El servidor inmisericorde

Perdón
El Evangelio de San Mateo 18,23-34 narra la parábola del servidor que no quiso perdonar a su compañero. El rey le dijo: “¡Malvado!, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues también tú debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti. Tanto se indignó el rey, que ordenó castigarle hasta que pagara toda la deuda”.

Perdónanos, Señor, como nosotros perdonamos también a los que nos han ofendido. Cuando rezamos el Padre nuestro, no puede ser una oración hecha rutinariamente si no un momento para reflexionar en profundidad como vivimos esta petición de la oración dominical. Si Dios nos perdona, yo no puedo hacer otra cosa que perdonar como él; de lo contrario mi oración es una pura mentira, una hipocresía; el Señor me puede echar en cara lo que el rey dijo a su servidor: ¡Que malvado eres! Yo te he perdonado no una vez tus deudas sino infinidad de veces, y, ¿tú no eres capaz de perdonar al que te ha ofendido una vez y por un valor ínfimo?

En este año del Jubileo de la Misericordia, esforcémonos en ser generosos en perdón como lo es nuestro Padre celestial. Yo perdono porque me siento perdonado. ¡Gracias, Padre por tu perdón!Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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