Soy yo, no temáis

Soy yo
El miedo puede cogernos por sorpresa ante algo inesperado, algo que sobrepasa nuestro entendimiento, pero el Señor nos tranquiliza cuando este turbarnos viene de lo Alto. En la Sagrada Escritura nos encontramos con frecuencia con la expresión: No tengas miedo.

María de Nazaret ante el saludo del ángel se turba, no comprende que significaba aquella salutación. El ángel le dice: “No tengas miedo”. Una vez recibe el significado del saludo, María responde: “Fiat” (Hágase). Su corazón se abre a la acción de Dios.

Jesús se presenta de forma desconocida andando sobre las aguas del lago de Tiberiades, los apóstoles no lo reconocen y se asustan creen que es un fantasma. Jesús les tranquiliza: “Soy yo, no temáis”.

Después de la resurrección de Jesús en el libro del Apocalipsis, Juan narra cómo se aterró al ver la visión que tuvo en la isla Patmos de alguien que parecía un hijo de hombre, con rostro resplandeciente como el sol, con voz fuerte como el ruido de una cascada. Al verlo cayó como muerto pero él (Jesús) puso su mano derecha sobre el apóstol y le dijo: “No tengas miedo, soy yo el primero y el último y el que vive. Estuve muerto pero ahora vivo para siempre” (cfr. Ap 1).
Y Jesús continua hoy diciéndonos a cada uno de nosotros en los momentos difíciles: “No tengas miedo”. Él está ahí. Si estamos convencidos que el Resucitado está junto a nosotros la vida se nos hará más llevadera y seremos capaces de superar aquellas dificultades que nos parecían insuperables. No olvidemos que con Él lo podemos todo.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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