Votar es decidir el Bien Común de un Pueblo Pueblo, Democracia y nuevos mesianismos populistas

Pueblo, Democracia y nuevos mesianismos populistas
Pueblo, Democracia y nuevos mesianismos populistas

El intento por hacer desaparecer la categoría Pueblo podría llevar a eliminar la palabra “democracia” —es decir: el “gobierno del pueblo”—. ... si no se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. (FT 157)

"Ser Pueblo" vence la soledad y enriquece la vida... es un proyecto común a largo plazo...abierto e integra diferencias en torno a un sueño colectivo...contrario de un proyecto tecnocrático que subsume el ser humano a mero consumidor y lo hace presa de un individualismo competitivo feroz.

Hay otros grupos sociales que, si bien pertenecen al pueblo por sus parámetros económicos y laborales, quieren separarse de él porque se sienten con una superioridad y racismo cultural...son el famoso "medio pelo" estudiado por A. Jauretche: “Éste se esfuerza por aparentar un estatus superior, haciendo el ridículo de no afirmar su personalidad sino a simular situaciones falsas que ocultan su realidad, adoptando pautas que corresponden a otro grupo”

La Doctrina Social de la Iglesia nunca dirá por quién votar, pero ilumina desde la fe... Nadie es la encarnación perfecta del Evangelio, ni los partidos políticos ni siquiera la Iglesia que está a su servicio. Cuando la institución eclesial ha puesto las manos en el fuego por alguno, ha salido muy mal parada porque “una cosa es prometer y otra realizar” … Imagino la pesadilla que ha de ser para Francisco aguantar que tantos fariseos se cuelen para hacerse una foto con él... y así generar confusión para sacar más votos.

la crítica al paradigma tecnocrático de estos populismos no basta. Hace falta cambiar el corazón ya que éste tiene una tendencia constante al egoísmo, a encerrarse en la inmanencia de su propio yo, de su grupo, de sus intereses mezquinos... bajo diferentes modalidades a lo largo de la historia

El Fantasma populista aparece cuando con la democracia no se come, no se educa, ni se cura...ni es para todos. Y últimamente está asustándonos bastante.

La democracia no es un reglamento rígido, es una forma de vida, de convivencia social que permanentemente debe ser realimentada para que en su nombre o letra chica no se subvierta su sentido. Por eso el Papa Francisco lo distingue de su versión pervertida, el populismo:

"…instalar el populismo como clave de lectura de la realidad social… ignora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar a eliminar la misma palabra “democracia” —es decir: el “gobierno del pueblo”—… Si la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. (vb FT 157)

Doctrina Social de la Iglesia, la moral social del Pueblo

Si bien el Pueblo es o debería ser esa noción de común, abarcadora, abierta, integradora, hay otros grupos sociales que rechazan tal pertenencia. De un lado están los que tienen los hilos del poder, cada vez más globales, que comenzaron a ser denunciados a partir de León XIII en "Rerum Novarum" (1891), Pío XI en Quadragesimo anno (1931) y todos los papas del siglo XX que condenan los excesos del capitalismo y el peligro de los mesianismos colectivistas que sobrevinieron como reacción.

 Como es obvio, la Doctrina Social de la Iglesia no la inventó Francisco, a quien con total ignorancia y malicia se acusa de comunista o peronista por enseñarla. El mensaje de Jesús no es para escaparse místicamente del mundo, ha ido penetrando en el modo de vivir y actuar, conformando una moral personal y social. Acompañando la historia humana, el pensamiento católico desde hace casi dos siglos que percibe, denuncia y propone frente a un sistema generado a partir de los desequilibrios socioeconómicos y ambientales producidas por las revoluciones industriales y la codicia humana.

En el mundo, el 1 % más rico ha acaparado 2/3 partes de la nueva riqueza, casi el doble que el 99 % restante de la humanidad. Durante la última década, el 1 % más rico ha capturado alrededor del 50 % de la nueva riqueza.  (nuevo informe de Oxfam Intermón, 2023).

El método para negar la centenaria Doctrina Social de la Iglesia por los dueños del periodismo neoliberal es ahora ensañarse con el Papa Francisco. Es el conocido método del argumento “ad hominem”: matar al mensajero, ridiculizarlo, etc. para tapar su voz profética:

“Las verdaderas estrategias que se desarrollaron posteriormente en el mundo se orientaron a más individualismo, a más desintegración, a más libertad para los verdaderos poderosos que siempre encuentran la manera de salir indemnes”. (Fratelli Tutti 170) Esta última frase constituye un patrón de conducta en la historia, que el Papa describe frente la crisis especulativa del 2008.

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Necesitamos ser Pueblo

 Cuando un vocablo es tan invocado, es porque tiene un potencial de sentido muy grande. El desafío es desentrañarlo sin caer en manipulaciones para justificar cualquier cosa. Por eso Francisco lo aclara muy bien en Fratelli Tutti.

Ser Pueblo vence la soledad y enriquece la vida. Francisco dice en su síntesis de FT 158 que el pueblo es un proyecto común a largo plazo. Es abierto e integra diferencias en torno a un sueño colectivo. Es lo contrario de un proyecto tecnocrático que reduce el ser humano a mero consumidor y lo hace presa de un individualismo competitivo feroz. Aquí no hay lugar para el pueblo ni para administrar la naturaleza de modo sustentable. La injusticia social y el daño ecológico son consecuencias lógicas del este proyecto individualista y egoísta.

 Francisco afirma que el Pueblo es categoría mítica, ni lógica ni mística ni angelical. Implica un fuerte sentido de pertenencia a una identidad común hecha de lazos sociales y culturales. (132) Al estar abierto a nuevas síntesis incorpora al diferente, se enriquece y evoluciona. (160) Sentirse parte de un pueblo nos involucra, es más que legalismo o teoría.

A la categoría de pueblo, le interesa el ser humano en relación, por eso valora los lazos comunitarios y culturales. Pero es negada por las visiones liberales individualistas, donde la sociedad es solo suma de intereses aislados. Es una libertad vacía y egoísta, sin una narrativa común. (vb 163)

La complicidad del “Medio Pelo”

Existen también hay otros grupos sociales que, si bien pertenecen al pueblo por sus parámetros económicos y laborales, quieren separarse de él porque se sienten con una superioridad y racismo cultural, que fuerzan a través de sus conversaciones, ropa, deportes elegidos, viajes, etc.

Thorstein Veblen (1857-1929), uno de los fundadores de la economía institucional norteamericana, en su teoría del consumo expuesta en la “Teoría de la clase ociosa”, muestra cómo hay personas en las clases inferiores que intentan imitar el consumo ostentoso de las clases superiores, para parecerse a ellas y así distinguirse con desprecio de “los de abajo”, los “comunes”, los “cutres” del pueblo.

el mejor producto del capitalismo

Son el famoso “medio pelo” estudiado por A. Jauretche “se esfuerzan por aparentar un estatus superior, haciendo el ridículo de no afirmar su personalidad sino a simular situaciones falsas que ocultan su realidad, adoptando pautas que corresponden a otro grupo” ("El medio pelo en la sociedad argentina" y "Manual de zonceras argentinas").

El postureo de parecer lo que no se es, solo para fingir una superioridad y diferenciación de una historia común y de la pertenencia a un pueblo que es reemplazado por una ficcional nación a imagen de otras naciones “más ilustradas”, honestas, generosas, justas, etc…

La clase dominante ha creado una serie de mitos que reflejan su visión sobre la opresión. Las personas oprimidas a menudo se sienten incapaces de defenderse contra su opresor y, en su lugar, atacan a su propia gente —de forma más segura. Otra cualidad de las personas oprimidas se llama la «conciencia de esclavitud» o la «actitud fatalista» que las lleva a reproducir frente a sus hermanos, la conducta de sus dominadores (P. Freire, Pedagogía del oprimido).

El desencanto actual de las democracias tiene mucho de este conflicto y la ficción de nuevos mesianismos populistas que nos llevarían al paraíso de “lo de antes”, sociedades “con escalafón” donde cada uno está donde “debe”, comenzando por “la gente de bien”.

Trump, Bolsonaro, y una larga lista de mesías llenan con estas promesas a las sociedades emocionales educadas en la “posverdad”, hartas de postergación y falsa representación de corruptos dirigentes. Pero no son “la salida”, como prometen, sino otra vuelta de tuerca al mismo “sistema que mata”. El chivo expiatorio son los “políticos”, casta culpable de todos los males, que ha de ser reemplazada por estos iluminados que no se sienten responsables de su participación en el fracaso de su sociedad… pero que al poco tiempo repetirán e incrementarán los mismos errores. Iluminados sin experiencia pública, sin otra cultura religiosa que la financiera, hábiles influencers del emocional “odio al culpable” para distraer la opinión pública.

El Big Brother y las Raíces del Populismo global

El populismo, esa forma de gobierno “corrupta” de la Politeia descripta por el realista Aristóteles, que él llamaba “demagogia”, está de moda. Sobreviene después de las grandes crisis como solución mágica. El Papa Francisco la relaciona con un libro que recomienda a los políticos: “Síndrome 1933” de Siegmund Ginzberg. La situación era análoga a la actual, un crack financiero fruto de la especulación financiera, mucha desigualdad y nueva tecnología armamentística a la venta. Ya sabemos lo que vino después: nacionalismos egoístas, mesianismos totalitarios, guerra mundial, odio y destrucción.

"El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas".(FT 155)

Tras la caída del muro de Berlín, envalentonados por la caída del comunismo ruso, el eje Reagan-Tatcher Fukuyama junto con el teólogo católico Michael Nowak, tejían un nuevo paradigma histórico, el tecnocrático. Tomaba forma el pensamiento de los teoconservadores. "Una corriente importante que, a partir de los años 90, llegará a ser hegemónica en el mundo católico estadounidense, hasta el punto de convertirse en los dos pilares de una nueva cosmovisión: plena conciliación entre catolicismo y capitalismo, y cultural wars en el terreno ético”. (M.Borguessi, El desafío Francisco: Del neoconservadurismo al «hospital de campaña»). Si bien a Juan Pablo II lo adoraban por su anticomunismo, también lo criticaron a muerte cuando éste criticó estas formas de capitalismo y eso de la "hipoteca social de la propiedad privada". (Doc. De Puebla, nº 492)

La Iglesia norteamericana siempre ha competido con un protestantismo evangélico nacionalista, racista, proselitista, homófobo. Ha luchado mucho para ser protagonista social. Para ello acentúa la dimensión moral del cristianismo en detrimento de la profética y asume su capitalismo para no desentonar y ser más aceptable en esa tradición americana. Esto es lo que está en juego en las críticas de Viganó y los cardenales anti-Francisco. Además, tienen dinero de sobra para hacerlo. La adhesión de este grupo a la locura populista de Trump, va en esta línea.

cuando doy comida a los pobres
cuando doy comida a los pobres

Es la esencia del populismo, apropiarse de la voluntad de un pueblo que no les pertenece.

Los populismos suelen ser conspiracionistas. Acusan a otros grupos y colectivos como culpables de toda la crisis. Los nacionalismos encajan muy bien en esta visión. Ellos consideran que encarnan los valores propios de su pueblo, pero cerrado a los demás. Por eso se pone tanto el acento en constructos socioculturales, como la etnia, la clase social o la lengua. Esta obsesión por clasificar, divide la sociedad en buenos y malos, los nuestros y los otros. Un maniqueísmo mesiánico.

El populismo esmerila las instituciones (FT 159), pues uno de sus objetivos principales es poner en duda el sistema para imponer otro distinto, ajustado a las ansias de poder para hacer una secta extendida incapaz de metabolizar lo distinto en una sociedad plural y a la vez unida.

Un pueblo que a esta altura de la historia se concibe a partir de la exclusión, no es un pueblo, es una tribu de pervertidos. Los nacionalismos de moda, reediciones de otros anteriores que llevaron a catástrofes mundiales, deberían revisar sus consignas. No resuelven ninguna crisis, las generan.

Pero tarde o temprano tendrán que dejar esta estrategia cultural y asumir la lógica del catolicismo que propone redimir a la humanidad y no solo a las corporaciones de un país a costa del mundo. "No compete al césar la salvación del mundo, tampoco le compete a América. La economía de la fe es diferente de la economía de las «civilizaciones». (vb. M.Borguesi, oc)

Votar es decidir el Bien Común de un Pueblo.

La Doctrina Social de la Iglesia nunca dirá por quién votar, pero ilumina desde la fe sobre los principios que un Pueblo, análogo al Pueblo querido por Dios, ha de tener en cuenta para que todos se realicen como personas. Nadie es la encarnación perfecta del Evangelio, ni los partidos políticos ni siquiera la Iglesia que está a su servicio. Cuando la institución eclesial ha puesto las manos en el fuego por alguno, ha salido muy mal parada porque “una cosa es prometer y otra realizar” decía un conocido prócer. Imagino la pesadilla que ha de ser para Francisco aguantar que tantos fariseos se cuelen para hacerse una foto con él... y así generar confusión para sacar más votos.

Los principios y valores de la moral social predicada por la Iglesia tienen que ver con la dignidad de cada persona, especialmente los que disponen de menos medios, la libertad, la justicia social, la lucha contra las desigualdades que dañan la convivencia, el desarrollo sustentable, etc. También nos dice que evaluemos la historia personal de los candidatos porque no se trata de buenos proyectos de papel y discursos sino también de tener historia, currículum y no solo promesas y encantos circunstanciales.

Por último, nos recuerda que no todo termina con el voto, sino que las actuales democracias han incorporado numerosas herramientas de participación social para que no se voten dictaduras por cuatro años, sino que haya posibilidad de expresión y modificaciones reclamadas por las disidencias sociales en su transcurso. El sistema democrático al cual aspiran las sociedades sigue siendo la elaboración permanente de contrapesos del poder, para que Estado, Sociedad y mercado armonicen sus intereses en cada momento.

Este deseo de democracia y participación es un signo de los tiempos que el Papa Francisco ha escuchado e intenta reproducir en la Iglesia, respetando su esencia, mediante la Sinodalidad. Esta es un modo de participación y freno de la arbitrariedad de “los hombres de negro” …a la que él llama clericalismo y autorreferencialidad.

Dice el Papa que la crítica al paradigma tecnocrático de estos populismos no basta Hace falta cambiar el corazón, ya que éste tiene una tendencia constante al egoísmo, a encerrarse en la inmanencia de su propio yo, de su grupo, de sus intereses mezquinos... bajo diferentes modalidades a lo largo de la historia (FT 166)

“La tarea educativa, el desarrollo de hábitos solidarios, la capacidad de pensar la vida humana más integralmente, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas, de tal modo que sea la misma sociedad la que reaccione ante sus inequidades, sus desviaciones, los abusos de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o mediáticos”. (FT 167)

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