia su atención a los más débiles, en palabras del joven boliviano, que ve en ese velar por los más pobres, un asumir “lo que nos enseñó Jesucristo”

Hablar con el Papa sobre migración “significa poder tener una voz para países como los nuestros”, insiste la joven centroamericana, “donde muchas veces personas que sufren la problemática de la migración no tienen una voz y no tienen quien los escuche”

Construyendo puentes Norte-Sur

Este jueves 24 de febrero tendrá lugar un encuentro que muchos ya han calificado como histórico. El Papa Francisco se encontrará virtualmente, en un evento promovido por la Universidad Loyola de Chicago y la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), con estudiantes universitarios de toda América para hablar sobre el fenómeno de la migración y cómo construir puentes Norte-Sur, aunque tratándose de Francisco, acostumbrado a dejar de lado el guion establecido, pueden ser muchos otros los temas a ser abordados.

En la sala de zoom estarán la brasileña Marina Pascual Pizoni, estudiante de la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología (FAJE), de Belo Horizonte, la guatemalteca María Fernanda Puddy, que cursa Economía en la Universidad Rafael Landívar, el boliviano Nicolás Melendres, estudiante de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, y el estadounidense Jesús Francisco Estrada Junior, de la Universidad Loyola Marymount.

En ese encuentro saldrá a relucir lo vivido en las reuniones preparatorias, donde “cada uno pudo hablar de su realidad”, afirma Marina Pascual Pizoni. En su caso comenzó encontrándose con universitarios de todos los rincones de Brasil, donde aparecieron experiencias de quienes tuvieron “que dejar su lugar para buscar mejores oportunidades”. A partir de esto, “fuimos construyendo un pensamiento que pudiera estar en comunión con todas estas realidades en Brasil”, para después reunirse con estudiantes de Sudamérica, Centroamérica y Norteamérica.

En estos encuentros, “pudimos conocer un poco más sobre cómo se expresan estas diversas culturas en este movimiento migratorio, cómo sufre el país cuando su población tiene que desplazarse para encontrar una mejor oportunidad de vida, una oportunidad para mantenerse, aunque no quieran perder sus raíces», destaca la alumna de la FAJE de Belo Horizonte. Fue oportunidad para ver las causas del sufrimiento, pero también “se pudo ver quién puede ayudar más a quién, quién puede dar más estructura, más financiación adecuada a determinados países, y así poder caminar juntos en esta visión totalizadora de toda América, pero viendo las particularidades de cada cultura”.

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En ese sentido, el representante de Estados Unidos afirma que “lo más importante de este proyecto no ha sido conocer al Papa, sino conocernos unos a los otros, estudiantes de aquí, de los Estados Unidos con estudiantes de Centroamérica, de Latinoamérica, estudiantes de más de 21 países y creo que es en realidad algo importante”.

Todos ellos se sienten privilegiados de poder encontrarse con alguien por quien sienten “un profundo respeto y devoción”, como afirma Melendres, quien destaca el papel de Emilce Cuda, la teóloga argentina recientemente nombrada secretaria de la CAL, en “esta apertura que estaría haciendo la Iglesia”. Este momento, que vive como “algo muy relevante y muy importante”, es visto como oportunidad para poder aprender con el Papa “de lo que él tiene para decirnos y el apoyo que nos pueda brindar”, según María Fernanda Puddy.

Jesús Francisco, quien dice que le gusta que le llamen Paco, lo define como “lo más importante que ha pasado en mi corta vida, poder decir que voy a conocer al Papa me llena de emoción, es algo que nunca esperaba”. Incluso ha sido algo emocionante para sus padres, migrantes de origen mexicano que cruzaron la frontera décadas atrás. Todos ellos son católicos y se sienten con gran alegría en palabras del estudiante de Teología de 20 años.

El encuentro es “una clara expresión de la sinodalidad”, para la representante brasileña, que destaca “esta oportunidad de ser escuchados, de ser acogidos, de conocer estas diferentes perspectivas de los jóvenes universitarios sobre los problemas del mundo, especialmente sobre el problema de las migraciones”. Eso le genera grandes expectativas, inclusive en “entender más cómo ser Iglesia, cómo ser una Iglesia sinodal, cómo ser una Iglesia verdaderamente solidaria”, y como envolverse en su construcción.

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Son jóvenes que destacan en la Iglesia su atención a los más débiles, en palabras del joven boliviano, que ve en ese velar por los más pobres, un asumir “lo que nos enseñó Jesucristo”. Entre los más vulnerables se encuentran aquellos que sufren la migración forzada, víctimas de “procesos de éxodo que se dan a partir de procesos históricos que son externos a nuestro continente, que han venido condicionando la política interna de nuestras naciones y la soberanía nacional, respecto a las determinaciones en cuanto a la distribución de la riqueza, reducción de la desigualdad, soberanía y usufructo de nuestros recursos naturales”, según el estudiante de la Universidad Mayor de San Andrés.

De hecho, hablar con el Papa sobre migración “significa poder tener una voz para países como los nuestros”, insiste la joven centroamericana, “donde muchas veces personas que sufren la problemática de la migración no tienen una voz y no tienen quien los escuche”. Por ello quiere aprovechar el encuentro con el Papa Francisco para “poder compartir la realidad que estamos viviendo en el país y poder ser la voz de muchos”, también para aprender con su sabiduría, algo importante para jóvenes “que considero que podemos ser quienes hagamos un cambio en la realidad”, según María Fernanda Puddy.

Todo lo relacionado con la migración es algo importante para Paco, algo de su casa, algo que le toca el corazón a quien quiere un día ser abogado de migración. Destaca que a los migrantes muchas veces no se les oye su voz, están en las periferias de la sociedad y tienen experiencias muy feas. De ahí la importancia de un evento para “unir tantas voces de personas que son migrantes o hijos de migrantes para poder realizar diferentes ideas, diferentes temas, para luego poder darles una voz a los migrantes”.

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En países que sufren “deudas impuestas, que condicionan la economía interna y generan procesos de pobreza inmensos y al mismo tiempo de desempleo, hoy en día acentuados por el fenómeno de la pandemia”, como relata Melendres, se trata de “poder construir una política pública que pueda ayudar a la vida de estas personas”, afirma Marina Pascual Pizoni. Sabiendo que es algo todavía pequeño, “se están plantando algunas semillas en medio de nuestros grupos, en nuestras reuniones, que nos desafían a organizarnos más y hacer posible que estas personas puedan tener este derecho a ser escuchadas y si quieren permanecer, no ser siempre el blanco de estas políticas y de la economía que son tan violentas con nosotros”, según la representante brasileña.

Por eso insiste en que “esta construcción de puentes Norte-Sur es lo que nos permite colaborar con los que sufren, con el movimiento migratorio forzado, los que no pueden quedarse en el lugar que quieren”. Para Marina, el encuentro “nos hace estar aún más atentos a esta realidad de las migraciones forzadas y nos empuja a estar más unidos en la promoción de esta posibilidad de que las personas puedan elegir dónde quieren quedarse, si quieren quedarse, si quieren cambiar, pero que no se haga de forma violenta”.

Un encuentro que genera expectativas, entre ellas que “nuestro Papa Francisco pueda escuchar esta petición de Latinoamérica y pueda hacerla llegar a los oídos de todos los medios de comunicación en el mundo y de los principales líderes mundiales”, según el representante de Bolivia, buscando “exhortar a nuestros pueblos a reivindicar una vocación por la igualdad y velar siempre por los más débiles”. Una necesidad en una sociedad inmersa en “situaciones caóticas y difíciles”, según María Fernanda Puddy, que hace un llamado a buscar la esperanza, algo a lo que puede ayudar un Papa al que ve como alguien con capacidad de tener visión a largo plazo, una visión clara de la realidad, que puede dar motivación y enseñar el camino a seguir.

En un país como Estados Unidos con gran número de católicos y de migrantes, “el Papa como uno de los líderes con mayor influencia del mundo, tiene la oportunidad de poder escucharnos a nosotros y escuchar las voces de los migrantes y poder expresar el tema de la inmigración con todo el mundo y con todos los Estados Unidos”, afirma José Francisco. El estudiante de la Universidad Loyola Marymount, recuerda que el Papa dice que “nosotros los jóvenes no somos el futuro, somos el presente, el ahora”. De ahí la importancia de que considere sus voces, pues como señala, “muchos jóvenes líderes están haciendo un buen trabajo para abordar el tema de migración y ayudar a los migrantes”.

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