"Felicito de todo corazón a todas las mamás, abuelas y tatarabuelas" ¿Qué significa mamá? y ¿cómo era tu semblante?

Día de la madre
Día de la madre

"Yo en vez de eso siempre uso la expresión: Nai: “Miña nai. A nosa nai”. Y aun así, nadie sabe bien, cuanto cariño y nostalgia hay en todo mi ser"

"Porque nosotros, ya de muy niños, somos huérfanos. Antes de eso, naturalmente que dijimos: ¡MAMÁ! Pero esa vivencia no permaneció anclada en nuestro mundo afectivo positivo. Y no tuvimos vídeos para fijarlo en la memoria visual. Yo solo tengo una foto"

"Quiero, en el día de la Madre, unirme sobre todo a las de los países pobres y a las sin medicinas ni hospitales materno-infantiles"

A los niños y mayores todos los días en la calle los escucho gritar: ¡Mamá! 

Pero en mi experiencia personal, en el ámbito de las emociones, yo no recuerdo haber usado nunca esa palabra. 

De lo que sí tengo muy abundante experiencia es de no poder usarla para referirme a alguien en directo, a esa figura concreta de mujer, a la mamá. Por eso pregunto a mis 88 años que significa poder decir: ¡Mamá!  

Naturalmente que en el nivel cognitivo o intelectual conozco la palabra tal como viene en los diccionarios de muy diversas lenguas. 

Yo en vez de eso siempre uso la expresión: Nai: “Miña nai. A nosa nai”. Y aun así, nadie sabe bien, cuanto cariño y nostalgia hay en todo mi ser

Especial Papa Francisco y Cónclave

Día de la madre

Los significados en psicología evolutiva no son la misma cosa que el saber de memoria todas las palabras frías de los diccionarios de una lengua

Mamá: “(Voz infantil), s.f. Término afectuoso para dirigirse ´la madre. (RAE). Y en el “Diccionario panhispánico de dudas: “MAMÁ: “En España solo es normal su empleo para dirigirse a la madre en uso vocativo: (Mamá, me voy al cine).  O para referirse a ella en conversación entre miembros de la misma familia: (Me ha dicho mamá que recojas tu habitación). También en la conversación entre niños pequeños: (Mi mamá no me regaña nunca). Incluso cuando un adulto se dirige a un niño de pocos años: (Díselo a tu mamá)”. En la conversación entre adultos, fuera del núcleo familiar, se emplea el término, madre: «Mi madre atendía las gallinas» (Mtz Mediero Vacaciones [Esp. 1991]). En América, en cambio, se emplea corrientemente mamá para referirse a la madre entre interlocutores adultos: «Mi mamá compra todo en él supermercado que hay acá» (Puig Beso [Arg. 1976]). 

¿Por qué en mi caso es pertinente este interrogante? Porque a nosotros, a los cuatro, ¿nos sucede todo esto? Porque nosotros, ya de muy niños, somos huérfanos. Antes de eso, naturalmente que dijimos: ¡MAMÁ! Pero esa vivencia no permaneció anclada en nuestro mundo afectivo positivo. Y no tuvimos vídeos para fijarlo en la memoria visual. Yo solo tengo una foto.

Lo que sí tenemos muy claro, y fijado de por vida, es la falta de ella. Y en esto, “si suspendes en junio,  nunca más habrá convocatorias de septiembre”. Nosotros, por razones de orfandad, “hemos suspendido” el tres de julio de 1944. 

Una septicemia post partum, en una semana, cambió todo el proyecto familiar. “Esta infección puerperal, dicen los entendidos, es debida a las heridas o complicaciones ocasionadas durante el parto. En el pasado, la fiebre puerperal era una de las principales causas de muerte materna”. 

 Todos nacíamos en casa.  Y además eran los tiempos del hambre y de post-guerra. Y sin médicos. Y sin medicamentos. La penicilina llegó a España a finales de ese año y de “estraperlo”, para los pudientes. Nos dijeron, después, que seguramente esa hubiese sido la solución. —“¡Tarde piaches! —respondió Sancho”—. (Él Quijote. 2ª parte, cap. LIII).

Día de la madre

 “La muerte siempre tiene un precio”. Cómo corresponde a adultos bien constituidos tenemos que identificar y trabajar los defectos de la persona en todas las dimensiones para una integración sanadora de la personalidad. Los psicólogos lo llaman: “Sanar el niño interior que todos llevamos dentro”. Pero en esa parte nosotros tuvimos la gran suerte del padre que nos tocó, un excelente educador. Con cuanto amor nos hizo siempre presente a la madre, gestionando sabiamente una ausencia realista, amorosa y dialogante. También desde la oración confiada y la bendición constante llena de esperanza: “Sin que la muerte nos separe”, nos decía siempre.

Al ir creciendo fui sabiendo, mamá, que viviste muy consciente desde el primer instante el proceso de tu inmediata muerte.  

Esa fue otra cosa que, ya de adulto, siempre me dolió mucho. ¡Mamá! ¡Cuánta fue la preocupación y sufrimiento que tuviste por nosotros y por la situación que dejabas detrás! Tus tres niñas y los dos niños. (Y ya se te habían muerto dos).

Al ir creciendo y saber más cosas, ¡cuanto te he rezado!: (En los rezos sí que siempre te dije: ¡Mamá!). 

¡No sufras mamá! Estamos todos bien gracias a tu presencia de mujer, de madre. Tu presencia espiritual. ¡Siempre fuiste una bendición! ¡Nunca la muerte nos separó! Todo lo contrario. 

¿Recuerdas que, por aquel entonces, a los padres y madres, os decíamos de usted? Pero, al rezarte, enseguida empecé a decirte de tú

Orfandad

“!MAMÁ!”, COMO ERA TU SEMBLANTE? (II).

Espiritualmente has formado con nosotros una grandísima simbiosis cotidiana. Desde la ausencia física nos configuraste la vida seguramente mucho más que si hubiésemos convivido en una vida normal en este mundo del que tú te nos marchaste tan pronto, junto con Antonio, tu último niño, nuestro hermano, precisamente cuando todo era alegría y todo  iba tan bien.  

Desde los primeros días de la enfermedad la situación tomó bien pronto un muy mal cariz 

Hay otra cosa que reiteradamente me desaseó y me dio mucha tristeza: Si por un acaso de la vida nos cruzásemos en un camino, yo no recuerdo para nada tu cara, tu semblante, tu “aire”, la forma de andar, de moverte, el tono de voz, etc. 

Mamá, ¿tú nos reconocerías a nosotros? ¿Y a mí?  No quisiera saber que “hemos pasado de largo, casi rozándonos y, cómo unos extraños, sin reconocernos.

¿A qué viene todo esto hoy?  Pues porque pasé mucha falta de tu presencia física y amorosa. Precisamente por eso quiero rendir homenaje a todas las mamás y madres del mundo. A las que les fue bien y a las que sufrieron lo indecible para que  llegásemos a vivir cada uno y cada una de nosotros. 

Quiero, en el día de la Madre, unirme sobre todo a las de los países pobres y a las sin medicinas ni hospitales materno-infantiles

También a las mamás sometidas a esclavitud. A las de los países en guerra.  A las que están en las cárceles que tanto veo en Teixeiro en las visitas semanales desde hace 19 años. 

En todas esas circunstancias siempre está tu rostro. Ese que tanto busqué y nunca lo daba encontrado. Al principio, mientras vas creciendo, cada uno anda buscando por  caminos distintos. María de Nazaré siempre me llevó  a encontrarme contigo.

El día de la madre, comercialmente hablando, pertenece al mundo “guapo” y les resulta de mal gusto hablar de algo que no sean regalos.

Orfandad
Orfandad

 Ya llega con “tolerar” que recordemos, sentimentalmente, a las mamás que ya no están con nosotros. 

Pues a mí en este día de la madre no me “mola” que todo sea propaganda comercial, que, por veces, mismo resulta ofensiva y de mal gusto

Ninguna madre se desvincula de sus hijos, vivos o no. Y porque sabemos lo que es la orfandad de la madre, yo quiero “vincularme” hoy con los huérfanos y huérfanas del mundo! 

 “Huérfano -a (lat.. orphanu(m.) id. del gr orphanós,.)  adx y s. 1. Se dice del niño menor de edad que perdió sus padres o a uno de ellos. 2. fig. Carente de alguna cosa, en especial de amparo. Abandonado.  En esta segunda acepción nosotros no estuvimos incluidos. Siempre fuimos sumamente atendidos y queridos, conforme a la clase sencilla y humilde que nos corresponde.

Porque sé lo que es ser huérfano, quiero solidarizarme con Gaza y con todos los masacrados del mundo y los niños y niñas de las pateras, etc. 

Cuando muere uno de la pareja hay viudos y viudas. Al fallecer tú, papá fue viudo. Y tú, en el otro lado, también. Porque tú siegues siendo una otra parte del proyecto familiar. 

 Y pregunto: ¿Por qué en los idiomas, cuando a una madre o a un padre se os muere un hijo/a, no hay una palabra que haga referencia a vosotros para poder verbalizar vuestro dolor? 

Aún me queda otro grito de esperanza, con otro dolor infinito:  Nunca más otra mujer, niña o anciana, maltratada, violada, abusada o muerta. ¡Nunca más! Y esto tiene que llegar a ser una conciencia colectiva realmente operativa. 

Y esa son las que sabemos, porque pertenecen y son de los países y clases acomodadas. Porque a las pobres, empobrecidas y las de los grandes entornos de la miseria, esas, ya ni censadas están. O están mercantilizadas, como cosas y “material” de descarte, de usar y tirar. Son las de la “trata y mercantilizadas” como tanto denunció y gritó el Papa Francisco.

Violencia vicaria. “Es la a que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer. ES una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a quién se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por persona interpuesta”.

“El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, le asegura que esa mujer ya no se recuperará jamás. ES un daño extremo”. 

“ES importante tener en cuenta que solo se contabilizan los menores de edad. Y si el maltratador no pudo ser juzgado porque se quitó la vida, ya no se incluye en las estadísticas de violencia vicaria del Ministerio de Justicia, que se basan solo en sentencias condenatorias”. 

Mamá

No quiero amargar la existencia a nadie ni, por supuesto, dejar de felicitar a todas las mamás del mundo. ¿Qué seríamos sin vosotras?  Nos dais la vida a costa de vuestra vida. Naturalmente que felicito de todo corazón a todas las mamás, abuelas y tatarabuelas y así hacia atrás a todas las mujeres, desde el principio de la humanidad y del mundo, sean mamás o no. 

¡Ojalá “todo fuera bonito!” ¡Ojalá todos fuéramos responsables, agradecidos y solidarios para una cultura de amor y de emoción cuando decimos la palabra MAMÁ!

Queridas mamás, para todas sin excepción, con todo cariño.

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